Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



jueves, 31 de enero de 2013

18/1/2013 – Desconcierto en Cal Calvari

“¿Dónde vamos hoy”?, pregunta Carles, al entrar en el Mikado. Pep me señala con la cabeza. “El inglés tiene un plan”. Sí, efectivamente, el inglés tiene un plan. En la salida del 30 de noviembre, tuvimos que dejar una zona donde estaba marcado un grupo de casas en el mapa del Alpina, incluyendo una con el nombre de Cal Calvari. Detrás de la sierra del mismo nombre, en el valle del Torrent de l’Estany, el Alpina marca otras dos casas, Cal Brutinat y La Roqueta. También donde dejamos el coche aquel día, en el puente que cruza el Rec de la Riba, habíamos visto el arranque del camino antiguo de Sant Esteve de la Riba, que subía para pasar encima de la actual carretera. Todo eso me proponía esclarecer.


Había nevado un poco la noche anterior y, subiendo la carretera de Sant Esteve de la Riba, aún queda medio dedo de nieve en las zonas de sombra. Pero confiamos en tener un día soleado hoy. Subimos el trozo de camino que encontramos, que pasa por unos puntos muy pintorescos al lado de las rocas. Vemos un camino que marcha hacia atrás pero parece de animales y lo descartamos. El camino entra en la zona de campos encima de Cal Calvari y tenemos que pelear con el espino negro para avanzar.

El camino antiguo de Sant Esteve de la Riba

Por fin salimos al otro lado pero no hemos visto a Cal Calvari. Retrocedemos por la carretera. No hay rastro de la casa. ¿Habrá quedado destruida cuando se hizo la carretera? Bajamos al río para inspeccionar unos agujeros sospechosos que indicarían una presa medieval y, al volver a la carretera, volvemos a entrar en los campos de espino negro. Diez días después, al escribir esta crónica, aún tengo las marcas de las rascadas.

Unos agujeros sospechosos que indicarían la presencia de una presa medieval

Seguimos sin encontrar la casa pero encontramos un camino al lado de los campos que sube hasta empalmar con una antigua pista de la cual sale otro camino transversal que entronca con otro que viene desde abajo. ¡Vaya lío!, pienso. Pep y Carles toman la rama que sube y yo la que baja, que luego va flanqueando hacia donde está el coche pero a más altura. De repente, para mi gran sorpresa, entronca con otro de gran categoría, que viene de abajo y marcha hacia Moreta.

No hay cobertura de móvil y mientras pienso cómo puedo contactar con Pep y Carles, les oigo que bajan. Les comunico la buena nueva y Pep hasta me felicita por el hallazgo. Parece uno de los caminos que está marcado en los mapas antiguos y conectaría Moreta con Sant Esteve de la Riba. Con la autoestima boyante por esas breves palabras de elogio, emprendemos la ruta hacia el sur. Su categoría es incontestable y sube para bordear una pared de roca que bordea el río. Tras pasar el precipicio, entra en una zona de cultivo y poco después se divide en tres.

El camino antiguo de Pont de Moreta a Sant Esteve de la Riba

Cada uno de nosotros sigue una rama y cada rama parece morir en los campos. ¿Qué le pasó a nuestro camino tan bonito? Es un misterio. Paso al plan B y conmino a los demás a subir a la cresta, siguiendo caminos de ciervos. En algún punto de la cresta, tendría que haber un camino que pasa al otro lado. Llegamos al primer collado. Veo un posible camino que baja por la umbría pero Pep lo descarta. Le interesa más conectar con las casas del grupo de Cal Calvari y encontramos otro camino, bastante claro, que va en ligero descenso por la cara soleada, cruzando campos marginales en diagonal. Todo va bien hasta que entramos en una zona aterrazada en una hondonada y el camino desaparece en la maleza.

No lo sabemos en aquel momento pero cuando bajo el track al ordenador, veo que nos quedamos justo encima del camino donde Pep y Carles subieron y yo bajé y probablemente estábamos a menos de 50 metros de donde Pep y Carles dejaron el camino.

