Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



viernes, 24 de septiembre de 2010

16/9/2010 – Valle de Ridolaina (5)

Esta será nuestra última visita a este valle antes de pasar a Bastanist. Últimamente, nuestro punto de reunión es el hotel de Carles a las 7 de la mañana y, aunque a esta hora aún no ha salido el sol, Pep todavía no quiere pasar a una hora más civilizada. Hoy llego en un estado catatónico, esperando ansiosamente mi dosis de cafeína y azúcar. Carles me muestra unos libros que miro sin ver. Pep, lleno de vitalidad, quiere hacerme partícipe en la planificación de la ruta pero contesto en monosílabas. Subimos al coche y como será un viaje largo en carretera y pista forestal, empiezan las bromas para hacer más llevadero el viaje. A medida que las preciadas moléculas de cafeína llegan a los famélicos receptores en mi cerebro, una sonrisa casi imperceptible se esboza en mis labios, luego alguna risita, un comentario y cuando Pep cuenta cómo una abeja le picó la nariz el día anterior, ya estoy de vuelta en el mundo de los vivos. Esta milagrosa transformación obrada por una humilde taza de café no tarda en estar en boca de todos.
Subimos la pista hacia el Prat d’Aguiló. Pep quería localizar los tramos del camino antiguo que no han quedado absorbidos por la pista y vamos parando en distintos puntos. Dejamos el coche en el Coll de l’Home Mort y seguimos las marcas blancas y amarillas del PR hacia abajo.



Una barraca en buen estado en la zona del Pradell, debajo del Coll de l'Home Mort

Dejamos a la derecha una pista que va a la zona llamada Jaça de Dalt en el mapa y continuamos bajando. Acaba la pista; un corral y una barraca, y debajo empieza un camino que sigue bajando la cresta hasta llegar cerca del Torrente de les Eres. Allí cruzamos un canal que debe ser el que encontramos en Les Eres el primer día y lo seguimos hasta la captación en el torrente.
En ese punto, nos dividimos. Pep quiere ver la casa con corrales que todavía no tenía nombre y se lleva un voluntario, Carles. Yo no quiero seguir bajando para ver lo que ya he visto y vuelvo a subir por donde hemos venido con Josep Maria para buscar la Jaça de Dalt. El trato es que nos encontraremos en ese prado.
Llegamos a la pista que dejamos a la derecha en el descenso y la seguimos hasta un pequeño prado. Tras anotar el inevitable corral y barraca, vemos abajo un prado más extenso que parece más atractivo y bajamos. Entramos en un llano cruzado por varios pequeños riachuelos (un estanque glaciar que se llenó de sedimento, nos dirá más tarde Pep), una plantación de cardos ya marchitados y una cantidad impresionante de aves de todo tipo. Exploramos el prado a fondo pero no vemos ningún camino que baje. Me alegro de no haber ido con Pep porque ahora sé que subirán la cuesta a la brava.



Prat de la Roca, con el Pirineo detrás
Nos cansamos de esperarles y subimos por un valle arduo e ingrato hasta llegar al Prat d’Aguilò. Comemos encima del refugio.



El Prat d'Aguiló, ya con los colores de final de verano
Al final, llegan Pep y Carles. Habían encontrado un par de vaqueros y tienen información fresca. Entre otras cosas, la casa que en nuestros mapas se llama Cal Paraire es Cal Calamites y la Cal Paraire de verdad es la otra casa más abajo, que hasta ahora no tenía nombre. También sabían el nombre de la otra casa sin nombre, debajo de la Torre de Sant Romà. Lo que habíamos puesto como Planells de la Baga se llama els Fangassos y la Jaça de Dalt se llama el Prat de la Roca. Mientras ellos suben la cuesta detrás del refugio para buscar un lugar para comer, nosotros tomamos un café en el refugio. Pep se despide de nosotros con una mirada desaprobadora pero porqué privarse de estos pequeños placeres, pienso.
La cabecera del valle de Bastanist, nuestro próximo destino
Nos reunimos en la punta de la cresta, que luego bajamos bajo un cielo cada vez más amenazador hasta llegar al coche. Volviendo a bajar la pista, miramos una pleta cerca del Coll de Jou y luego Pep y Carles van enlazando tramos del antiguo camino mientras yo y Josep Maria vamos bajando en el coche. Ya está lloviendo.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 11,8 km; 650 metros de desnivel acumulado.

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