Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



domingo, 30 de marzo de 2014

28/3/2014 – Regreso a Peguera

La semana siguiente, estuve en Inglaterra. Pep y Carles buscaron caminos antiguos entre Molers y Saldes. “Una salida memorable”, me dijo Pep por correo para darme envidia.

Esta semana, quería ir a Peguera (esta vez, sí) para aclarar algunos temas que nos quedaron pendientes del año pasado. Pero antes tenía cita con la dentista para extraer una muela de juicio. Hay muchas cosas que preferiría hacer antes de ir a la dentista pero aquella muela ya no tenía futuro. A lo largo de los años, mi dentista me ha dado pruebas más que suficientes de su valía profesional y personal pero aquel diente se aferró a mi mandíbula como una lapa. Fue una “life-changing experience”, como decimos los ingleses.

El día siguiente, llego al Mikado con un diente menos. Pep nos comunica que tiene que estar de vuelta a las 3.30. No explica el motivo pero seguro que es muy serio porque Pep es muy serio y sólo hace cosas importantes: una reunión de alto nivel, una consulta urgente sobre una excavación importante, una cita médica ineludible, …

Aparcamos el coche en el cruce de pistas cerca de la fuente de Cal Coix. Es una mañana muy tranquila. Un reyezuelo se acerca para echarnos de su territorio. Todavía hay nieve en los bosques de la cara norte de los Rasos de Peguera. La idea es ir a la Cantina pero, mirando el mapa en el Mikado, Pep había afirmado que tiene que haber un camino que llega allí de forma directa, sin el rodeo de las pistas. Y allí en el cruce, lo vemos, algo tapado, pero nos lleva en una línea casi recta a la Cantina.

Vista de las ruinas de la Cantina, donde estaban situados las oficinas, los talleres y los servicios para los mineros

Cruzamos el Barranc dels Graus y pasamos una hora y media aclarando la red de caminos que conectaba la Mina del Gorg con la vía de tren en la Mina Porvenir y otros caminos que venían desde la Cantina y localizamos las últimas torres del teleférico de Moripol que nos quedaban por encontrar allí.

Según mi plan, el próximo paso era ir a la Estación Ángulo (ver la salida del 30/8/2013) pero a Pep le atrae un camino que seguramente es de arrastrar troncos y lo quiere seguir. Sube en línea recta sin tregua y acabamos saliendo en la pista que va a la Pleta del To. Al estar en la cara norte, aún hay mucha nieve sobre la pista y no volvemos a pisar tierra hasta que la pista gire y se encare más hacia el sur. “Ya que estamos aquí, ¿por qué no bajamos por el Clot de la Molina al cargador de la vía superior?”, propongo.

Una vista clásica de Val.lobrega, mirando hacia el este, con los hayedos de Nou Comes a la derecha

El Clot de la Molina es un largo barranco que sube desde el Barranc dels Graus hasta el llano de los Rasets. En su tramo inferior, es un bosque denso de hayas y, con sus afloramientos de roca, crea un ambiente muy especial, sobre todo en otoño.

“Ramón Martí me habló de un camino que pasa encima del camino antiguo de l’Estany a Peguera y entra en el Clot de la Molina. Si vamos a la cresta después del Clot, lo podremos localizar desde arriba”, dice Pep. “He visto esta cresta. No tiene ninguna dificultad”.

Campanillas de invierno a 1.700 metros

Por fin llegamos a la cresta, una pendiente de hierba, suave y despejada. Pero sólo dura 100 metros. Me encuentro con Pep a la entrada de un hayedo, mirando hacia abajo. “Pues sí que está cortado”, resume. Nos adentramos en un terreno peligroso, con fuerte pendiente (igual 50º), de tierra lisa y resbaladiza. Hacemos un flanqueo descendente con zigzags muy cerrados, clavando los bastones. Un grupo de rebecos nos mira atónitos desde abajo y luego se alejan, seguramente para no exponerse a ser atropellados por un humano rodando hacia abajo a toda velocidad. Carles resbala dos veces, pero por suerte sin consecuencias. Por fin, llegamos a una zona de pinos, con un terreno más escalonado y hierba, y dejamos atrás aquella trampa mortal.