Pero en esa hondonada, es imposible ver una conexión y no queda más remedio que deshacer el camino hasta el mismo punto. Hasta ahora, no hemos conseguido alejarnos más de 500 metros del coche y parecemos condenados a zigzaguear por esta cuesta sin encontrar la llave que lo va a aclarar todo. Seguimos la afilada arista sin camino hasta el siguiente collado. Se ve algo que podría bajar hacia la derecha pero Pep prefiere ir a la izquierda por un camino que se hace cada vez más marcado a medida que bajamos hasta que llegamos al Torrent de l’Estany y, poco después, avistamos las ruinas de Cal Brutinat. De las 6 casas posibles, de momento es la única que hemos encontrado.

Seguimos un camino hacia el norte desde la casa que va paralelo a la pista hasta la bifurcación del valle, con una rama hacia la casa de Les Planes y la otra hacia el pueblo de Sant Jaume de Frontanyà. Aquí buscamos un sitio al sol para comer. Pep y Carles encuentran unas rocas y allí se sientan y se enfrascan inmediatamente en una conversación profunda. Pero para mí, no hay sitio sobre las rocas y me tengo que alejar, encontrando finalmente un buen sitio a unos 20 metros, y empiezo a comer plácidamente mi bocadillo. Al cabo de unos 10 minutos, Pep y Carles levantan la cabeza y se dan cuenta que no estoy con ellos. “¿Pasas de nosotros?”, me espeta Pep. “No puedo ir en contra de mis genes insulares”, justifico, recordándoles el tradicional distanciamiento de Gran Bretaña, separada de Europa por el Canal de la Mancha. Pero esta vez Europa tiende la mano a la insularidad británica y se reúnen conmigo.

Es hora de buscar la forma de volver al coche. Mirando mi mapa, tenía una colita en la casa de Pont de Moreta que parece ir al encuentro de ese camino tan marcado que perdimos. Pero hay que llegar a Pont de Moreta y parece obligado pasar por el molino de Moreta.

El Molino de Moreta

Volvemos a Cal Brutinat y tomamos otro camino hacia el sur, buscando la segunda casa, La Roqueta, … que no encontramos. Salimos a la pista con las manos vacías y seguimos bajando. Me resisto a crear que hay que dar el rodeo por el molino para llegar a Pont de Moreta y señalo una pista antigua que baja hacia el torrente y que podría echarnos una mano. Pero Pep lo descarta. “Quedará muerta abajo y tendremos que volver a subir”, sentencia, y continuamos. En la cresta encima de la presa del molino, ya no queda más remedio que bajar, primero sin camino. Luego, a media bajada, encontramos un camino muy marcado. Lo seguimos hacia atrás para ver el arranque y salimos al final de la pista que Pep no me dejó seguir. Pero el camino continúa y lo seguimos hasta el punto donde queda sepultado por las obras de la pista.

Damos la vuelta y el camino nos lleva a la presa del molino, donde cruzamos el río, pasamos al lado del molino, volvemos a cruzar el río e iniciamos la subida hacia Pont de Moreta. Allí en Pont de Moreta, hay un pequeño laberinto de caminos. Pep expresa un interés por visitar el molino del Puig pero, recordando el hedor a muerte en la salida del 29/10/2010, le comunico mi negativa a volver allí e insisto en buscar mi colita. Aún así, me cuesta encontrarla y la volvemos a perder en una zona de campos. Pero al final, encuentro un camino más fiable y lo seguimos, cada vez más perdedor, saliendo en el punto donde el camino se dividió en tres. Resulta que la rama correcta era la que siguió Pep.

El camino de Pont de Moreta pasa encima de las rocas que se ven al fondo

Pasamos el punto donde yo encontré el camino por la mañana y seguimos bajando para ver el punto de arranque. Finalmente entra en el camino de Sant Esteve de Riba que seguimos al principio y resulta que es el ‘camino de animales’ que habíamos despreciado al principio.

La salida ha sido un fracaso relativo pero nos podemos marchar de allí con cierta satisfacción. Hemos resuelto algunas conexiones importantes y dejado otras en el aire. No sé cuándo volveremos allí; está en el quinto pino.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 9,8 km; 460 metros de desnivel acumulado.

sábado, 19 de enero de 2013

11/1/2013 – Últimas conexiones en Moreta

Nuestros lectores recordarán que acabamos la salida de la semana pasada descubriendo lo que era probablemente el camino de la Minuta de Moreta a Palmerola pero no lo pudimos seguir por falta de tiempo. Eso no podía quedar así y así se lo hice saber a Pep.

