Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



domingo, 24 de enero de 2010

22/01/2010 – En busca del Pont de Roma (Borredà)

La semana pasada, quedó un cabo muy prometedor por atar que podría dar la llave para el viejo camino desde Borredà hasta el Pont de Roma, un puente que cruza la Riera del Merlès y nudo de caminos importantes. Desde el Molí de Dalt hasta la casa de La Faja, ya estaba claro y la semana pasada habíamos visto un camino muy prometedor que marchaba hacia Rovires de Dalt.

Dejamos el coche a las afueras de Borredà, bajamos al Molí de Dalt y pusimos rumbo a La Faja. Aprovechamos para cerrar dos caminos que bajaban desde el Planàs, uno que iba al Molí de Cirera y otro al Molí de Dalt. El Rec dels Solans, una zanja profunda, tierra de musgo y sombras, surcado por múltiples caminos, parece estar ya visto para sentencia. Tomamos el camino ancho que dejamos la semana pasada y lo seguimos pero, pocos metros después, vemos que empalma con la pista que iba hacia Rovires de Dalt. Estamos desconcertados; esto no estaba en el guión. Pensábamos que el camino se mantendría por debajo de la pista y ahora tenemos que cambiar el trazado para hacerlo pasar por donde ahora está la pista.

Bajamos a la pista principal y ponemos rumbo al camino (ahora pista) de Boatella. Vamos al Collet Llobató, donde los mapas antiguos marcaban el arranque del camino al Pont de Roma. El camino marcha por la cresta pero luego se difumina; ¡es la cresta equivocada! Volvemos atrás y tomamos la cresta correcta, el camino parece claro pero se vuelve a perder. Ya no sabemos qué hacer. A falta de opciones mejores, decidimos comer y endulzamos la amargura de la derrota con cerveza inglesa.

Después de comer, volvemos a la cresta anterior y bajamos al Torrent de la Maçana, a ver si hay caminos bajo la actual carretera de Borredà a Alpens. Vemos campos, bosque y pistas forestales pero ningún camino de entidad. Estamos otra vez en el camino de Boatella y tomamos la pista que bordea la ribera norte del Rec de Solans. Campos, bosque, un último camino secundario que lleva a La Faja.

Tampoco el Barça gana siempre, nos consolamos. Y hemos hecho bastante más kilómetros. “Es lo que pasa cuando no encuentras nada”, dice el inglés.

De vuelta en el Molí de Dalt, buscamos la presa y el canal del molino. El puente de la carretera, al lado del molino, tiene túnel incorporado para el canal, prueba indiscutible de que el molino todavía funcionaba cuando se hizo la carretera. El canal continúa al otro lado de la carretera y tenemos que dar media vuelta sin haber localizado la presa.


El canal del Molí de Dalt integrado en el puente de la carretera

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 16 km; 550 metros de desnivel acumulado.

15/01/2010 – Merdançol (Borredà)

Ha pasado casi un mes desde nuestra última salida. Primero, un alto obligado por las fiestas navideñas y luego una ola de frío nos impiden salir. Hablo con Pep Sánchez: “Tenemos que ir al Rec dels Solans, quedan cosas por mirar allí”, me dice. Tocarán molinos y fango.

Dejamos el coche en el Pont de Sant Joan. Desde allí, un poco más río arriba, se ven las ruinas de nuestro primer molino, el de Sant Joan, al lado de un bonito salto de agua, utilizado como molino batanero para el trabajo de la lana. Emprendemos un flanqueo para buscar el primer camino, el que conectaba esta zona con el Molí de la Cirera. Lo habíamos visto hace años pero ahora lo seguimos hasta salir con el molino delante, al otro lado del río y ahora usado como segunda residencia. Volvemos sobre nuestros pasos, entramos en las pistas nuevas abiertas para la explotación de los bosques públicos llamados Els Emprius. Están enfangadas por las recientes lluvias pero su trazado ha sido moderadamente respetuoso con los caminos: generalmente los cortan pero no pasan encima de ellos. Aquí había tres casas: el Planàs, Cal Guix y La Faja. Dejo a Pep explicando a José María los misterios de la lectura arqueológica de las casas en ruinas y voy con Carles a matar colitas. Dos prometen: Uno que entronca en una pista que viene de la casa de Rovires de Dalt y debía ser el camino para ir de esa casa a Borredà y otro, un poco más abajo y más ancho, que debía ir más lejos y quedará para otro día.

Nos reunimos en La Faja y buscamos el camino principal para ir a Borredà, marcado en los antiguos mapas de los años 20 y 30.


Rec dels Solans, en el camino al Molí de Dalt

Es un camino bien marcado (en parte gracias a las motos) que busca el fondo del Rec dels Solans para salir luego en la cresta delante del Molí de Dalt. Allí está también una de las joyas del municipio, el Gorg de Salt y, al lado, los pocos restos que quedan del Molí de Cal Tisoi. La cascada bien vale una visita y tiene fácil acceso desde la carretera de Borredà a Ripoll.

Volvemos sobre nuestros pasos. Es la hora de comer y buscamos un sitio soleado. La conversación es un poco parca; creo que estoy incubando un virus. Deshacemos el camino hacia el coche y vamos al último molino de hoy: el Molí de la Font, aproximadamente 1 km aguas abajo del Pont de Sant Joan. Una estructura impresionante, restos de un gran edificio, con su fuente, hoy tapiada. Al lado, el esbelto puente sobre el Merdançol que usaban los que iban a Vilada. Parece que han despejado la vegetación desde mi última visita. Lástima de los viejos plásticos, vestigios del antiguo vertedero del pueblo de Borredà.