El 'grau' del antiguo 'camí ral' de Peguera

Llegamos al camino antiguo de Peguera, concretamente, el tramo que se abandonó cuando se abrió el túnel de la vía de tren. Giramos hacia Peguera y, al poco rato, efectivamente vemos el camino que sube a la izquierda en suave pendiente. Volvemos a entrar en el bosque de hayas. Carles tiene que esquivar corriendo una pequeña cascada de piedras lanzada (¿a propósito?) por los rebecos, que ahora están encima nuestro. Es un camino auténtico, bien formado, que nos lleva al Clot de la Molina. Cruzamos el ancho barranco y allí vemos que el camino continúa con una pendiente ascendente suave pero implacable.

Y el camino que estrenamos hoy, 50 metros más arriba

Empieza a hacerse tarde para Pep y aprieta el ritmo. El camino sale en un lomo ancho y despejado, a unos 100 metros debajo de la pista de la Pleta del To. Lo cruzamos pero a partir de aquí, se difumina. Pep marca un rumbo en diagonal hacia la pista, ahora sin camino pero con un ritmo cada vez más rápido. Cada vez que me ve pausar, me conmina a continuar. “¿No se da cuenta que todavía tengo el cuerpo traumatizado?”, pienso. “¿Cuánta sangre habré perdido en aquella media hora de forcejeo en la consulta de la dentista? ¿Y si mi corazón, con menos sangre, no aguanta el esfuerzo?”.

Con esos pensamientos, llegamos a la pista. Ahora sí, Pep busca un lugar para sentarse y comer su bocadillo con tranquilidad y dignidad. Quince minutos después, nos ponemos en marcha otra vez. Bajamos la pista hasta el cementerio, pasamos debajo de las casas del pueblo y llegamos al coche.

Vista del pueblo de Peguera, con los tonos rojizos que esta luz de final de invierno ha dado a los edificios. Detrás, Ensija

Miro el reloj del coche. “Te quedan siete minutos para llegar a Gironella”, le digo mientras arranca el coche a toda velocidad por la pista. “Ahora entiendo por qué Carles insistió en sentarse detrás”, pienso. Estamos llegando al Eix del Llobregat cuando suena el móvil de Pep. “Dámelo; yo contestaré”, le digo. Es su hija. “Hola Marta”, contesto. “¿Qué quieres?”. “¿Dónde está mi padre?”, es la réplica. “Está conduciendo. No se puede poner”. “Dile que estoy llegando”. “Dile que me espere abajo”, me contesta Pep. Transmito el mensaje y cuelgo. “Es que se marchó a Barcelona esta semana sin llevarse las llaves de casa”, me confiesa Pep. Le miro incrédulo: “O sea, casi me matas de un infarto porque tu hija se dejó las llaves”, y me pongo a reír. “Y la bronca que te va a caer ahora por llegar tarde a la parada del autocar”. Incluso Pep sonríe al verse pillado. “Esto saldrá en el blog”, le prometo. Y así ha sido.


Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 12,7 km; 590 metros de desnivel acumulado.

14/3/2014 - Siguiendo los pasos de Torras hacia Saldes

Hoy Carles tampoco está. Su mano derecha está de vacaciones y él tiene que cubrir la ausencia con un doble turno en el hotel.

Quería ir a Peguera pero vemos incluso desde la carretera que aún queda mucha nieve en las zonas de sombra y tenemos que improvisar. Primero Pep aparca el coche en la carretera de Sant Corneli al Camping El Berguedà, un poco pasado el hotel rural de El Jou. Quiere ver si aún quedan restos del camino de Fígols al Collet pero nuestra exploración no sirve para nada excepto para escuchar los pájaros y conversar. La explotación a cielo abierto lo ha obliterado todo.

 
La Torre de Foix a pleno sol

También propone buscar el camino de Fígols a Saldes que pasa por el Molí de Bosoms, concretamente en el tramo desde Soldevila, que hasta ahora no hemos encontrado. Tenemos constancia de caminos que marchan desde Soldevila (ver la salida del 22/11/2013) pero se mueren en una fuente bajo las paredes rocosas de las Cingles de Vallcebre.

