El hombre del tiempo nos amenazó con lluvias intensas el viernes y decidimos pasar la salida nuevamente al jueves. Yo tenía un compromiso que me tenía ocupado hasta las 9.30 y Pep no encontró a nadie que pudiera salir antes. Por lo tanto, o venía conmigo o se iba solo. Pero en el fondo, Pep es una persona sociable y además yo tengo el GPS que nunca pierde la señal.
Dejamos el coche en el Coll de Pallers, justo al otro lado del pequeño pueblo de Estana, y emprendemos el camino para subir al Prat de Cadí. Es uno de los itinerarios clásicos de esta parte de Cerdanya y paso obligado para todos los que quieren subir al Cadí por el Canal de Cristall. Es un camino ancho, atractivo, asequible y muy recomendable.
Camino del Prat de Cadí
El mismo camino ya más cerca del Prat de Cadí
El destino del camino no se ve hasta que de repente sales al prado ya que el relieve del terreno lo esconde. Hacía años que no iba allí. Las vacas habían cortado la hierba hasta dejar el prado como un campo de golf, si no fuera por la muralla detrás.
El Prat de Cadí
Damos una vuelta en busca de estructuras y luego tomamos la pista que marca el inicio del Camí de Collets. La pista, medio naturalizada, va llaneando, entrando en los barrancos y saliendo a las crestas con las curvas de nivel. Sin embargo, al cabo de poco rato, un montículo de piedras marca el inicio del camino, que emprende una fuerte subida. A partir de aquí, tiene el perfil que ya conocemos del otro lado del Prat d’Aguiló de subidas a pequeños collados y bajadas para cruzar barrancos, con cabañas y pletas en pequeños prados. Sin embargo, aquí también abundan las plazas carboneras, indicando una explotación intensa del bosque en el pasado.
El Cadí desde el Camí dels Collets
Hoy caminamos por un paisaje desierto pero con tanta evidencia de actividad humana, hace un siglo esto tenía que haber estado muy distinto. En cada collado, habría al menos una persona, cuidando el ganado o cortando el bosque. Llegamos al Prat de l’Estenedor. El Prat d’Aguiló parece cerca pero el cielo amenazador y la hora desaconsejan continuar. Paramos para comer. Delante, el camino al Pas de la Roca Plana, una de las rutas para cruzar el Cadí. El mapa del Alpina marca un camino que baja al Coll de l’Estenedor con la posibilidad de ir a Bastanist o volver a Estana.
Pep estudia sus opciones cerca del Prat de l'Estenedor
Un poco pasado el Prat de l’Estenedor, vemos unos montículos de piedras que marcan el descenso, que desemboca en un camino bien trazado que continúa el descenso hacia el Coll de l’Estenedor. Salimos a una pista erosionada que lleva al collado y continúa con fuerte descenso. No se allana hasta pasado el Serrat de la Descarrega. Lo escarpado del terreno descarta otros caminos y seguimos la pista, por un paisaje homogeneizado por la explotación forestal. Empezamos a aburrirnos cuando, pasada una fuente, vemos un camino que sale a la izquierda. Lo tomamos y se nos abre un mundo de magia. Primero está bastante tapado hasta un pequeño collado. A partir de allí, ha sido limpiado y va llaneando por el bosque hacia Estana, cruzando barrancos, pasando pequeños collados y graus o pasos en la roca. El juego de colores entre los árboles, el musgo y las piedras con el ruido de los pequeños torrentes es de lo más refrescante. Uno se da cuenta de lo mucho que se ha perdido en personalidad paisajística – sobre todo en micropaisajes – en nombre de un progreso homogeneizador.
El camino hacia Estana
Salimos en una pista en los campos muy cerca del Coll de Pallers. Damos gracias a nuestra buena fortuna por haber encontrado este camino. Es muy difícil que lo hubiéramos visto desde el Coll de Pallers.
El viernes hizo sol y no llovió hasta las 4.30 de la tarde.
Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 16,6 km; 760 metros de desnivel acumulado.