Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



domingo, 11 de diciembre de 2022

2/12/2022 – La Balma de Florí

Resulta que en el éxito de aquella salida del 18 de noviembre, donde Pep y Carles descubrieron el castillo del Puig, también se escondió un fracaso. La primera parte de la salida se dedicó a vagabundear por una zona a la derecha de la carretera que va de La Pobla a Castellar de n’Hug, cerca del Clot del Moro, sin rumbo y sin resultados concretos, o así me pareció a mí cuando recibí el track.

Nada más lejos de la verdad. Pep estaba buscando una cueva. Desde entonces, ha preguntado a todos sus contactos en La Pobla y ahora tiene un waypoint que marca el lugar exacto donde está.

Hoy será un día muy frío, y además iremos a uno de los lugares más fríos de la comarca. Me he preparado a conciencia: Dos pares de calcetines, pantalón forrado, 2 camisetas (una térmica), un jersey térmico, un forro, un buff, guantes y gorro de lana.

Aparcamos al lado de la carretera, encima de la fábrica papelera. El termómetro marca 5 grados bajo cero. “Ven, te quiero mostrar algo”, me dice Pep. Cruzamos la carretera y empezamos a subir la cuesta. Casi enseguida, veo una estructura en muy buen estado que, evidentemente, es un horno de cal. “¿Qué te parece?”, me pregunta Pep. Muestro todo el entusiasmo que me permite la temperatura gélida.

El horno de cal

Seguimos subiendo. Aunque ahora está poblada de pinos y arbustos espinosos, toda esta zona había estado cultivada y se suceden muros de piedra seca y campos minúsculos. Me viene a la mente una imagen de las trincheras que subían desde la playa Anzac en Gallipoli. Casi enseguida, vemos un camino que, a pesar de su poca definición, parece tener cierto recorrido. Cuando me envió el track del 18 de noviembre, había preguntado expresamente a Pep si habían seguido caminos y me dijo que no. Le recuerdo a Pep su negativa ante mi pregunta. “No vimos nada de eso aquel día”, me contesta. “Tu presencia los hace aflorar”, me dice el lisonjeador Carles.

El laberinto de terrazas dentro del bosque

Aquella semana, Pep y Carles habían girado hacia el este demasiado pronto y nunca llegaron a donde estaba la balma. Hoy continuamos en ligero ascenso hacia el norte. Superamos un pequeño esperón rocoso y la tenemos allí delante nuestro. Es grande, bien orientada hacia el oeste. Hoy, los árboles la invisibilizan pero cuando todo esto eran bancales, habría sido visible plenamente desde el camí ral al otro lado del río.

Una foto espectacular de Carles de la Balma de Florí

Tras documentarla y enviar las fotos a Pol para hacerle rabiar, volvemos al coche para iniciar la segunda parte de la salida de hoy. Esta segunda parte es mucho más modesta y consiste en subir el último cerro que quedaba por mirar entre El Puig y el río Arija. Evidentemente, no hay nada, aparte de un posible camino a El Puig, que no seguimos. Luego, cruzamos la carretera y continuamos hacia el norte, “para ver si hay algo”, dice Pep con una inconcreción poco habitual en él.

Lo mejor de esta parte: las vistas del monasterio y el valle de Junyent al otro lado del valle, con los colores de otoño avanzado y la débil luz del sol. Con tanta ropa, no he pasado frío.

El Monasterio de Santa María de Lillet

El Valle de Junyent

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 5,8 km; 260 metros de desnivel acumulado.

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