Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



sábado, 30 de octubre de 2010

22/10/2010 – La Qüestió

Después de los paisajes grandiosos y agrestes del Cadí, es muy fácil coger algo de manía al Berguedà, que tiene un paisaje más humanizado. Pero a cada cosa hay que darle su justo valor y por eso decidí volver al Catllaràs con Josep Maria.

Dejamos el coche en Sant Jaume de Frontanyà, un pequeño pueblo con una iglesia románica enorme y donde, por suerte, los apartamentos y chalets de segunda residencia aún brillan por su ausencia. Tomamos el GR que va a buscar la columna vertebral del Catllaràs, un camino histórico que marca el punto de partida para mil lugares. Va subiendo bajo el Pla del Cingle hasta desembocar en la pista que va a Can Frontanyà, una gran masía utilizada esporádicamente para colonias.


Vista desde Cal Frontanyà hacia el sur. Se ve el edificio del Santuario dels Oms

Tenía unas colitas (ver Glosario) marcadas en mi mapa que exploramos con resultados decepcionantes. Miro atrás y veo a Josep Maria peleando con el boj. “Be water, my friend”, le digo, igual que Bruce Lee, pero no surte el efecto deseado.

Al final llegamos al Coll de la Creu Melosa, que es donde lo interesante empezaba para mí. Hace muchos años, dejé en la bajada por el hayedo un camino que marchaba a la izquierda. Este camino sale en el Alpina y va a la casa de La Qüestió, pero quería hacerlo yo. Había llegado el día.
Iniciamos el descenso con las marcas amarillas y blancas de un PR. Las hayas siempre me han parecido árboles bondadosos y un camino que pasa por un hayedo siempre tiene una atracción especial.

Bajando por el camino del hayedo

Llegamos a la colita tan deseada. El camino primero llanea. Cuando permite el bosque, vemos las grandes casas de Montclús y Santa Eugènia, y abajo las ruinas de La Qüestió.

Santa Eugènia dels Soïls

En una gran carbonera, el camino se divide y el nuestro inicia una bajada y tras salir a una artiga (ver Glosario), parece encaminarse directamente al precipicio. Recordando lo que nos pasó hace un par de semanas, me resisto a creer la evidencia y continuamos hacia un collado pero el camino desaparece. Además, el Alpina confirma que tenemos que bajar. Volvemos al salto al vacío y vemos un camino muy erosionado que bordea la pared. Lo seguimos y, al poco rato, entramos en los campos de La Qüestió.

El camino de La Qüestió pasado el grau (ver Glosario)

Las ruinas de la casa de La Qüestió

Comemos. Para la vuelta, seguimos más o menos el PR que busca la carretera de La Pobla de Lillet. Tomo nota de algunas colitas para futuras salidas y buscamos el camino antiguo que baja al pueblo en el Coll de Sant Jaume. Hacemos un descenso agradable y apacible. En el pueblo, tomamos un café en Cal Marxandó, hostal desde hace varias generaciones (César August Torras ya cantaba las excelencias del hostal cuando lo llevaría el bisabuelo del actual propietario), donde nos atiende una camarera muy simpática.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 12,1 km; 555 metros de desnivel acumulado.

lunes, 25 de octubre de 2010

21/10/2010 – Bastanist (3)

Este jueves, tampoco pude ir. Quedé con Josep María para el día siguiente. Carles y Pep volvieron a Bastanist, ya por última vez este año y buscaron los caminos a Bescarán. Subieron primero por el torrente de Bescarán en un camino muy tapado. Luego el camino fue alejando del torrente haciendo curvas hasta llegar a las ruinas de la casa. De ahí siguieron un camino de flanqueo de gran belleza paisajística por las rocas que fue enlazando prados y cruzó el Serrat de Bartulló. “Un camino espectacular”, me dijo Pep nada más volver a casa para darme envidia. Desde el Serrat, el camino bajó hasta llegar al GR que va de Bastanist a Montellà, cerca de la casa de Les Valls y de allí, siguieron el GR hasta Bastanist.