Aparcamos el coche en el punto de entrada del camino desde el Pedronet de Sant Isidre en la carretera. El termómetro marca 3ºC. “Una temperatura de lujo”, proclama Pep. Hacemos la corta subida hasta llegar al punto de unión con el camino transversal. Pep, deseoso de ver el castillo (que todavía no ha visto de cerca), quiere ir a la izquierda pero yo insisto en ir a la derecha primero porque si dejamos esa rama para después, lo más probable es que nos quedemos otra vez sin tiempo. Se produce una discusión corta pero intensa pero finalmente hago valer mis tesis y giramos a la derecha. El camino nos lleva directamente a Les Cases de Moreta.

Les Cases con la casa e iglesia de Moreta detrás

Con Les Cases en primer término, la gran casa de Moreta detrás y, al otro lado del río, las casas y la iglesia de Viladonja, recuerdo haber contemplado la misma vista hace más de dos años cuando Viladonja era un lugar desconocido para mí y toda esa zona estaba en blanco.
Dejamos de contemplar la lejanía y nos centramos en lo que tenemos aquí. Visitamos las ruinas de otra casa cercana, probablemente bastante más antigua, y luego miramos algunas pequeñas colitas que nos quedaban. Entre subidas y bajadas, acabamos otra vez en el camino del Pedronet. Bajamos hasta el cruce y giramos en la otra dirección.

El camino desemboca en la bonita casa de Jan Bonic. Pasamos delante de la casa y el camino continúa hasta una zona extensa de campos, donde vemos las ruinas de otra casa, Can Roca. Aquí empalmamos con la Xarxa Lenta del Ripollès y un camino pintoresco nos lleva hasta la pista debajo del castillo de Palmerola. La ruta señalizada sube por la pista pero tiene que haber otra ruta más directa.

Carles ve un camino que marcha hacia la izquierda justo después de cruzar el Torrent del Castell que tiene muy buena pinta. Lo seguimos un rato pero empieza a hacerse un poco difuso y Pep lo descarta. “Camino de animales”, sentencia y da media vuelta.

Siguiendo las marcas amarillas, llegamos al castillo desde atrás. El castillo aún está muy entero pero los otros edificios se van degradando poco a poco. Es propiedad de la Generalitat pero cómo no tienen un duro, así está. Es una pena. Comemos en el porche de la iglesia bajo el calor suave del sol de mediodía, sólo molestado por algún zumbido de un abejorro. No puedo dejar de recordar una salida traumática cerca de Castellar de N’Hug cuando fui atacado por avispas y al final me levanto. Allí justo detrás mío, hay un pequeño agujero en la pared por donde los insectos entran y salen.

Entrada a la masovería del castillo

Iniciamos el regreso por la misma ruta, buscando por dónde podría salir ese camino más directo. Al final decidimos que Pep despreció con premura excesiva el camino de Carles y que deberíamos haber insistido un poco más. Pero ya no hay tiempo y tenemos que volver. Deshacemos el camino hasta Cal Jan Bonic y luego seguimos la pista hasta el coche.
Vista desde el Coll de Borredà en el camino de vuelta a casa: se ve el pueblo de Borredà y detrás, las montañas de Picancel a la izquierda y las montañas de Queralt y Capolat al fondo 

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 11,4 km; 440 metros de desnivel acumulado.

sábado, 12 de enero de 2013

4/1/2013 – Más caminos en Moreta

Cada vez que subimos la carretera hacia Viladonja, vemos un poste indicador del equivalente de la Xarxa Lenta en el Ripollès, situado al lado de las ruinas de la casa de Vinyassa, que indica la casa de Moreta y el castillo de Palmerola. Además, el camino consta en los mapas antiguos, junto con otro un tanto espectacular, en el sentido de que sube perpendicularmente la cuesta y vuelve a bajarla igual de perpendicular al otro lado, pasando debajo del Pedronet de Sant Isidre.

