Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



sábado, 28 de enero de 2012

20/1/2012 – La Iglesia Vieja de Sant Jaume de Frontanyà

Pep se da por satisfecho de momento respecto a la zona de Tubau y me da carta blanca para elegir la siguiente zona. Sin embargo, rechaza mi propuesta y habla de unos arranques de caminos que vio hace algún tiempo en la zona de la Font dels Pastors, en Sant Jaume de Frontanyà. Además, continúa, Carles desconoce esa zona y se podría aprovechar la ruta para enseñarle los restos de la iglesia medieval que se llama Esglèsia Vella (Iglesia Vieja).


Carles llega tarde al Mikado. Está con gripe y dudaba si venir o no. Sé lo mal que se siente con estas infecciones y, por eso, le advierto que ni se le ocurra tocarme a mí o a cualquier objeto mío para no pasarme sus virus.

Dejamos el coche debajo de la casa de Frontanyà, cerca del Santuario dels Oms, una casa grande utilizada de vez en cuando para colonias. Por aquí pasa el GR4, hay un PR circular cerca y la Xarxa Lenta intenta enlazarlo todo. El GR4 sale del pueblo de Sant Jaume de Frontanyà siguiendo el viejo camino hasta empalmar con la pista de Frontanyà y luego sigue la tortuosa trayectoria de la pista hasta llegar al Coll de la Creu Melosa, pasando por el Collet de la Pleta y la Font dels Coms. A partir de aquí, sigue la cresta hasta Puig Lluent. Sin embargo, según el mapa de 1951, el camino antiguo no pasa por la casa de Frontanyà sino que va directamente al Collet de la Pleta.

La casa de Frontanyà

Pero todo esto tendrá que esperar. Desde el Collet de les Saleres, al oeste de la casa de Frontanyà, yo ya conocía otro camino que sube directamente al Collet pero el primer tramo desde la pista es un camino de arrastrar troncos. Quería localizar el camino auténtico desde la casa de Frontanyà. Efectivamente, allí donde acaba el camino de troncos y empieza el camino auténtico, encontramos el desvío y lo seguimos hasta la casa. Desde allí, seguimos otro camino despejado que nos lleva al Collet por el lado este de la cresta.
Continuamos hasta el Coll de la Creu Melosa. Aquí han puesto un poste indicador nuevo que dice claramente el ‘camí ral’ (camino real) a Sant Romà de la Clusa, señalando hacia la cresta. La Xarxa Lenta es una iniciativa magnífica para abrir el territorio al senderismo pero ya hemos visto unos cuantos ‘camins rals” un poco sacados de la manga, incluyendo el camino de cabras a Gisclareny descrito en la salida del 21 de octubre del año pasado. En el caso que nos concierne aquí, Sant Romà de la Clusa es sólo una iglesia y tres casas y, por lo tanto, dudosamente tendría un camí ral propio. Por otro lado, tampoco tiene sentido llevar un camino importante hasta más de 1.600 metros de altura por una cresta expuesta para luego bajar a 1.350 metros.

Pep mira con escepticismo el poste en el Coll de la Creu Melosa que indica el 'camí ral' de Sant Romà de la Clusa

Sea como sea, desde aquí marcha el camino que va a la Iglesia Vieja y aquí surge otro punto de desacuerdo nuestro con la historia popular. Siguiendo un camino estrecho, se llega en 15 minutos a una zona extensa de campos abandonados y una pequeña estructura con la forma de una iglesia. Cerca, hay unas paredes que podrían ser restos de habitáculos medievales. La historia local sitúa aquí la iglesia original de Sant Jaume de Frontanyà, consagrada el año 905 por el obispo de Urgell, acompañado por un numeroso séquito de cleros, aristócratas, notables y simples ciudadanos. Lo cierto es que nos cuesta mucho imaginar a tanta gente, muchos de ellos probablemente poco dados al ejercicio, recorriendo los caminos precarios hasta llegar a esta diminuta y remota iglesia. Sin embargo, los documentos también hablan de una iglesia parroquial llamada Santa Magdalena de Melosa y nos inclinamos por pensar que ésta es la ‘Iglesia Vieja’. Creemos que la iglesia primitiva de Sant Jaume de Frontanyà se hizo más o menos en el mismo sitio que la actual, que, dicho sea de paso, es un ejemplar único de arquitectura románica y bien vale una visita.

