Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



lunes, 24 de agosto de 2020

14/8/2020 – Solandeu

Hoy, Pep me ha pedido que traiga los mapas correspondientes a la zona de Marcians y Les Vinyes, a medio camino entre Borredà y Sant Jaume de Frontanyà. Pep y yo habíamos ido a las casas de Marcians y Casadejús poco después de ampliar nuestro stock de mapas gracias al Parque de Cadí-Moixeró. Y yo también había hecho exploraciones solo en las inmediaciones de la casa de Les Vinyes, un poco más al norte, atraído por la visión parecida a un pequeño castillo en ruinas que se ve desde la carretera. En aquel tiempo, yo aún estaba en la fase dos de detección de caminos. Esta es precisamente la fase en la que uno pasa de no ver ningún camino a ver miles por todas partes y en todas las direcciones; cualquier pliegue en el terreno o paso de vacas se convierte en un posible camino. Como resultado, nuestro mapa de esta casa muestra una telaraña de caminos que cubren el papel con trazos rojos. Algún día, habrá que separar el grano de la paja.

Por su parte, Pep había leído referencias sobre una casa llamada Solandeu. Esta casa era desconocida para nosotros y Pep quería encontrarla. También quería ir a Les Vinyes porque nunca había estado allí.

Hoy, la temperatura ha bajado sensiblemente. La presencia de nubes bajas de momento impide que salga el sol. Subimos por la pista que recorre el fondo del Rec de la Taiola. Observamos con desánimo que se han abierto un par de pistas nuevas que suben a la derecha, sospechando la destrucción de alguno de los caminos que tengo marcado en el mapa.  Pero no nos entretenemos a llorar la pérdida de caminos sino que tomamos un sendero que marcha a la izquierda y sube hacia la casa que tenemos referenciada como Comadrells. El nombre de esta casa nos había sido dado por una fuente oral pero, hasta ahora, Pep no ha encontrado ninguna mención documental de ese nombre. Sigue siendo un misterio.

Las barracas de Comadrells

Y lo que queda de la casa

Habíamos encontrado la casa hace muchos años, bastantes antes de empezar este blog, y ahora Pep quería sacarle fotos. Volvemos a encontrarla sin grandes dificultades y, al lado, dos barracas adosadas construidas en una fecha posterior, aprovechando las piedras de la antigua casa. Hoy, son ruinas perdidas en el bosque, rodeadas de campos abandonados hace muchas décadas. Una vez documentada la casa, intentamos buscar la forma de continuar hacia el norte. Vamos encontrando caminos pero en una bifurcación que posiblemente podría ser la conexión con Solandeu, tomamos la dirección equivocada y acabamos flanqueando sin camino hasta encontrar un camino que discurre paralelo a la pista en el fondo del valle.

Vista hacia Borredà desde la casa de Comadrells

En el mapa del Alpina, Solandeu sale como un topónimo que se extiende sobre toda la cuesta al norte de la cabecera del valle. Nos dividimos para buscar la casa. Al final, la encuentra Carles, orientada perfectamente hacia el sur y rodeada de extensos campos. Tanto nos gusta el ambiente aquí que decidimos comer al lado de la casa. Con tanto árbol, no hay muchas vistas pero el ambiente es muy acogedor. Los últimos habitantes de la casa debían haber sido buena gente.

La casa de Solandeu

El próximo paso es ir a Les Vinyes. Intentamos buscar caminos pero se confunden con los campos y acabamos subiendo a la cresta de Les Roqueteres. Desde aquí, tenía otros caminos que bajaban hacia Les Vinyes, pero, cosa extraña en él, Pep se desorienta y marcha hacia el noreste en vez de hacia el sur. Consultamos los mapas y le señalo el camino que va hacia Les Vinyes pero, en vez de ir hacia el sureste, Pep ahora va hacia el suroeste, “siguiendo su corazón”, dice, y acabamos dando un largo rodeo antes de tener la casa a la vista.

La casa está cubierta de zarzas que no permiten acercarse. Todos los campos tienen la hierba larga, amarillenta, aquí no vienen vacas a pasturar. Yo tenía otros recuerdos de hierba verde, pasturada por el ganado, con caminos que se podían ver claramente. Ahora todo parece desconcertantemente uniforme, donde hace tiempo desapareció todo rastro de presencia humana.


La casa de Les Vinyes

Es hora de volver al coche y ponemos rumbo al sur. Encontramos el camino que pasaba por la fuente pero poco después lo perdemos. Pep ha decidido subir un poco más por la cuesta para tener más altura y lo hemos perdido de vista. No sé cómo, pero Carles se ha hecho con el control de los mapas y camina con paso firme y rápido, la mirada fija en el punto donde estaría el coche. Los mapas los tiene agarrados bajo el brazo, sin ninguna intención de soltarlos.

Pep ha vuelto a reunirse con nosotros y seguimos caminando hacia el sur. Cruzamos pequeñas ondulaciones en el relieve, seguidas de pequeñas crestas, siempre con la carretera a la vista pero siempre igual de lejos. Finalmente, llegamos a un afloramiento de roca con un pequeño precipicio al otro lado que nos obliga a desviarnos y ganar altura. Cuando finalmente podemos atravesar al otro lado, vemos con alivio que estamos en el valle del Rec de la Taiola, con las ramas tiradas en el suelo que evidencian la tala que ha motivado la abertura de las pistas nuevas.