Propongo que miremos estos caminos. Aparcamos el coche debajo del poste. El camino sube hacia el norte y acaba empalmando con una pista antigua. Nos desviamos para seguir un camino que baja al río y luego otro de carboneros que entra en el bosque, saliendo finalmente en los campos de Moreta.

En el primer plano, la casa del Solà y detrás, el núcleo de Viladonja

Aquí se produce una divergencia de objetivos que pone a prueba la cohesión de nuestro grupo. Hay uno (yo) que quiere ir hacia arriba, atraído por el espacio en blanco en el mapa. Otro (Pep) quiere mantener el rigor científico y volver a bajar para atar la conexión desde la Vinyassa con Moreta. Carles, siempre discreto, se mantiene al margen. Al final, decidimos que hay tiempo para todo y entramos en la pista que pasa por debajo de la casa de Moreta para buscar la conexión con la Vinyassa. Encontramos un camino que promete y, al poco rato, conecta con la pista que dejamos atrás al principio.

La casa de Moreta y detrás, la Collada de les Cases, que da acceso al castillo

Una vez hecha la conexión, damos la vuelta y subimos hacia la zona llamada Els Terrers, donde yo tenía otra colita. El camino se adentra en el bosque de Moreta y lo dejamos cuando empalma con una pista. Flanqueamos hacia el sur y empalmamos con caminos históricos que suben hacia la Collada de les Cases. La continuación hacia la Collada de Cal Jaume y el castillo de Palmerola, ya lo conocía de una salida anterior. Lo que me interesaba era un camino muy bonito que había tenido que dejar en esa salida y que debería enlazar con el camino de la Minuta que rodeaba Sant Isidre.

Encontramos el camino, igual de claro como hace dos años, que va hacia el sur. Sin embargo, al poco rato, hace un giro de 90 grados y baja la cuesta en línea recta hacia una pista. Al final, mi camino tan bonito, que he esperado dos años para seguir, resulta ser un vulgar camino para bajar troncos. Pep no quiere tirar la toalla y seguimos un camino transversal tras otro; todos se mueren al cabo de pocos metros, dejándonos tirados en medio de un bosque caótico. Al final, ato cabos: “Son caminos de ciervos”, concluyo y, harto de pelear con zarzas y árboles caídos, abandono a Pep y Carles y sigo un tenue sendero que me lleva hasta la cresta. Pep y Carles también se rinden a la evidencia y al poco rato, me los encuentro arriba y subimos hasta el Pedronet, una pequeña capilla con una estatua del santo, y allí almorzamos.

El Pedronet de Sant Isidre. ¿Valió la pena?

Bajamos un camino de cresta, extrañados de no encontrar ese famoso camino de la Minuta. Finalmente, a 200 metros de la carretera de la Moreta, un camino transversal de categoría indudable cruza el nuestro. Llegamos a la conclusión de que es el camino de que buscábamos. La espectacularidad de su trazado en los mapas antiguos es un simple error. Pero, como suele pasar, no tenemos tiempo para seguirlo y tenemos que dejarlo para otro día.

Bajamos hasta la carretera, que seguimos hacia la Moreta, desviándonos para bajar una larga pista abierta sobre un camino (aún se ven restos del camino antiguo) que conectaba las Cases de Moreta con Can Saiol. Antes de ir al coche, nos desviamos para ver la presa del molino de Capdevila, todavía bien conservada, con agujeros cerca que indicarían una posible presa medieval.

La presa del molino de Capdevila

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 11,4 km; 545 metros de desnivel acumulado.

miércoles, 2 de enero de 2013

22/12/2012 – Caminos de Avià a Coforb

Repasando la lista de municipios en el blog, el lector conocedor de la comarca se percatará enseguida de una clamorosa ausencia – Capolat. Y no es porque no haya caminos. La razón es que hace unos años, antes de iniciar el blog, Pep, ya jubilado y con tiempo de sobras, después de hacer un estudio detallado de las casas y otras estructuras del municipio con la Sociedad Arqueológica del Berguedà por encargo del Ayuntamiento, hizo otro estudio igual de detallado de los caminos, en algunos casos conmigo, y los hizo todos, todos, todos.