 Lo que queda de la Esglèsia Vella y una posible barraca delante

Una pared sospechosa que sugiere un poblado medieval

Hecho este inciso, bajamos sin camino hasta la Font dels Pastors, ahora convertida en cisterna y canalizada hacia el pueblo. Sale un camino de llano hacia el oeste y otro que sube hacia el noreste. Seguimos primero el camino hacia el oeste, que nos deja encima de las casas de Llobateres, con derivaciones hacia la zona de Cosp que tendrán que esperar otra ocasión. Volvemos a la Font dels Pastors y seguimos el otro camino. Cerca está la Cova de Lloberes, una pequeña abertura con una cámara más grande detrás, pero esto sólo lo sé de segunda mano; no me siento cómodo en espacios estrechos bajo tierra. Pep es todo lo contrario: no le gustan espacios estrechos suspendidos en el aire. Pasada la cueva, hay otro cruce de caminos y seguimos el que va al Serrat de les Pintes. Aquí hay un pequeño laberinto de caminos, la mayoría probablemente de uso forestal. Marcamos colitas que algún día habrá que descifrar.

Carles mira hacia el Santuario dels Oms desde el camino que va de la Font dels Pastors a las casas de Llobateres

Almorzamos al sol cerca de la cresta del Serrat y luego volvemos al cruce para seguir el último camino, que nos lleva a los campos de la Esglèsia Vella.

El Catllaràs desconocido: la vista desde donde almorzamos con las imponentes rocas de Castell de l'Areny. Abajo se ve un pequeño claro donde está la casa de Cosp y detrás una pequeña mancha que es la iglesia románica de Sant Julià de Cosp

Vista con zoom de Sant Julià de Cosp

Volvemos al Collet de la Pleta y buscamos el camino antiguo. Tras algunas dudas, lo encontramos, que va bajando por donde corre un torrente cuando llueve. Su categoría es indudable. Sale en la pista de Frontanyá y tras una corta recta, vuelve a abandonar la pista en la cresta llamada Els Portets y, al cabo de poca distancia, empalma con el GR que viene desde Sant Jaume de Frontanyá.

A pesar de las incógnitas que hemos tenido que dejar, ha sido un día muy productivo. Además, Carles se declara muy mejorado con el ejercicio. Cerca del Santuario dels Oms, cinco ciervos cruzan la pista delante del coche.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 10,8 km; 630 metros de desnivel acumulado.

domingo, 22 de enero de 2012

13/1/2012 – El Faig General

Hoy somos Pep y yo. Hablando unos días antes, me dijo que los mapas antiguos mostraban una serie de casas en un triángulo entre La Riba, Llentes y Corrubí. Le gustaría aclarar todo esto y, si podía ser, llegar al Coll del Faig General, ya que todos sus intentos anteriores habían fracasado. Sin embargo, en el Mikado, admite que es un plan ambicioso. Además, su coche está temporalmente incapacitado y tenemos que usar mi viejo Nissan Patrol.

Tras 1 hora de viaje (más o menos lo que se tarda en hacer el trayecto de Berga a Barcelona), nos plantamos en la casa de La Riba por la pista hormigonada, la misma casa que la salida del 16 de diciembre. Emprendo la pista de tierra hacia el Molino de la Riba pero veo que tenemos que vadear la riera y además está helada. Hace muchos años, me apunté a un pequeño curso de conducción de 4x4 en el que hice cosas inverosímiles, pero era coche de otro. En el mío, soy un cobarde y doy la vuelta, aparcando fuera de la entrada de La Riba. Aguanto estoicamente los comentarios irónicos de Pep sobre mi perfil “cuatroporcuatrero”.

Tras cruzar el Rec de Llentes, entramos en la misma pista que bajamos desde Llentes en esa salida, pero la volvemos a dejar para seguir un camino que sube una cresta amplia hacia Llentes. En la cota 1.100 metros, topamos con los restos de una casa y delante, una barraca hecha con las piedras de la casa. Eso no estaba en el guión ya que no teníamos ninguna referencia de esta casa. Anotamos el hallazgo y seguimos subiendo, enlazando con el camino que Carles y yo seguimos desde Llentes. Está claro ahora que no es un camino transversal a Corrubí sino un camino vertical desde Llentes hacia la zona de La Riba, pasando por la casa sin nombre.