La casa de Les Valls, mirando hacia Estana

14/10/2010 – Bastanist (2)

Esta semana he ido a Inglaterra. Carles y Pep volvieron a Bastanist para acabar de aclarar el camino antiguo a Estana. Al llegar al Torrent de l’Infern, el camino se separó del GR y acabaron llegando otra vez a Cal Guerra y de ahí siguieron un camino paralelo al torrente que les dejó en la pista del Coll de l’Estenedor delante del camino tan maravilloso que descubrimos el 23 de septiembre. Evidentemente, allí se produce una división de caminos: a la derecha hacia Estana y a la izquierda hacia el Cadí. Por las Bordas del Baster, subieron a Estana y luego bajaron por caminos hasta una curva en la carretera desde Montellà. Volvieron a la Borda del Ponçi y de allí a otra borda llamada Cal Tulla situada en un lomo encima de Bastanist y luego a Bastanist.

viernes, 15 de octubre de 2010

8/10/2010 – Bastanist (1)

Hoy Pep no puede venir y me toca una vez más hacer de monitor para Carles y Josep María. Pep me dio instrucciones para buscar el camino de Bastanist al Coll de l’Estenedor e inspeccionar las bordas entre Estana y Bastanist.

Dejamos el coche en el aparcamiento del santuario y ponemos rumbo al sur. El hombre del tiempo nos prometía cielo tapado como preludio a una gran borrasca que se abatiría sobre Cataluña durante los próximos días. Pero aquí hace sol y una temperatura muy agradable. Seguimos un camino que luego se junta con una pista naturalizada que entra en el valle del Riu de Bastanist. En una bifurcación, giramos a la derecha y empezamos a subir, desembocando finalmente en una zona extensa de antiguos campos dispuestos en distintos llanos, ahora conquistados totalmente por el bosque. ¿Es el Pla de la Vedella? Ninguno de los mapas que tenemos se ponen de acuerdo sobre dónde colocar los topónimos. Desde esta ‘artiga’ (ver Glosario), no hay ningún camino claro que continúa subiendo pero se puede ascender sin problemas por la cresta hasta salir en la pista del Coll de l’Estenedor donde estuvimos hace dos semanas.
Vamos bajando por la pista hacia Estana. Cuando entramos en la zona de cultivo, el paisaje se vuelve muy plácido, casi inglés.


Bajando por la pista

Anotamos Can Guerra, luego las ruinas de una barraca cuyo nombre desconocemos. Allí comemos con la Borda del Poncí a la vista al otro lado del pequeño valle. Dejamos arriba a la izquierda las dos Bordas del Baster y entroncamos con el tramo del GR que va de Estana a Bastanist. Carles había grabado en su GPS el trazado del camino antiguo de Estana a Bastanist para ver si seguía el GR o si se desviaba en algún momento del camino marcado.
Llegamos a una curva de la pista a la Borda del Poncí pero la ruta marcada en el GPS de Carles parece continuar recto. Veo un camino muy marcado que baja al torrente pero luego se difumina en los prados. Al final, vemos un camino que va de llano al otro lado del torrente y a Carles le parece que puede ser el camino que tiene en su GPS. Lo seguimos.

Nuestros lectores pueden tener la impresión que somos expertos infalibles en todo lo relacionado con los caminos y este blog, con cierta dosis de ironía inglesa, puede haber alentado esta impresión. Para que vean que no es así, sigue el relato de una equivocación.
Nuestro camino va siguiendo la cuesta encima del Torrent de les Bordes, a veces se ve bien y otras veces está prácticamente perdido por la erosión. Al cabo de poco rato, vemos Bastanist detrás de un lomo al otro lado del torrente pero está claro que nuestro camino no va hacía allí y al final, se pierde del todo. “El track me marca un descenso”, dice Carles. Me asomo por la cuesta, que baja en picado por el bosque. Muy abajo, se oye el rumor del agua. “Pues no sé cómo”, pienso. Mi intuición me dice de volver atrás pero nos retrasaríamos por lo perdido del camino y viendo un punto con menos pendiente, decido probar la bajada. No tarda en volverse más empinada y hacemos un descenso incómodo, lento y nada recomendable. Creo que mi intuición fue la mejor consejera.
Pero al final llegamos abajo y, por suerte, al otro lado veo un camino muy marcado, probablemente hecho por las vacas que bajan para beber, que nos sube al viejo camino donde vemos nuevamente las marcas del GR. A partir de allí, la cosa vuelve a ser divertida. Pasamos por la borda de Cal Baster y de allí a Bastanist. El guarda del santuario ha abierto la puerta de la iglesia; entro para presentar mis respetos a la Virgen.