Precisamente para poner remedio a este agravio involuntario, había quedado con Josep Mª, y de paso enseñarle algunas rutas sencillas para hacer con su hijo.

Dejamos el coche aparcado en la pista encima de la casa de Els Arbres Blancs, a las afueras de Avià. La Xarxa Lenta tiene marcados algunos caminos aquí, incluyendo uno que realmente vale la pena que sube hacia el Molinot, un molino en la Riera de Clarà.

Vista hacia el sur desde la dehesa de Serrapinyana, con el pueblo de Avià abajo

La ruta primero busca un camino más o menos inventado hacia el oeste por la dehesa encima de Serrapinyana para evitar pasar por las casas. Lo inventado no quita atractivo ya que pasa por un bonito bosque de robles y encinas salpicado de rocas que han caído de los ariscos arriba. Un poco más arriba – y que no sale en ningún mapa excepto los nuestros – hay un auténtico laberinto de caminos de carboneros que, a día de hoy, todavía no hemos desentrañado del todo.

Una vez pasada la casa de Serrapinyana, empalmamos con el camí ral que sube desde Avià y que sería uno de los caminos principales para subir a Coforb y Capolat. A pesar de tener algunos tramos de pista, su categoría es inconfundible y va subiendo el valle de la Riera de Clarà en diagonal, con una pendiente suave. A medida que ganamos altura, empiezan a abrirse las vistas y luego nos acompaña el sonido del agua mientras nos acercamos al Molinot, bajo la vigilancia de la casa de la Closa, una antigua torre medieval.

 Entrando en el camino hacia el Molinot

Casi arriba

Una vez en el molino, pasamos detrás donde hay una bonita cascada, y luego desde la balsa del molino, seguimos el canal hasta la presa. “Espero que estés tomando nota de todo esto para cuando vayas con tu hijo”, le conmino a Josep Mª. “Que se vea que su padre conoce esta zona como la palma de la mano”.

 La cascada detrás de la casa del Molinot

Y la presa del molino

Hecha la inspección del entorno del molino, salimos a la carretera y ponemos rumbo a la casa de El Grau, actualmente dedicada al turismo rural. La carretera es prácticamente plana y vamos pasando por un paisaje eminentemente rural, con masías (La Coma, Barons, el Pla) y campos, y la Sierra de Queralt al fondo.

Paisaje de Coforb con la Serra de la Tossa detrás

Llega el momento de dejar la carretera para buscar El Grau. Caminamos por un llano buscando la bajada a la casa. En cierto momento, perdemos las marcas amarillas de la Xarxa Lenta pero no importa; un camino bien marcado con pinturas más antiguas de color rojo nos lleva hasta la Rasa del Grau, debajo de la casa. A nuestra izquierda, la casa se alza como un castillo y, al hablar con Pep después, me informa que efectivamente en su interior hay rastros de una torre medieval.

El Grau

Antes, había un camino interesante, probablemente un ‘camí ramader’ o camino para subir animales, ya que su continuación deja Avià a un lado. Incluso estaba empedrado en algunos puntos pero, hace unos años, se abrió una controvertida pista de desembosque desde la casa del Grau que destruyó el camino. Las marcas de la Xarxa Lenta se desvían de esta pista para buscar otro camino clásico que cruza la riera debajo de una cascada y va bajando por la ribera izquierda.

 Pasando detrás de la cascada

El camino hacia Avià

Éste sería el camino de Avià pero nos va alejando de donde está aparcado el coche. Sin mis mapas, voy casi ciego y tengo que improvisar y, una vez abajo, busco un camino que vuelva a cruzar la riera. Lo encuentro con una facilidad sorprendente y, pasando por la casa de Les Boixes, busco otro camino que ya conocía que nos lleva arriba al arranque del camino, ahora convertido en pista. De hecho, nos lleva demasiado arriba, porque tenemos que volver a bajar hasta encontrar el coche. Pero Josep Mª no se queja y un poco más de ejercicio siempre va bien.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 10,6 km; 480 metros de desnivel acumulado.