Subimos al coche y avanzamos un par de kilómetros. Lo aparcamos delante de la pista de la Torre de Foix, subimos a la casa de Soldevila y caminamos por un camino ancho hacia El Clotet. Con la experiencia acumulada, ahora vemos que el camino gira a la derecha y empieza a bajar en diagonal por los campos. Su trazado se pierde pero entre la bajada hasta la carretera y la subida de vuelta, logramos establecer el recorrido definitivo.

La vista clásica de Pedraforca desde Maçaners

Como tercera parte, propongo continuar la Ruta de Picasso desde Maçaners hacia Saldes. Dejamos el coche en la plaza de Maçaners, donde está el bar/restaurante, y seguimos las marcas de la Xarxa Lenta. 

El Castillo de Sull; detrás, el Cadí

Hay tramos de camino auténtico recuperado, tramos de pista y tramos inventados porque hay un obstáculo infranqueable pero le damos un notable por el esfuerzo. Siempre con la vista imponente de Pedraforca delante. La casa de Sull es totalmente nueva, sin rastro de la casa antigua, pero quedan los restos del castillo al lado. 

 En el camino hacia Molers

Pep echa de menos la conversación erudita de Carles

El vecindario de Molers ha sido restaurado con acierto. Un enorme pastor alemán se deja acariciar al salir del grupo de casas.

Otra vista clásica de Pedraforca, con los tejados de Molers

Dejamos la ruta cuando entra en la pista bajo la carretera actual y volvemos a subir hacia Maçaners por la carretera. Pep quiere mostrarme el dolmen, situado cerca de la carretera en el camino a Cal Xisquets, en cuya restauración él participó personalmente. Se queja de lo descuidado que está el entorno y hay un poste de luz clavado delante que desentona bastante, pero qué le vamos a hacer.

El Dolmen de Molers. Aquí la gente de la Edad de Bronce enterraba sus muertos

Continuamos por la carretera antigua de Gósol hasta entrar en Maçaners. Allí, tomamos una cerveza en el restaurante, que ha cambiado de dueños desde la última vez que estuve allí. Tienen un menú diario muy decente por un precio muy razonable pero demasiado carnívoro para mi gusto.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 14,8 km; 410 metros de desnivel acumulado.


sábado, 29 de marzo de 2014

7/3/2014 – Caminos de Cal Castellot

Llego al Mikado y Pep está solo. Carles tiene un virus en la pancha, me dice, y no puede alejarse más de 3 metros del cuarto de baño. Así que dejamos a Carles purgando sus pecados y ponemos rumbo a Cal Griera, esta vez sí para liquidar mi colita (ver Glosario).

Aparcamos el coche en la pista de Hostalets y entramos en el camino, marcado como parte de la Ruta de Picasso. Sin embargo, el camino tiene un aire demasiado moderno, hecho por una máquina. Pep tiene referencias que el camino auténtico pasaba más abajo e iba directo a Hostalets. Baja unos metros y lo encuentra; entronca con el camino señalizado un poco más hacia Castellot. Lo seguimos hacia Hostalets; está muy tapado, incluso borrado en algunos puntos donde ha habido hundimientos de tierra pero conseguimos seguirlo hasta el empalme con el camí ral que seguimos el otro día (ver la salida del 14/2/2014) y cruzamos una vez más el pequeño puente de hormigón.

Mientras veníamos en el coche, le había hablado a Pep del camino de Fígols descrito por C.A. Torras, que pasaba por el Molí de Bosoms. El camino señalizado que sale de la pista de Hostalets para llegar al molino siempre me había parecido poco consistente y sospechábamos de la misma máquina que había “arreglado” otros tramos de esta larga ruta que va desde Guardiola hasta la Foradada.

Subimos la ribera izquierda del río de Vallcebre y al poco rato entramos en campos y, cruzándolos hacia el norte y a la altura del Molí de Bosoms en la otra orilla del río, vemos una doble hilera de piedras, signo inequívoco de un camino importante. Lo seguimos hasta el empalme con la Ruta de Picasso, cerca de Cal Coix.