Antes de llegar a la casa de Llentes, giramos a la izquierda hacia Corrubí. Desde allí sale una pista que nos llevaría en unos 40 minutos al Faig General. Vamos bien de tiempo y magnánimamente doy mi visto bueno al desvío. Casi en la cresta, dejamos la pista para seguir un camino señalizado que nos deja en un collado donde pasan caminos importantes hacia el norte pero el Coll de Faig General, donde pasa el camí ramader, es el siguiente hacia el este.

Poste en el cruce de caminos cerca del Coll de Faig General

Desde el camí ramader, C.A. Torras decía que se podían ver unos corrales abandonados. Pep quiere pasar por la cara norte pero yo propongo pasar por la cara sur y volver por el norte y, tras cierta reticencia, él accede. Entramos en lo que parece ser un camino pero se muere al cabo de poco y salimos en una cresta algo desviados del Coll de Faig General. “No sé porqué te escucho”, se queja Pep. “Siempre me traes por caminos de vacas que no van a ninguna parte”. Le señalo unas ruinas a 10 metros a nuestra izquierda. Y, casi en la misma respiración, me dice: “Gracias, Steve, por traerme aquí. Si no hubiera sido por tu tozudez, no habríamos encontrado eso”. Certifica que es una casa del siglo XIX, no son corrales. Seguramente tuvo una duración bastante efímera. Cruzamos los miserables campos que trabajaba y llegamos al camí ramader. Torras la pudo ver porque en aquel tiempo no había árboles que estorbaran la vista, pero hoy la tapan los pinos.

 Paso estrecho en el camí ramader

Vista hacia el noroeste desde el Faig General, con el Moixeró al fondo

Pasamos el Coll y volvemos al primer collado por el camino de la cara norte. Allí almorzamos en unas rocas, con vistas despejadas alrededor nuestro y el Santuario de Montgrony a unos 6-7 kilómetros al norte en línea recta. Volvemos a bajar a la pista a Corrubí y continuamos. Los mapas antiguos que nos había pasado Carles marcaban una casa, que no encontramos en el emplazamiento marcado, y una estructura mucho más antigua, que llamamos provisionalmente Castrum Caroli (Castillo de Carlos en latín) en honor a su “descubridor”. Esa estructura sí la encontramos pero es una casa, nada de castillo. Mirando el Alpina antiguo en casa, resulta que se llama Cal Cullera.

El pequeño 'grau' antes de llegar a Corrubí, con peldaños cortados en la roca

Al llegar al cruce de pistas delante de Corrubí, giramos a la izquierda para bajar hacía Caselles. Allí los mapas marcan Cal Moles, que encontramos en unos campos, pero antes vemos las ruinas de otra casa bastante más pobre que, de momento, no tiene nombre. Continuamos bajando. Miramos la casa de Caselles. Parece que alguien tenía la intención de arreglarla pero o bien murió, se aburrió o se le acabó el dinero. De todos modos, lo primero que hizo fue rodearla con una valla alta de alambre pero la casa está en un triste estado de abandono.

 La casa de Caselles

Y su cocina destrozada

Finalmente, bajamos al Molino de la Riba y desde allí por la pista hasta el coche. Ha sido un día muy completo y hemos recopilado mucha información.

El estanque detrás de la presa del Molino de la Riba, cubierto de una gruesa capa de hielo

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 16,8 km; 610 metros de desnivel acumulado.

sábado, 14 de enero de 2012

5/1/2012 – Progresos en Palmerola

Ayer me llamó Pep, acababa de volver pero tenía que cumplir con obligaciones familiares relacionadas con Reyes. Volvemos a ser Carles y yo y decido volver a Palmerola, esta vez respetando el plan original.

Aparco el coche en la Collada de Cal Jaume. Viendo la escarcha en el camino, temo lo peor pero al salir del coche, no hace tanto frío. Nuestra primera tarea es abrir paso entre un grupo de vacas que están convencidas que hemos venido a traerles algo. Intento explicarles que en realidad hemos venido a buscar caminos pero desisto ante las miradas de incomprensión.

Nos plantamos en esa colita (ver Glosario) tan bonita en Cal Jaume, dejando otro camino que marcha a la derecha y también marcado en la Minuta de Palmerola para la vuelta. Nos ponemos en marcha y seguimos un camino magnífico que va subiendo hacia Puig Miró. Todo va bien hasta que llegamos a una bifurcación inesperada que obliga a tomar una decisión y luego hay una segunda bifurcación y una tercera. Hay un pequeño laberinto debajo de la Roca de la Guilla del cual no vimos nada en nuestro intento fracasado de encontrar estos caminos el 5 de noviembre del año pasado.