Interior del santuario de Bastanist

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 13,4 km; 660 metros de desnivel acumulado.

sábado, 9 de octubre de 2010

1/10/2010 – El Pas de la Roca Plana

Nuestros lectores recordarán que la semana anterior, Pep y yo estuvimos comiendo en el Prat de l’Estenedor frente al Pas de la Roca Plana. Ninguno de los dos lo habíamos subido y aunque estaba marcado en el Alpina, yo me resistía a probarlo. Sin embargo, desde el Prat de l’Estenedor, me parecía más asequible y accedí a subirlo la próxima semana.

Hoy tenemos un invitado, Esteve, un amigo de Pep de los partidos de ajedrez y nativo del Berguedà pero actualmente es profesor de psicología en una de las universidades de Barcelona (no sé cuál). Desde hace unos cuantos años, se apunta a una o dos salidas al año con nosotros.


Volvemos a subir la larga pista al Prat d’Aguiló y caminamos al refugio para hacer el tramo del Camí dels Collets que nos faltaba por completar. La niebla estaba enganchada a la cresta del Cadí y allí nos íbamos a meter. Iniciamos el flanqueo hacia el Prat de l’Estenedor. En algunos puntos, el camino parece buscar el único sitio por donde se puede pasar entre las formaciones rocosas y eso me hace plantear una vez más una de nuestras eternas preguntas: ¿qué vino primero, el paso o el camino? O sea, ¿había un paso y por eso existe el camino o el paso se hizo cuando se hizo el camino?




El Camí dels Collets

Con esos pensamientos, voy cruzando torrentes, pedregales (tarteras en catalán) y pequeños collados hasta llegar al Prat de l’Estenedor. Delante, el Pas de la Roca Plana, perdido en la niebla. Iniciamos la subida por la cresta.

Esteve es 11 años más joven que nosotros pero, siendo neourbanita, sube pocas montañas y pronto empieza a resoplar. Pero como buen psicólogo, conoce nuestro perfil y no tarda en sacar temas que nos hará detenernos para conversar y así puede reponer fuerzas. Y nosotros caemos gustosamente en la trampa ya que la compañía es amena.


Entramos en la niebla debajo de la Roca Plana

Salimos del bosque y vamos subiendo como podemos por la cuesta. Cruzamos una pequeña ‘tartera’ y entramos en un pequeño valle que en el mapa tiene el nombre de Prat Sistrer, aunque de prado tiene muy poco. La niebla a veces se levanta y a veces baja, ofreciéndonos vistas de gran belleza o totalmente fantasmagóricas. A la entrada del valle, una cruz de madera nos parece advertir de los peligros que nos esperan si continuamos.

La cruz de madera

Desoyendo el consejo, continuamos por una fuerte pendiente hasta salir a una cresta. Seguimos la cresta hasta llegar a la pared. Ahora tocará escalar; no tiene ninguna dificultad técnica y alguna alma caritativa ha puesto pequeños montículos de piedras que nos guían certeramente pero yo no soy ningún escalador. Intento no pensar en lo que podría pasar si diera un paso en falso o me enredara con mi palo y me centro en seguir las botas de Esteve. Como todo en este mundo, la escalada se acaba y sólo nos queda un flanqueo para llegar al hueco entre dos cimas que es el Pas de la Roca Plana.

Casi estamos arriba

El último flanqueo al Pas de la Roca Plana
Un Pep exultante

Tras saborear el triunfo, emprendemos nuevamente la subida hacia el Pas dels Gosolans, caminando justo debajo de la cresta del Cadí. Estamos en el municipio berguedano de Gisclareny, en el enclave de Cortils. A medida que ganamos altura, se abre la vista de toda la zona de prados, con la cabaña de Cortils abajo, y detrás, la Serra Pedregosa, y detrás, la cara norte de Pedraforca.


La Coma dels Cortils


La cara norte de Pedraforca

El Gat

Cruces de hierro cerca del Pas dels Gosolans

Las veces que había estado en esta parte del Cadí, había venido desde el Pas dels Gosolans o desde Comabona, nunca desde aquí, y las perspectivas son totalmente inéditas para mí.

Llegamos al Pas dels Gosolans y bajamos hacia el refugio, ahora cerrado, parando para comer en un pequeño prado soleado.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 10 km; 710 metros de desnivel acumulado.