Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



sábado, 26 de febrero de 2011

18/2/2011 – Entre L’Estret y La Coma

Al haber encontrado tanta nieve en la aproximación a Sant Marc la semana pasada, teníamos dudas dónde ir esta semana. Al final, en la cafetería, propuse ir a la casa de l’Estret.

Hace unos 8-9 años, había ido solo unas cuantas veces a l’Estret y había visto una serie de caminos importantes, que había marcado. Más adelante, leí el libro de C.A. Torras sobre el Berguedà y vi que hablaba de los caminos que yo había seguido, concretamente, desde Brocà hacia l’Estret y hacia Gavarrós. Sin embargo, esto fue hace mucho tiempo y habían quedado dudas por aclarar.
Dejamos el coche en l’Estret. Había nevado el día anterior y el Coll de Pal y Puigllançada se veían blancos. Aún soplaba el viento del norte allí arriba y levantaba la nieve. Era el temido ‘torb’, el peligroso viento que hace bajar las temperaturas en picado y reduce la visibilidad a cero. Evidentemente, no era un buen día para hacer raquetas de nieve al Coll de Pal.



Las ruinas de la casa de l'Estret. Fue hostal cuando funcionaba la mina de petróleo y luego casa de veraneo. Más adelante, se hizo una cantera que, de paso, permitió abrir el estrecho al paso de vehículos.

Desde la casa de l’Estret, cruzamos la pista que va a La Coma e iniciamos el camino hacia Brocà. Enseguida vemos un cruce que no había visto antes. Es un trozo del antiguo camino – de nuevo, descrito extensamente por Torras – desde Espelt a Gavarrós. Lo seguimos hasta que empalma con la pista frente a las ruinas de Cal Mariano.
Volvemos al camino de Brocà y lo seguimos hasta la pista de Cal Subirana en la Serra del Pany. Allí teníamos colitas (ver Glosario) desde hacía unos cuantos años. Desechamos de momento una colita que marcha enseguida hacia abajo y continuamos por la pista hasta una colita que marcha hacia arriba a la derecha. Pep siempre dice que mis colitas son caminos de animales y, según él, éste no será ninguna excepción. A veces tiene razón. Sube para corroborar su hipótesis pero al cabo de un rato, nos llama para que le sigamos; el camino es bueno. El camino sube a la cresta y luego hace un largo flanqueo hasta empalmar con el camino señalizado a la Coma desde Mas del Castell.


Puigllançada con nieve desde la Serra del Pany, encima del Estret

Dedicamos el resto del día a desenredar una antigua red forestal en la cuesta debajo de Sant Marc, haciendo zigs y zags mientras seguimos un camino y luego otro. Cuando paramos para comer, saco mi última botella de cerveza inglesa, Poacher’s Choice, tan buena que no se debe beber con sed. Ahora sin cerveza hasta mi próximo viaje a Inglaterra, mi valor como miembro del equipo perderá muchos puntos.



Mirando hacia el Coll de Cerqueda. Es la vista opuesta a la foto en la salida del 18/12/2010

Empieza a ser tarde y Pep tiene clase de música. Bajamos a la casa de la Coma y tomamos el camino de la solana a l’Estret. En esta zona hay referencias de un poblado medieval, Vila-Seca. Lo cierto es que hay muchos campos con un aire de cierta antigüedad. Otro día lo miraremos con más detenimiento.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 11,2 km; 570 metros de desnivel acumulado.

domingo, 20 de febrero de 2011

11/2/2011 – Sant Marc

Pep y Carles salieron ayer. Cerraron algunas colitas que quedaban entre Mas del Castell y Cerconeda pero todavía no han podido encontrar un camino claro que conecte las dos casas. Habrá que suponer que cruzaba los campos y ahora está perdido.
Yo quedé con Josep Mª para hoy. Siempre preocupado por su desarrollo personal, he preparado una salida más turística. Además, tiene una entrevista de trabajo por la tarde, así que no podré desviarme de la ruta fijada.