Vista del Castillo de Palmerola a primera hora de la mañana desde el camino de Cal Jaume, con Montseny al fondo

Llegamos a un collado donde hay una unión de pistas. La Minuta (ver Glosario) marcaba un camino hacia la Serra de Pomeroles y allí lo tenemos delante, más claro imposible. Tengo el convencimiento de que hoy vamos a hacer historia y no puedo reprimir el deseo de llamar a Pep para decírselo. “Lo que te estás perdiendo”, le digo. “Hoy lo vamos a aclarar todo”. Cierro el móvil con satisfacción. Pero el destino reserva para la soberbia algunos de sus castigos más crueles. Al cabo de poco rato, el camino entra en una zona de antiguos campos … y desaparece. Ahora sólo vemos caminos tenues, probablemente de ciervos. Progresamos lentamente hacia la cresta de la sierra, buscando cuidadosamente cualquier rastro de un camino serio, pero en vano.

Ya que íbamos a venir aquí, me había propuesto buscar una vez más la casa de Pomeroles, que había buscado infructuosamente tanto ese día del 5 de noviembre como en una salida anterior con Josep Mª antes de empezar el blog. Carles había grabado en su GPS la posición indicada para esa casa tanto en los mapas antiguos como en el Alpina, ya que cada mapa marcaba un lugar distinto. Yo había buscado por donde la había puesto el Alpina pero sin éxito. En un cruce de caminos, nos separamos. Salgo a un llano en la cresta, con un camino a la vista que debería bajar a donde está la casa y espero a Carles. Al cabo de unos 15 minutos llega. La ha encontrado.

La casa de Pomeroles

Almorzamos rápidamente. Luego bajamos el camino y allí está la casa, aunque desviada de las posiciones marcadas en los mapas. Marcamos su posición en el GPS y continuamos. Ahora hay que buscar un camino de vuelta. Acabamos entrando en el camino de Moreta que seguimos el año pasado, que nos llevaría al coche pero dando unos enormes rodeos. En la próxima cresta, al final de la Baga de Pomeroles, decido dejar el camino y seguimos un camino incierto de vacas hacia el oeste, paralelo a la cresta. Vamos pasando ‘graus’ (ver Glosario) precarios, siempre pensando que quedaríamos cortados por las rocas pero como suelo decir, “Mil vacas no se pueden equivocar”, y acabamos saliendo en los mismos campos donde desapareció el camino anterior pero unos 150 metros más abajo. Al final de los campos, volvemos a encontrar un camino marcado, que luego se convierte en una antigua pista, que nos deja en el Collet del Bosc del Castell, donde quería buscar el segundo camino de Cal Jaume.

Nubes de viento en el Collet del Bosc del Castell

Nos paramos un rato para disfrutar del paisaje, con vistas despejadas del Pirineo al norte. Tras algunas vacilaciones, encontramos el camino que queríamos, que baja en diagonal por los campos, con pequeños ramales de acceso a las distintas zonas de cultivo, y, casi en línea recta, nos acaba llevando a la casa de Cal Jaume y de allí al coche.

Cal Jaume. A la izquierda se ve el pozo de agua y a la derecha el horno de pan

Pensando luego en el coche, postulo la hipótesis de que el topógrafo de la Minuta se equivocó, que el camino que pasa al lado de la Roca de la Guilla era un camino de acceso a zonas de cultivo más alejadas, igual que el último camino que seguimos de vuelta, y en realidad no tenía continuidad. Aún queda trabajo aquí.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 9,1 km; 500 metros de desnivel acumulado.

viernes, 6 de enero de 2012

30/12/2011 – Sin rumbo en Palmerola

Hoy Pep no puede venir – compromisos de familia. Pero me advierte que me mantenga alejado de Tubau hasta que vuelva.

Tenía la idea de volver a Palmerola. El año pasado (12/11/2010), había dejado una colita muy apetitosa en Cal Jaume y pensé que podríamos seguir investigando por allí. Sin embargo, me parecía que los caminos nos llevarían demasiado hacia Sant Jaume de la Frontanyà y vi que el mapa de 1951 también marcaba muchos caminos entre la carretera de Borredà y el Castillo de Palmerola. Sobre el mapa, todo parecía coser y cantar, sobre todo para unos expertos en la materia como nosotros, así que cambié mi plan original.

