Dejamos el coche cerca de Ca l’Escloper y nos encaminamos hacia la susodicha colita, que encontramos tal como la dejamos hace más de dos años. Como no podría ser de otra manera, se encamina hacia la umbría pero el camino está despejado. Al final, nos deja en la misma pista que seguimos hacia Solancornut pero ni hace tanto frío ni tanto viento. Aprovechamos la falta de obstáculos en la pista para hablar de todo; al ser tres, las permutaciones se multiplican y pasamos una media hora muy entretenida. En la bifurcación, tomamos la pista hacia la Casa de la Baga pero en vez de subir a la casa, continuamos por la pista para ver si hay más caminos. Unos 600 metros después, sale un camino en V, una rama hacia la izquierda y otra hacia la derecha. Hay que elegir y vamos hacia la izquierda con la esperanza de hacer la unión con el camino tan bonito que vimos en la Casa de la Baga.
Pero un laberinto de caminos que van enlazando distintos niveles de carboneras nos lo impide. A medida que vamos zigzagueando hacia arriba, vemos la niebla que cubre los valles de Riba y del Merlès hacia abajo.
Siguiendo caminos de carboneros
Vamos ascendiendo hacia la cresta, donde seguramente nos estará esperando el sol. Busco un lugar despejado para tomar fotos pero hay demasiados árboles. Apelo a los conocimientos de Carles como antiguo taekwondista para que me derribe algunos árboles pero hoy no tiene el día. Por fin, entroncamos con un camino transversal bien formado. Consulto mis mapas: “Estamos en el camino del Alpina”, proclamo. Lo seguimos hacia la izquierda y salimos en la Era dels Ferrers, donde hay una barraca, una balsa, algunos campos … y el sol. Damos la vuelta para entrar nuevamente en las sombras y salimos nuevamente al sol en Castellsec que, más que casa parece una barraca grande. “Justo a tiempo para el almuerzo”, pienso. Pero aún no hemos acabado. Vemos un camino muy marcado que baja que, tal como sospechábamos, nos lleva a la segunda rama del camino en V. Hoy, nos está saliendo todo de perlas.
Llegando a Castellsec con la niebla ya a las puertas
Satisfechos, nos encaminamos otra vez hacia Castellsec para disfrutar de un merecido refrigerio bajo la suave calidez del sol de diciembre. Llegamos a la cresta justo para ver cómo la niebla, que está subiendo desde los valles, nos tapa el sol. Es como si alguien hubiera abierto al lado nuestro la puerta de una enorme nevera. Resisto la tentación de clamar contra la crueldad de un universo injusto y saco el bocadillo y la cerveza inglesa.
Cuando acabamos, se empieza a ver nuevamente un disco pálido pero sin calor que representa el sol. Seguimos el camino del Alpina hacia la punta de la flecha pero se parece más a un camino de vacas que va bordeando los campos aterrazados y damos la vuelta. “El camino auténtico tiene que estar debajo de la casa”, dice Pep. Y allí, justo donde lo dijo, lo encontramos; un camino ancho, bien marcado, que va bajando con eses elegantes directamente hacia la iglesia de Viladonja, que no tardamos en ver. Ya disfrutando del calor del sol de la tarde, hacemos el último kilómetro hasta el coche.
El camino que nos lleva directamente a la iglesia de Viladonja
Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 8,7 km; 310 metros de desnivel acumulado.
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