Por fin, consigo arrebatar los mapas a Carles y veo que hemos pasado entre dos caminos paralelos, uno más bajo y otro más arriba, que iban enlazando pequeños collados hasta la carretera. Bajamos la cuesta hacia la pista pero antes de llegar al fondo del valle, vemos un camino muy marcado que marcha directamente hacia la carretera. Al principio, creo que es un camino inédito pero luego veo que lo tengo marcado. No tengo ningún recuerdo de haberlo hecho.

El último camino que por fin nos iba a llevar al coche

Ya en el coche, Pep pone la radio. Después del boletín de noticias, empieza la transmisión de una versión radiofónica de una serie de crónica negra popular que pasó por la televisión catalana. El presentador va desgranando sin prisas los detalles de un asesinato particularmente cruel que se produjo hace unos 10 años y cómo la policía fue reuniendo pruebas para cercar al asesino. Cierro la ventana para escucharlo mejor y, 15 segundos después, Pep y Carles también cierran sus ventanas y Pep pone el aire acondicionado. Hasta Pep, con lo serio que es y la poca paciencia que tiene para el cotilleo, ha caído en la trampa y quiere saber quién mató a la pobre mujer.

Cuando entramos en el Túnel de Berga, la transmisión se corta momentáneamente. Al salir al otro lado y con las primeras casas de Berga a la vista, oímos al locutor decir: “Repasemos todas las pruebas recogidas hasta ahora”. Fue entonces cuando nos dimos cuenta de que nunca sabríamos quién fue el verdadero asesino.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 6,9 km; 400 metros de desnivel acumulado.

lunes, 17 de agosto de 2020

31/7/2020 – Regreso a Canemars

La semana siguiente, Carles estuvo de vacaciones. Pep y yo habíamos quedado para salir, pero durante la noche hubo una tormenta fuerte y amenazaba más tormentas durante el día. Temiendo un rayo sobre la cabeza, llamé a Pep para anular la salida. Hizo un día espléndido.

Y la semana después, la previsión era de mucho calor pero, visto lo que pasó la semana anterior, no me sentía con autoridad para imponer nada. “Habremos acabado a la hora de comer”, me promete Pep la noche anterior.

Aparcamos en la carretera debajo del Santuario de la Mare de Deu dels Oms. Pep quería ver si aún se podía seguir el camino desde el Santuario hacia el grupo de casas alrededor de Cal Toni y luego buscar las dos casas que no encontramos en nuestra primera salida después del confinamiento.

Subimos al Santuario por la pista asfaltada que sale de la carretera. Está todo desierto y ya empieza a hacer calor. Obviamente, la puerta de la iglesia está cerrada con llave; imposible ver el interior. La casa contigua había sido una casa de colonias pero ya hace unos cuantos años que no viene ningún niño. Un campo de fútbol abandonado con la hierba seca y dos porterías de hierro dan fe de su antiguo uso. Un arco de puerta del siglo XVI es el rastro más evidente de su antigüedad.

Vista clásica del Santuario dels Oms

Cruzamos la carretera y entramos en los campos de Terradelles. No hay ningún rastro claro de camino y finalmente, nos encontramos en el pequeño collado donde llega el camino que viene de Sant Jaume de Frontanyà y poco después, estamos en la pista de Cal Toni. El calor empieza a apretar. Debe hacer ya 30 grados o más. “¿No tienes calor?”, pregunto a Pep. “¿Yo? ¿Calor?”, me contesta. “Cuando trabajaba en la mina, 30 grados era un lujo inalcanzable. Lo más normal era trabajar con casi 40 grados”.

“Entendido”, pienso. “No hace calor”. Llegamos al punto donde hay que buscar las casas y salimos de la pista. Carles, con su olfato infalible para detectar piedras viejas, encuentra la primera casa, Cal Ferrerons, situada en un pequeño llano encima de los campos. Y 100 metros más hacia el este, Pep encuentra la segunda, Cal Menut.

Cal Menut, la segunda de las dos casas que nos faltaba para encontrar

Documentadas las casas, cruzamos la pista, pasamos por Cal Peguera y subimos a la cresta del cerro largo detrás de Cal Toni. Un camino que habíamos encontrado en la primera salida se descarta como de animales y comemos bajo la sombra de los árboles. Aquí hay una brisa y el calor es soportable. Volviendo hacia Terradelles por la cresta, vemos un camino en un collado y decidimos seguirlo hacia el norte. Nos lleva al fondo de un valle entre Cal Berlinga y Casablanca. Giramos hacia la izquierda y no tardamos en ver las rocas peladas frente a Cal Berlinga.

Subo por la cuesta, detrás de Pep y Carles. Intento sujetarme con las manos y los pies a esta roca quebradiza, blanda, que se deshace en los momentos más inoportunos. En algún paso delicado, mis botas pierden tracción y veo posibilidades reales de acabar abajo otra vez. Pero con un último esfuerzo, llego arriba donde me esperan Pep y Carles, conversando tranquilamente. La subida aún no ha acabado, pero esta vez es por roca dura y consolidada. Enlazamos con el camino de Sant Jaume, pasamos por el collado con el cruce de caminos y nos encaminamos hacia el Santuario. El camino, si lo hubiera, parece que ha sido convertido en campos. Solo al llegar a la carretera, viendo el trazado de una pista tenue y antigua que se adentra en los campos, Pep lo plantea como posible trazado del antiguo camino.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 6 km; 200 metros de desnivel acumulado.