Había pedido a Carles que bajara caminos a su GPS pero, hablando en el Mikado, veo que ha bajado caminos desde los Casons para arriba y de la parte donde yo pensaba ir, no tenía prácticamente nada. Sin embargo, convencido que no habría problemas, decido mantener mi intención original.

Dejamos el coche en la carretera, en el punto llamado el Pont de la Roca. Desde allí subía el camino a los Casons, un grupo de casas bajo el castillo y nuestro primer objetivo; además, también sale en el mapa del Alpina. Entramos en la pista que sube al lado del Torrent dels Casons y nuestro primer intento nos hace cruzar el torrente, donde entroncamos con un camino importante y en el que oímos pero no vemos unas vacas pastando en el bosque. Pero ya nos hemos equivocado, porque el camino marcado no cruza el torrente. “Además, las vacas hacen mucho ruido”, dice Carles, mirando nerviosamente a su alrededor.

Damos media vuelta y subimos la pista un poco más. Allí vemos el arranque del camino bueno y entramos. Seguimos un camino despejado y ancho torrente arriba. Al cabo de medio kilómetro, el camino bifurca y opto por seguir el ramal que cruza el torrente, ya que quería buscar el camino que subía a la Collada de Sobirats. Sin embargo, en vez de subir, vuelve a bajar el curso del torrente, en dirección a la casa de Maçaneta. Volvemos a pasar al lado de las vacas ruidosas y, aprovechando una cresta despejada, subimos a la pista a los Casons.

Vista del Castillo de Palmerola desde la pista que sube a la Collada de Sobirats. Detrás, el Prepirineo del Ripollès

Ahora toca buscar el camino de la Collada de Sobirats pero no se ve nada y además han cortado el bosque y es un caos de ramas. Me parece ver un camino y subo. Al cabo de pocos metros, se muere y acabamos subiendo al Serrat de l’Espolla sin camino. En el collado detrás de la cima del Serrat, vemos un camino que parece ser el auténtico y lo seguimos hacia abajo. Todo va bien hasta que empieza tener una pendiente más acusada. Yo no tenía ganas de volver a subir aquella cuesta y Carles no se ofrece voluntario, así que damos media vuelta y entramos en la pista a la Collada de Sobirats. Se ha cortado intensamente toda esta cuesta, aparentemente sacando los pinos y dejando las hayas. A pesar del caos, el bosque ha sido despejado lo suficiente para dejar al descubierto pequeñas zonas de cultivo en las hondonadas.

Pequeñas zonas de cultivo reveladas por la tala del bosque

Caminando hacia la Collada de Sobirats, empiezo a preguntarme cómo voy a explicar esto a Pep. Pero en la Collada, tendré una oportunidad para redimirme, ya que allí hay un cruce de caminos antiguos. Uno de los caminos bajaba a la casa de Sobirats y su trazado ahora parecía ocupado por una pista. Elijo otro camino que subía hacía el NO, pasando a la Baga de Roca Roja.
Tras algunas dificultades, lo encontramos pero entre la hierba que ha crecido, las artigas (ver Glosario) y los árboles que se han cortado, su trazado es de lo más tenue. Y para colmo, lo que hemos visto como camino acaba bajando al Coll Pèlitx cuando tenía que seguir subiendo. Pasamos a la Baga por las pistas pero no vemos ni rastro del camino.

Esto empieza a ser bochornoso. Ya me imagino los comentarios irónicos de Pep y repaso mis opciones. ¿Culparle de todo a Carles? No colaría porque los mapas los tengo yo. ¿Borrar “accidentalmente” el track e inventarme una salida impecable? Tampoco colaría. Tenía una última oportunidad: un camino que bajaba a los Casons desde Terrers Roigs. Llegamos allí por pistas nuevas de desembosque y desde el collado, me parece ver un camino que baja.

Almorzamos en la cresta, con la bajada a nuestra izquierda. Sin embargo, cuando emprendemos el descenso, el camino resulta ser un espejismo. La vegetación se cierra alrededor nuestro con malas intenciones pero finalmente conseguimos bajar siguiendo un antiguo y tapado camino de arrastrar troncos.