El camino de Fígols

Ya van dos caminos aclarados, dice Pep, satisfecho. Volvemos por la misma pista de Hostalets hasta el mismo camino señalizado que empezamos esta mañana y esta vez lo seguimos hasta Castellot. Es un camino muy atractivo y, pasado el tramo abierto con máquina, su categoría es indudable.

Dejamos la casa de Castellot a la izquierda. Está habitada pero todavía conserva el aire de las casas de antes. Y detrás, una roca imponente donde, dice Pep, estaba el castillo. Otro camino pendiente es el camino que pasa por Castellot desde el Collet. En la salida del 14/2/2014, encontramos el arranque que queda cortado al poco rato por la carretera pero ahora queríamos intentar seguirlo desde Castellot.

La extraña roca detrás de Cal Castellot

Hay otro tema: Fernande Olivier, la amiga de Picasso que le acompañó en aquel viaje, hace una descripción muy gráfica en sus memorias: “Para llegar había que viajar durante varias horas encima de una mula, por caminos rodeados, por un lado, por una pared vertical de roca que dejaba hechas trizas manos y rodillas, mientras al otro lado, un gran precipicio nos obligaba a cerrar los ojos para no caer víctimas del vértigo”.

El camí ral desde el Collet tiene algunos puntos un poco aéreos, o al menos eso es lo que pensaba C.A. Torras, pero no llega a los extremos que describe Fernande. “Y si, en vez de venir por el camí ral, ella venía por el camino más abajo, de Castellot”, musitamos. Sería más rápido y evitaría la subida inicial pero también debía ser más estrecho y más colgado sobre el precipicio.

Bajamos hacia el noreste por la pista señalizada pero, tras unos 200 metros, Pep ve un camino muy tenue que marcha de llano. Lo seguimos. Es el camino del Collet, sin ninguna duda, pero horriblemente tapado. Y encajaría mejor con la descripción de Fernande. Lo seguimos durante medio kilómetro, hasta que las rocas tiradas al hacer la carretera encima nos impiden continuar.

Damos la vuelta. “Ya van tres”, dice Pep. Volvemos a la pista señalizada, anotando la bocamina tapiada de la Mina de Castellot.

Hay otro tema: Puesto que Pep no tenía a nadie más con quien hablar en el trayecto en coche, también le había contado que el mapa del Alpina marcaba un edificio llamado El Molinot debajo de Castellot. Resulta que Pep tiene referencias del molino de Mas de Pei y probablemente, serían dos nombres para la misma cosa. Además, en una salida anterior, él había visto unos agujeros cuadrados excavados en la roca para hacer la presa. Bajamos hasta el río Saldes, con aguas cristalinas. Resulta que donde está marcado el Molinot en el mapa en realidad corresponde a los agujeros. El molino tiene que estar aguas abajo. Encontramos la posible balsa pero del edificio, ni rastro. “¿Se lo llevó la riada de 1982?”, especulamos.

El último tramo del río de Vallcebre, ante de entrar en el río de Saldes

Vamos liquidando misterios históricos a un ritmo vertiginoso pero aún no habíamos acabado. Carles había pasado a Pep un mapa de la época carlista que había encontrado en Internet. Allí se ve un camino que bordea la ribera derecha del río de Saldes, sube por el flanco norte de la Roca de Griera y luego continúa por la misma ribera, pero a más altura.

Bajamos al río de Vallcebre y lo cruzamos. Aquí hay un camino ya conocido que va al Camp del Cep en Gisclareny. Y una cresta estrecha que sube hasta la pista que se abrió con dinamita desde Hostalets. Sospechamos que antes, la gente de Hostalets y alrededor tenían que bajar hasta aquí si querían dar la vuelta de la Roca de Griera. Pero en la cresta no encontramos el camino. Yo ya estoy cansado y vuelvo al río de Vallcebre a descansar y comer. Al cabo de un rato, Pep viene. Encontró un camino muy tapado que subía en diagonal y finalmente empalmaba con la pista pero ya en la cara norte. En salidas anteriores, habíamos encontrado restos de camino que había dejado esa larga pista.

