Aparcamos el coche en el punto de entrada del camino desde el Pedronet de Sant Isidre en la carretera. El termómetro marca 3ºC. “Una temperatura de lujo”, proclama Pep. Hacemos la corta subida hasta llegar al punto de unión con el camino transversal. Pep, deseoso de ver el castillo (que todavía no ha visto de cerca), quiere ir a la izquierda pero yo insisto en ir a la derecha primero porque si dejamos esa rama para después, lo más probable es que nos quedemos otra vez sin tiempo. Se produce una discusión corta pero intensa pero finalmente hago valer mis tesis y giramos a la derecha. El camino nos lleva directamente a Les Cases de Moreta.
Les Cases con la casa e iglesia de Moreta detrás
Dejamos de contemplar la lejanía y nos centramos en lo que tenemos aquí. Visitamos las ruinas de otra casa cercana, probablemente bastante más antigua, y luego miramos algunas pequeñas colitas que nos quedaban. Entre subidas y bajadas, acabamos otra vez en el camino del Pedronet. Bajamos hasta el cruce y giramos en la otra dirección.
El camino desemboca en la bonita casa de Jan Bonic. Pasamos delante de la casa y el camino continúa hasta una zona extensa de campos, donde vemos las ruinas de otra casa, Can Roca. Aquí empalmamos con la Xarxa Lenta del Ripollès y un camino pintoresco nos lleva hasta la pista debajo del castillo de Palmerola. La ruta señalizada sube por la pista pero tiene que haber otra ruta más directa.
Carles ve un camino que marcha hacia la izquierda justo después de cruzar el Torrent del Castell que tiene muy buena pinta. Lo seguimos un rato pero empieza a hacerse un poco difuso y Pep lo descarta. “Camino de animales”, sentencia y da media vuelta.
Siguiendo las marcas amarillas, llegamos al castillo desde atrás. El castillo aún está muy entero pero los otros edificios se van degradando poco a poco. Es propiedad de la Generalitat pero cómo no tienen un duro, así está. Es una pena. Comemos en el porche de la iglesia bajo el calor suave del sol de mediodía, sólo molestado por algún zumbido de un abejorro. No puedo dejar de recordar una salida traumática cerca de Castellar de N’Hug cuando fui atacado por avispas y al final me levanto. Allí justo detrás mío, hay un pequeño agujero en la pared por donde los insectos entran y salen.
Entrada a la masovería del castillo
Iniciamos el regreso por la misma ruta, buscando por dónde podría salir ese camino más directo. Al final decidimos que Pep despreció con premura excesiva el camino de Carles y que deberíamos haber insistido un poco más. Pero ya no hay tiempo y tenemos que volver. Deshacemos el camino hasta Cal Jan Bonic y luego seguimos la pista hasta el coche.
Vista desde el Coll de Borredà en el camino de vuelta a casa: se ve el pueblo de Borredà y detrás, las montañas de Picancel a la izquierda y las montañas de Queralt y Capolat al fondo
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