Cuando regreso a casa y bajo el track, veo que el camino de 1951 baja a la derecha de la cresta, no a la izquierda. Así, del mismo modo que el Capitán Nolan, en 1854, en la Guerra de Crimea, envió la Brigada Ligera inglesa por el valle equivocado en Balaclava, donde fue diezmada por la artillería rusa, yo hice bajar a Carles por el valle equivocado, donde fuimos despellejados por las zarzas.
Sea como sea, logramos escaparnos de las garras vegetales y salimos en la pista encima de los Casons. De estas casas, hay una ocupada por un grupo de jóvenes, que nos saludan amistosamente.

Algunas de las casas del grupo que conforman los Casons

Tras encadenar un fracaso tras otro, sólo nos queda localizar el arranque desde los Casons del camino que comenzamos a seguir esta mañana y así llegamos en línea recta al coche.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 10,7 km; 560 metros de desnivel acumulado.

martes, 3 de enero de 2012

23/12/2011 – Corrubí

Una vez más, después de las reticencias iniciales a mi propuesta, Pep ahora profesa entusiasmo por la zona de Tubau y quiere volver. Hablando por teléfono, me explica que los mapas antiguos muestran un camino hacia el norte desde el Coll de Sant Jaume que pasa por Cal Ribollet y la casa de Tubau. Le informo que de ese camino ya hicimos al menos una parte en la salida del 31/12/2010, descrita en este blog, y le propongo ir hacia el este por el Rec de Tubau hasta los dos molinos y luego mirar unas colitas (ver Glosario) que van hacia Corrubí.


Aparcamos el coche en el Coll de Sant Jaume y bajamos por el mismo camino hasta Cal Ribollet. El propietario de la Casa del Prat, que ahora se ofrece para el turismo rural, parece haber pintado un par de rutas para la gente que alquila su casa. Giramos hacia el este, siguiendo unas pintadas azules, por una pista que luego se convierte en camino para luego empalmar con la pista nuevamente, en el valle del Rec de Tubau debajo del Prat.

Continuamos hasta ver un camino que nos llevaría al primer molino, con el nombre sorprendente de Molí de Baix. La casa está elevada, donde está el sol, el obrador abajo en la riera, con la rueda de base todavía clavada en el suelo.

Obrador del Molí de Baix con la rueda en el suelo

Un creciente malestar en el estómago me hace pensar que estoy incubando un virus. Comprensiblemente preocupado por esta invasión de mi cuerpo, ya no tengo ganas de influir en las decisiones de Pep respecto a la ruta: izquierda, derecha, arriba o abajo, tanto me da. Pep expresa su satisfacción por mi espíritu colaborativo pero le advierto que se trata de una docilidad pasajera.

Cruzamos el Rec de Corrubí y subimos hacia Caselles por el camino, con mucha interferencia por pistas. Nos desviamos para bajar nuevamente al segundo molino, con el nombre igualmente sorprendente del Molí de Dalt o de Tubau. Anotamos la casa y la balsa y el canal que llevaba el agua desde la salida del Molí de Dalt directamente a la balsa del Molí de Baix 500 metros más abajo.

Detalle curioso del Molí de Dalt, con dos piedras de rueda viejas utilizadas para hacer la puerta

Buscamos el camino de la cresta, que nos lleva al Cortal de Tubau y luego seguimos una colita que acaba empalmando con el camino principal de Corrubí a Tubau. Subimos a Corrubí, visitamos la iglesia – básicamente del siglo XVIII con algunos arcos posiblemente medievales en su anterior y unos perfiles de algo muy antiguo detrás, posiblemente los cimientos de un poblado.

La iglesia de Sant Llorenç de Corrubí

Mientras repongo energías al sol cerca de la iglesia, mirando hacia la Riera del Merlès y Montseny, Pep y Carles visitan la casa de Corrubí.

Casa de Corrubí

Antiguos campos de Corrubí, ahora ocupados por avellanos

El sol empieza a bajar y, mirando alguna colita más, nos dirigimos hacia la casa de Tubau. Pasamos por la iglesia románica de Sant Esteve de Tubau y luego buscamos la forma de llegar al Rec de Tubau, bajando por los campos de Tubau. Una vez en la riera, deshacemos el camino de esta mañana para llegar al coche.

La gran casa de Tubau desde la iglesia románica de Sant Esteve

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 13,9 km; 505 metros de desnivel acumulado.