Paller de Baix. La iglesia forma la parte derecha del edificio.


Empezamos en el Santuario de Paller de Baix, cerca de Bagà. La iglesia del siglo XVIII está pegada al hostal, que ofrece comida y alojamiento los fines de semana. En el verano, es un lugar muy fresco y concurrido pero hoy es gélido. Todavía quedan restos de nieve. Emprendemos la subida por el GR al Paller de Dalt. Como el camino se mete en un desfiladero, temía encontrar nieve y hielo y en el desvío, sigo los rombos amarillos marcados por la UEC hace más de 20 años. No sé si es un camino de verdad pero sube una cresta hasta llegar a la pista que va al Paller de Dalt … donde hay dos palmos de nieve donde no toca el sol.
Llegamos al Paller de Dalt: comunidad de monjes en la Edad Media, luego santuario hasta el siglo XVIII, cuando se trasladó abajo, luego casa de payés hasta los años 40 y hoy ruinas. Entrando en la casa, aún se ve claramente el dibujo de la iglesia y lo que hicieron los moradores para convertirla en una casa. Detrás de la casa, hay un inmenso prado y arriba, la carretera que va al Coll de Pal. Bordeamos el prado hasta el camino que sube a la Collada Gran. Ha sido limpiado recientemente pero entre la nieve y la conversación, consigo perderlo y acabamos subiendo sin camino.


 Una de las alas del transepto de la antiga iglesia de Paller de Dalt.

En la otra ala, se puso la cocina. Los agujeros indicarían donde se pusieron las vigas para crear un suelo, hoy desaparecido.


Tomamos la pista que pasa por la Bassa de Tarnes (todavía con nieve) y subimos a la ermita de Sant Marc. Yo recuerdo una pequeña iglesia oscura y sucia, utilizada como refugio por las vacas, pero ahora está sin techo y el suelo está impecable.

La Bassa de Tarnes. Detrás, Puigllançada. 

Un paisaje de postal desde la Bassa de Tarnes. A la derecha, se ven las Penyes Altes y al fondo, Tancalaporta.

Interior de la ermita de Sant Marc

Desde Guardiola, se ha marcado un PR que sube hasta aquí. De hecho, era aquí que quería llegar el joven con un armario en las espaldas que conocimos unas semanas atrás. Siempre había la duda de si se había marcado el camino auténtico o lo habían inventado. Iniciamos el descenso con unas eses muy pronunciadas. De momento nada que objetar. A unos 50 metros debajo de Sant Marc, marcha un camino hacia la izquierda en que, hasta ahora, no me había fijado. Tiene una categoría excelente. ¿Podría ser el camino de Pla de l’Arca? Si hubiera tenido tiempo, lo habría seguido pero hoy el guión es inamovible y tendrá que esperar otro día.

El camino entra en una artiga (ver Glosario) y se pierde. Las marcas la cruzan perpendicularmente e inician un descenso brusco. Llegamos al Pla Llosar y decido que, a grandes rasgos, las marcas siguen el camino antiguo. Bajamos la pista a Cerconeda y luego otra pista que se convierte en un camino muy atractivo antes de llegar al Cap de Joncar. Desde aquí tomamos un camino medio perdido que nos lleva de vuelta al Paller de Baix, entroncando antes con un camino muy marcado que baja desde el NE. Este camino lo había hecho por primera vez en una caminada popular hace unos 13 años y estaba limpio. Evidentemente, desde entonces no ha venido nadie por aquí.
Repasando la ruta en días posteriores con Pep, especulamos que ese último camino tan marcado podría ser el camino original a Paller de Dalt, ocupado en parte por la pista, y el GR un atajo para hacer a pie, ya que durante el invierno queda impracticable.


Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 11,4 km; 740 metros de desnivel acumulado.