Aquí la cresta de la Roca de Griera. El camino del mapa carlista sube detrás de la cresta. A la izquierda, se ve la pista de Hostalets, y al fondo, el Cadí

Después de comer y disfrutar un rato del sol y del sonido del agua, volvemos a subir y ponemos rumbo al coche.


Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 8,3 km; 275 metros de desnivel acumulado.

martes, 11 de marzo de 2014

21/2/2014 – Caminos virtuales en el Collet

Hoy, íbamos a mirar el camino que dejamos en Cal Griera pero primero Pep quería identificar los caminos de la Minuta que subían desde el Collet d’Eina hacia la Torre de Foix. Una vez más, Carles tiene los caminos en su GPS.

Dejamos el coche en la carretera, justo pasado el puente y nos adentramos en la zona minera. El GPS de Carles marca claramente la dirección pero las antiguas escombreras de las minas nos barren el paso y acabamos subiendo, primero sin camino por el bosque y luego por una especie de camino que habrán hecho los cazadores, bordeando el precipicio sobre la carretera del Eix del Llobregat.

El puente del Collet con el puente viejo que habrá cruzado C.A. Torras a la izquierda

Tras subir unos 100 metros por este paisaje desolado, entramos en una pista y el GPS de Carles vuelve a dar señales de vida. Allí, por fin vemos un camino que sube desde la pista y lo seguimos hacia la Torre de Foix, apartándonos brevemente para ir a la fuente de la casa, ahora convertida en un charco.

La casa de Torre de Foix es uno de los elementos singulares del municipio de Guardiola. Desde una torre medieval, se construyó una casa fuerte, todavía en la época medieval, con adiciones en épocas posteriores. Al lado, está la iglesia románica semi-derrumbada de Sant Climenç.

 La Torre de Foix
 La iglesia románica de Sant Climenç de Foix

Y una vista del conjunto

Ya que estamos aquí, Pep propone acabar la conexión con la casa de Soldevila y completar el camino a Vallcebre por el Grau de Sant Climenç.

Habiendo alcanzado nuestras metas de momento, en la bajada, pido a Pep que me explique brevemente la Guerra de Sucesión, ya que estamos en el 300 aniversario de la caída de Barcelona, que puso fin a todos los fueros y derechos de Cataluña. Resulta que el rey de España había muerto sin heredero directo. España y Francia favorecían un rey borbónico mientras que el resto de Europa, incluyendo Cataluña, Valencia y Aragón, apoyaba un rey habsburgo. Fue a raíz de esta guerra que Inglaterra echó a los franceses del Canadá y ocupó legalmente Gibraltar; eso nos lo enseñaron en el colegio en mi país. Lo que no nos contaron en el colegio fue que Inglaterra (y también los otros países de la Gran Alianza) acabó haciendo las paces con Luís XIV, tras recibir garantías respecto al comercio de esclavos, y Cataluña se quedó sola entre España y Francia.

Mientras bajamos por la pista, Carles vigila su GPS porque había otro camino que subía desde el Collet hacia Fígols. La parte de arriba quedó destrozada por la explotación a cielo abierto entre la Torre de Foix y El Jou. Pero de repente, Carles se desvía a la derecha y puede seguir un tramo de unos 200 metros del camino auténtico hasta entrar nuevamente en la pista. A partir de aquí, este camino también se pierde en las escombreras.

Una de las entradas de las minas del Collet

Llegamos abajo pero sin tiempo para ir a Cal Griera y además con el día más bien feo. Propongo comer en el castillo de Guardiola. Subimos y, antes de comer, Pep nos hace una visita guiada de las dependencias del castillo, explicando con todo lujo de detalles lo que han puesto al descubierto las excavaciones. Todo un privilegio.

 Una de las torres y la muralla

Dentro de la torre de homenaje

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 7,5 km; 375 metros de desnivel acumulado.