El Molí de la Font


y su puente

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 10 km; 400 metros de desnivel acumulado.

18/12/2009 – Casamitjana (Borredà)

Volvemos a la Riera de Merlès. Esta vez dejamos el coche en la carretera, cerca de La Molina. El termómetro marca -4ºC. El inglés añora los 2ºC de la semana pasada pero José María está encantado; por fin no pasará calor.

Primera parada, las Golas de Masadas. Unos agujeros redondos excavados en la roca delatan la existencia antiguamente de postes de madera. 1) En una explanada de piedra, emplazamiento de una antigua presa. 2) En las golas propiamente dichas, un paso estrecho donde el agua ha cortado un pequeño desfiladero. De nuevo, los agujeros y los restos de una pasarela de hierro. Aquí encontraréis el relato de unos excursionistas de hace 100 años que pasaron por aquí, ¡con foto de la pasarela incluida!



Pep Sanchez está que ya no cabe en su piel con tanto resto histórico y va corriendo de un lado a otro sacando fotos. Al otro lado de la riera, caminos que van hacia Alpens y Prats de Lluçanés.

Restos de la palanca sobre las Golas de Massada


La siguiente tarea es seguir el camino antiguo a Casamitjana. Se sigue muy bien, incluso demasiado bien ya que en las zonas de tierra blanda y pendiente, las motos han cortado profundas zanjas. ¿No está prohibido a las motos pasar por senderos?


Casamitjana

Acabamos la subida y planeamos hacia la casa. Justo antes de la iglesia, unas piedras sospechosas indican la posibilidad de un poblado medieval. La iglesia, Sant Benet de Vilaplana, es románica con una reparación moderna de la puerta de entrada. La casa, todavía en buen estado, está un poco más abajo. Subimos pistas forestales hacia Coll de Forcons pero sin encontrar nada especial y comemos. Sigue haciendo frío.


Josep María disfrutando del frío, al lado de un estoico Steve. La venganza es un plato que se come frío, se dice. A ver si Josep Maria sigue sonriendo cuando hace 30ºC.

Después de mirar unas colitas poco atractivas, hacemos el último camino del día: el enlace de Casamitjana a La Quar. En la bajada, perdemos a Pep Sanchez que va delante. Llegamos a una pista que cruzamos y bajamos por un camino precioso, delicioso, con unas formas que seducen y una pendiente perfecta; es material de primera calidad pero Pep no está. Oímos sus gritos de lejos, desde el otro lado. Él giró a la derecha en la pista. Volvemos sobre nuestros pasos. No quiere saber nada de nuestro hermoso camino y nos conmina a seguirle por otro camino que sube por una fría cuesta hasta la cresta donde está el camino de La Molina a La Quar.

Bajamos hacia La Molina. En un collado, vemos el enlace con el camino que nos gustó tanto, que tenemos que dejar para otro día. Una vez en el coche, hacemos un breve alto para inspeccionar la presa del Molino de Vilardell y su canal, ambos en un triste estado de abandono.


Lo que queda de la presa del Mólí de Vilardell

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 10,2 km; 420 metros de desnivel acumulado.

11/12/2009 – Camp de Boatella (Borredà)

En las últimas semanas, hemos estado recorriendo el extremo oriental de la Serra de Picancel, entre Borredà y la Riera de Merlès, caracterizada por montañas bajas de piedra conglomerada y bosques de roble y encina. Así que henos una vez más aquí, cerca de la gran casa de Boatella, para buscar caminos de comunicación con el Camp de Boatella y más allá. El termómetro marca 2ºC. El inglés, a pesar de su linaje de rudos sajones y vikingos, se resiste a salir del coche. Las vacas en el campo vecino están alineadas todas hacia el este, esperando el calor del sol.

Volvemos a la división de caminos que dejamos la semana anterior y tomamos el camino que nos quedaba por hacer. La primera reacción es decepción; es un camino de vacas. Pero al salir del torrente, se empalma con otro camino que sí que da la talla. Es el camino de cresta para subir al Camp de Boatella, donde llegamos en muy poco tiempo, dejando el ramal en el sentido contrario para el final. Antigua torre medieval, plantada en una llanura elevada que domina el enclave ripollesano de Les Rovires en el Berguedà. Luego fue convertida en masía pero todavía quedan las piedras talladas que delatan su origen medieval. Una exuberante capa de hiedras que cubre las paredes da a las ruinas un aire apropiadamente romántico.


Camp de Boatella, torre medieval convertida en masía

El sol empieza a calentar y aprovechamos para “matar colitas” que, para los no iniciados, significa acabar caminos iniciados. Eso nos permite cerrar el camino de Camp de Boatella a Font Teuler y también un tramo del camino de Camp de Boatella a Rovires de Dalt. Caminos rotos por antiguas pistas de desembosque, colonizadas por zarzales. Incursiones muy técnicas en territorio no apto para pantalón corto.

Volvemos al Camp de Boatella y buscamos un lugar soleado para almorzar. Momento propicio para la tertulia. El debate de hoy: Una preparación adecuada en la juventud produce un cuerpo en buen estado para disfrutar de la madurez.

Volvemos al ramal del principio y lo seguimos. Un camino bien marcado (gracias a las vacas) y de pendiente suave justo debajo de la cresta. Por la trayectoria y su punto de unión con la carretera de la Riera de Merlès, determinamos que es el camino del Camp de Boatella al Molino de Boatella.


Molí de Boatella

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 11,5 km; 375 metros de desnivel acumulado.