Postdata 16-2-2011: Josep Mª dejará de salir los viernes con nosotros. Ha encontrado un empleo y vuelve a ser un miembro útil de la sociedad. Ha hecho una travesía larga y dura por el desempleo y lo ha hecho con gran entereza. Ahora, en la onceava hora como decimos los ingleses, su vida ha dado un giro. Espero poder coincidir con él algún domingo.

miércoles, 9 de febrero de 2011

4/2/2011 – Brocà (2)

Inclemencias meteorológicas nos han impedido salir hasta hoy. Carles aún no ha llegado y mientras Pere del Mikado nos trae el café, Pep y yo nos ponemos al día de nuestros achaques. “¿Qué tal la pierna?”, le pregunto. “Bueno, me molesta a ratos. ¿Y tu hombro?”. “Hago estiramientos”, contesto. “Mi mujer me dice que es un problema emocional. Ya sabes, los ingleses … ¿Y el tuyo?”. “Hago los ejercicios que me ha explicado el fisioterapeuta y va mejorando. ¿Y tu talón?”. “He cambiado de calzado. Parece que mejora”. Con eso llega Carles y cambiamos de tema.

Dejamos el coche cerca de Vilalta. Aún quedan restos de nieve de la nevada de la semana pasada pero, con anticiclón, la temperatura es muy suave.

Las casas de Vilalta y Cal Cosí

y las ruinas de Cal Subirana, medio kilómetro más hacia el este.

El objetivo es ir cerrando las colitas (ver Glosario) que quedaron de la última salida. Localizamos dos posibles casas medievales y un canal de piedra encima de Vilalta, luego pasamos encima de Subirana y con caminos y sin caminos llegamos al Tossal Rodó, un llano con bonitas vistas, pasando por un curioso ‘grau’. Carles ha quedado un poco más abajo y llama a Pep; ha encontrado algo interesante. No le queda más remedio a Pep que bajar otra vez. “Toma el sol”, me ordena. Cumplo la orden a rajatabla.

 Tancalaporta con el Mas del Castell en primer plano, desde el Tossal Rodó.

Pedraforca, también desde el Tossal Rodó

Al cabo de 15 minutos, vuelven – sólo eran piedras. Llegamos al Pla Llosar y mientras Pep inspecciona las barracas, Carles y yo nos dedicamos a observar el vuelo de un grupo de buitres, entre ellos una pareja de alimoches.


El vuelo majestuoso del buitre. Pero nosotros aún estábamos demasiado vivos y se acabaron marchando.

Bajamos al Mas del Castell y comemos en el mismo sitio que la otra vez. Continuamos hacia el oeste, entrando en los campos antiguos del otro día. En el límite de los campos, Carles encuentra una pila de piedras que podría ser algo más pero sin excavar, imposible saber. Comprobamos colitas hacia Cerconeda pero todas acaban muriéndose en campos. La conexión de Mas del Castell con Cerconeda se está convirtiendo en un auténtico misterio.

Llegamos a Cerconeda sin camino y propongo buscar el camino a la iglesia de Brocà. Seguimos uno, que se muere en la cuesta y más abajo, Pep ve otro camino de más categoría. Bajamos. Este camino sí que parece auténtico. Lo sigo hacia atrás, hacia Cerconeda. Doy la vuelta justo cuando emprende la subida, luego lo seguimos de bajada hacia Brocà. Su categoría está fuera de toda duda. Bajamos por una cuesta pelada encarada al sur. “Esto tiene que ser un horno en verano”, dice Carles. Ahora sabemos donde traer a Josep María en julio. El camino entra en una pista y la pista nos lleva sin esfuerzo a Vilalta y el coche.

Bajando la cuesta desde Cerconeda. Abajo se ve la iglesia de Brocà y detrás, las montañas del Catllaràs.

Hoy ha sido una salida suave. No vamos a pulverizar ningún record.


Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 10,7 km; 435 metros de desnivel acumulado.