20/12/2012 – Castellsec de Viladonja

De nuestra salida a Solancornut y la Casa de la Baga (ver salida del 30/11/2012), quedaba pendiente el paso hacia Viladonja. Propongo a Pep que lo miremos. Además, en una de las salidas a la zona de Moreta que hice con Carles en el otoño de 2010 (¡cómo pasa el tiempo!), habíamos llegado a la carretera de la Riba y habíamos dejado una colita (ver glosario) interesante cerca de Ca l’Escloper que parecía ir precisamente a esa zona. Propongo a Pep que empecemos desde esa colita. Además, el mapa del Alpina marca un camino un tanto extraño con forma de flecha que sale de Viladonja hacia el Serrat del Vent, pasa por Castellsec y entra en a la umbría para llegar a otro collado en la Era del Ferrers. Propongo a Pep que busquemos ese camino.

Dejamos el coche cerca de Ca l’Escloper y nos encaminamos hacia la susodicha colita, que encontramos tal como la dejamos hace más de dos años. Como no podría ser de otra manera, se encamina hacia la umbría pero el camino está despejado. Al final, nos deja en la misma pista que seguimos hacia Solancornut pero ni hace tanto frío ni tanto viento. Aprovechamos la falta de obstáculos en la pista para hablar de todo; al ser tres, las permutaciones se multiplican y pasamos una media hora muy entretenida. En la bifurcación, tomamos la pista hacia la Casa de la Baga pero en vez de subir a la casa, continuamos por la pista para ver si hay más caminos. Unos 600 metros después, sale un camino en V, una rama hacia la izquierda y otra hacia la derecha. Hay que elegir y vamos hacia la izquierda con la esperanza de hacer la unión con el camino tan bonito que vimos en la Casa de la Baga.

Pero un laberinto de caminos que van enlazando distintos niveles de carboneras nos lo impide. A medida que vamos zigzagueando hacia arriba, vemos la niebla que cubre los valles de Riba y del Merlès hacia abajo.

Siguiendo caminos de carboneros

Vamos ascendiendo hacia la cresta, donde seguramente nos estará esperando el sol. Busco un lugar despejado para tomar fotos pero hay demasiados árboles. Apelo a los conocimientos de Carles como antiguo taekwondista para que me derribe algunos árboles pero hoy no tiene el día. Por fin, entroncamos con un camino transversal bien formado. Consulto mis mapas: “Estamos en el camino del Alpina”, proclamo. Lo seguimos hacia la izquierda y salimos en la Era dels Ferrers, donde hay una barraca, una balsa, algunos campos … y el sol. Damos la vuelta para entrar nuevamente en las sombras y salimos nuevamente al sol en Castellsec que, más que casa parece una barraca grande. “Justo a tiempo para el almuerzo”, pienso. Pero aún no hemos acabado. Vemos un camino muy marcado que baja que, tal como sospechábamos, nos lleva a la segunda rama del camino en V. Hoy, nos está saliendo todo de perlas.

Llegando a Castellsec con la niebla ya a las puertas

Satisfechos, nos encaminamos otra vez hacia Castellsec para disfrutar de un merecido refrigerio bajo la suave calidez del sol de diciembre. Llegamos a la cresta justo para ver cómo la niebla, que está subiendo desde los valles, nos tapa el sol. Es como si alguien hubiera abierto al lado nuestro la puerta de una enorme nevera. Resisto la tentación de clamar contra la crueldad de un universo injusto y saco el bocadillo y la cerveza inglesa.

Cuando acabamos, se empieza a ver nuevamente un disco pálido pero sin calor que representa el sol. Seguimos el camino del Alpina hacia la punta de la flecha pero se parece más a un camino de vacas que va bordeando los campos aterrazados y damos la vuelta. “El camino auténtico tiene que estar debajo de la casa”, dice Pep. Y allí, justo donde lo dijo, lo encontramos; un camino ancho, bien marcado, que va bajando con eses elegantes directamente hacia la iglesia de Viladonja, que no tardamos en ver. Ya disfrutando del calor del sol de la tarde, hacemos el último kilómetro hasta el coche.

El camino que nos lleva directamente a la iglesia de Viladonja

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 8,7 km; 310 metros de desnivel acumulado.