14/2/2014 – El camí ral desde el Collet d’Eina hasta Hostalets

En entradas anteriores, he hablado de la Ruta de Picasso. Conmemora la estancia del artista en el pueblo de Gòsol en 1906 y pretende seguir el recorrido del antiguo camí ral. Sin embargo, por razones sin duda justificadísimas, sale del pueblo de Guardiola y en vez de seguir el valle, sube al Vilar (ver la salida del 30/9/2011), flanquea a media altura hasta el Col dels Fangassos, cruza el río Saldes a la altura del Castellot y no se junta con el camí ral auténtico hasta els Hostalets.

Sin embargo, el camino auténtico arranca desde el camí ral de Berga a Bagà en el Collet d’Eina, donde el río Saldes se junta con el Llobregat y marcha más o menos paralelo a la carretera actual pero unos 75 metros más alto. Hace unos cuantos años, antes de empezar el blog y antes de saber que existían los mapas de la Minuta, lo habíamos descubierto casi por accidente pero intuyendo su presencia por el relato del ilustre excursionista Cesar August Torras en su guía de itinerarios del Berguedà.

Hoy nos proponíamos hacer todo el recorrido del camí ral desde el Collet hasta Hostalets, gracias al track de la Minuta en el GPS de Carles. También había otro tema: desde hace más de 10 años, cada vez que bajaba la carretera desde Saldes, veía un camino que marchaba hacia arriba, a la altura del Castellot. Intuía que debía ir al Mas de Pei pero nunca lo había seguido. Propuse a Pep que lo hiciéramos hoy.

Aparcamos en un espacio al lado de la carretera frente a esa colita (ver Glosario) que hoy, por fin, iba a dejar de serla. Tras una corta subida, entramos en los campos del Mas de Pei y el camino sigue un afloramiento de rocas en el bosque, donde vemos una multitud de estructuras muy sospechosas y que sugieren algo muy antiguo.

Habiendo establecido la conexión con el Mas de Pei, giramos hacia el este con la intención de buscar el camí ral, primero por campos y luego por bosque pero sin camino. Entramos en una pista muy antigua que nos lleva al pie de una tolva de hormigón. Hemos encontrado la Mina de Durruti, una mina pequeña explotada durante la Guerra Civil. Subimos hasta el comienzo del cargador; allí hay una caseta de piedra y unos hundimientos, que sería la antigua mina. Desde aquí, sale un camino que enlaza en unos 50 metros con el camí ral. Lo habíamos anotado en su día como una colita pero sin sospechar lo que había al final.

La tolva del cargador de la mina de Durruti

A partir de aquí, seguimos el camí ral hacia el este. Tiene un perfil inconfundible y al pasar por zonas de roca, está bastante limpio. Los puntos despejados dan buenas vistas sobre el valle del Saldes. Llegamos a la última cresta para bajar al Collet y el camino inicia un descenso en línea prácticamente recta. Ya no está tan limpio y se va tapando a medida que bajamos. Anotamos caminos que van marchando hacia la derecha para investigarlos a la vuelta.


Diferentes tramos del camí ral

Llegamos abajo, a la altura de la fábrica de cemento (es proveedor de cemento para la Sagrada Familia en Barcelona, utilizando piedra extraída de una mina en el Collet). Anotamos el camino de Castellot y Cal Griera y lo seguimos hasta que quede cortado por la carretera actual. Al volver a subir, vemos que esos caminos que marchaban son en realidad curvas del camí ral que quedaron cortadas al hacer el tubo que baja agua desde el canal de la Foradada hasta la central eléctrica en el puente de Guardiola. Desde el tubo, hay buenas vistas del castillo de Guardiola. Desde hace un par de años, se han hecho campañas para limpiar el bosque y poner al descubierto la muralla y un par de torres, además de la torre de homenaje, que es lo único que se ve desde la carretera de Guardiola, encima del túnel.

El castillo de Guardiola

Seguimos hacia el Mas de Pei. El camino se convierte en pista y luego vuelve entrar en el bosque, dejando a la derecha el cortafuegos de una línea eléctrica. Dejamos a la derecha el Mas de Pei, donde hay un par de hombres trabajando, y entramos en la pista de la casa, saliendo en la carretera de Saldes. Aquí, según el GPS de Carles, cruza la carretera, entra en el bosque y sale en la pista de Hostalets al lado de la casa de Griera.

Aquí Pep nos informa que quiere ir al Molino de Bosoms. “No tengo fotos”, dice a modo de justificación. Yo quería seguir una colita en la dirección opuesta, hacia Castellot, pero Pep es inflexible. “La próxima vez”, me dice.

Seguimos la pista. “El camí ral se marcha a la derecha”, dice Carles de repente. Allí, en una pequeña cresta, se ve un trazado muy tenue que baja hacia el río y vemos una palanca de hormigón. Lo reservamos para investigar a la vuelta.

Antes de cruzar el río, dejamos la pista para seguir el camino señalizado al Molino de Bosoms. Era uno de los molinos importantes de la zona, aprovechando el agua del Riu de Vallcebre que bajaba desde la Foradada. En la balsa del molino, comemos.

La balsa del Molí de Bosoms

Después de comer, subimos el camino señalizado, primero muy marcado, con curvas pronunciadas. Es el camino de la casa de Rialp, ahora el Camping El Berguedà. En un llano, el camino de la casa gira hacia la izquierda y entra en el camping. El camino señalizado va hacia la derecha, ahora menos marcado, y nos lleva a la base de una de las torres del teleférico de Vallcebre. A partir de aquí, el camino es de nueva creación, hecho por la misma mini-excavadora que destrozó el camino de Les Llenes (ver la misma salida del 30/9/2011). En la carretera, frente a la Foradada, damos la vuelta.

Al llegar a la pista abajo, vamos a la casa de Hostalets, con el cargador que marcaba el punto final del teleférico que traía carbón de las minas de Espà y Saldes al lado. A partir de aquí, la Ruta de Picasso sigue bastante fielmente el camí ral. Bajamos hasta la palanca. El GPS de Carles vuelve a estar sobre el camino y lo seguimos hacia arriba, hasta llegar al trazado tan tenue que vimos cerca de la Griera y, desde aquí, hasta el coche por la carretera.

El pequeño puente del camí ral debajo de Hostalets

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 11 km; 420 metros de desnivel acumulado.

El camí ral según C.A. Torras (los tiempos son para ir a caballo, no a pie):

Desde la estación de tren de Guardiola:
20 m. Collet d’Eina.
25 m. S’atravessa’l [riu] Saldes per un pont de pedra molt alt y antich, pintorescament situat. Faldars emboscats. Se remonta la vora dreta del riu per prop de la corrent.
30 m. Se deixa’l curs de l’aigua pujant el viarany, en ferma zigzagada, per entre espessa pinosa.
35 m. El camí, ja enlairat, va planejant y s’endinza en la gorja, que’s va extrenyent, presentant un feréstech y gegantesch aspecte. El passant va fent-se més y més espadat y abrupte, de tons enèrgichs y mascles. Hermosa boscuria, d’espessos y drets pins esprimatxats, cobreix les aspres cayents de l’engorjat, succehint-se a tandes la pinosa y la bella roureda.
El viarany, molt estret, sospès en lo alt de la tenebrosa gola, sobre la vora dreta del Saldes, corre per damunt de pavoroses timbes.
50 m. Can Pey. Hermós panorama de montanyes, dret a ponent. Realçat pel majestuós Pedraforca, que s’enquadra bellament en l’horitzó, avançat, ab aspecte fantastich y enlairant soberch ses originales y agudes puntes.
Se baixa en dirección al SO.

Mas de Pei y atrás, Pedraforca. Quizás no tan diferente de cómo lo habría visto C.A. Torras

1 h 5 m. Can Griera.
1 h 10 m. S’atravessa a gual la rivera de Vallcebre. En amunt, a l’esquerra, hi ha’l molí de Bosoms. En avall se barregen el Vallcebre y el Saldes.
Tot aquest reclot es molt pintoresch, essent enrondat tot ell per montanyes d’aspecte ferèstech.
Enforch ab el camí que ve de Figols, sota’l molí de Bosoms.