Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



martes, 18 de enero de 2011

14/1/2011 – Brocà (1)

El hombre del tiempo ha pronosticado temperaturas anormalmente suaves y decidimos ir un poco más arriba, a la zona del Mas del Castell, debajo de Sant Marc. Dejamos el coche en la misma fábrica textil cerrada en Bagà que en la salida del 6 de diciembre. El termómetro del coche marca -2ºC; no empezamos bien. Subimos el camí ral hacia Brocà que empalma con la pista en los Plans de Rotllán.

La casa de Rotllán y detrás la dehesa de Cerconeda y Sant Marc.

Sant Martí de Brocà 

Y su surrealista portal del siglo XIX

De repente, Pep frena en seco con un fuerte dolor en la pantorrilla derecha. Luego continúa pero con un ritmo más pausado y evidentes signos de dolor. Llegamos a la iglesia románica de Sant Martí de Brocà pero Pep no se siente capaz de seguir subiendo al Castell. En un gesto parecido al de Lawrence Oates en la malograda expedición de Scott a la Antártica, Pep nos exhorta a abandonarle ya que no quiere lastrar el grupo; él mirará las casas en los alrededores de Brocà. Le dejo mi móvil por si tiene que pedir un rescate. Todos tenemos las emociones a flor de piel; nunca había visto a Pep tan tocado. “Sobre todo, marca el track del PR (el camino señalizado de Brocà al Mas del Castell) y los waypoints de las dos barracas en el Pla Llosar, la Casa de Dalt y el Mas del Castell … y busca el castillo”, me dice antes de alejarse. “No te defraudaremos”, le prometo.

Hace tiempo que notamos el calor del sol y pronto hará una temperatura casi para ir en manga corta. Iniciamos la subida por el PR (sendero de pequeño recorrido) pero al cabo de un rato, vemos un camino muy marcado a la izquierda. Tenía el deseo secreto de encontrar la conexión de Brocà con la casa de Cerconeda y aquí podría ser un buen sitio. El PR lo haremos de bajada. El camino entra en campos y se difumina. Por caminos de ciervos, llegamos a una fuente y, desde allí, seguimos un camino claro que marca el trazado de un tubo antiguo que probablemente llevaba agua a las casas de Vilalta y Cosí. Antes de llegar al final del camino, vemos otro camino que sube hacia la izquierda. Lo seguimos pero tomamos derivaciones que se acaban perdiendo. Subimos la cuesta sin camino hasta una pista y vemos dos caminos; uno hacia la derecha que debe ir al Mas del Castell y otro hacia la izquierda y, esta vez sí, seguramente irá a Cerconeda. Lo seguimos y se difumina en campos. Al otro lado de los campos, se ve un camino que va perdiendo categoría rápidamente y finalmente entramos sin camino en los campos de Cerconeda. Empiezo a preguntarme cómo voy a explicar eso a Pep.

 En primer plano, las ruinas de Cerconeda, y detrás, el valle de Bastareny y Tancalaporta

El valle del Llobregat visto desde los campos de Cerconeda

Desde Cerconeda, tomamos la pista que sube al Pla Llosar, pasando por campos y más campos. No creo que todo eso se cultivara desde Cerconeda, pienso, tiene que haber otra casa, pero de momento no la encontramos. Entramos en el Pla Llosar, un extenso llano con grandes campos cuadrados delimitados con muros de piedra seca. A lo lejos, divisamos otra persona que viene hace nosotros. Cuando se produce el encuentro, charlamos un rato. Tiene una mochila como un armario a las espaldas pero no parece pesarle nada y le acompaña una joven perra husky. Se llama Joël; antes corría en cursas (carreras) de montaña pero decidió que quería ver paisaje y no sólo las zapatillas del que iba delante. Tomó un año sabático y se propuso recorrer todos los PR de Cataluña, unos 200 y pico en total.

Josep Mª prueba la vida de pastor

Mas del Castell

Marco los waypoints de las barracas, la Casa de Dalt y el Mas del Castell. No encontramos nada parecido a un castillo pero sí una casa muy pobre al lado del Mas del Castell y que, de momento, no tiene nombre. Buscamos sombra para almorzar. “Debemos llamar a Pep, a ver cómo está”, dice Carles. Establece conexión. “¿Qué habéis hecho?” le debe preguntar Pep. “Bueno, dejamos el PR y subimos caminos que se perdieron en campos, luego subimos caminos de ciervos que también se perdieron …”. Carles se aparta el teléfono de la oreja. Desde donde estoy yo, ya se oyen las exclamaciones. “Te paso a Steve”, dice Carles, y me da el teléfono. “Todo ha sido culpa de Carles”, empiezo. “No os puedo dejar solos”, me interrumpe Pep. “Yo con la pata coja, he hecho el camino de Brocà a Cal Subirana, el arranque del camino de Cal Subirana hacia el Mas del Castell, el camino de Cal Vilalta a Cal Companyó, el camí ramader (camino tradicional usado para subir las ovejas a las pasturas de montaña) de Brocà hacia el río y he enlazado lo que nos quedaba del otro día del camí ral de Brocà a La Pobla de Lillet”. “Vaya”, comento escuetamente. En el fondo, Pep es buena persona y sabe que hacemos lo que podemos con buena intención. Adopta un tono más conciliador. “¿Has marcado las barracas?”. “Sí”. “¿La Casa de Dalt?”. “Sí”. “¿El Mas del Castell?”. “Sí”. “¿Has visto algún castillo?”. “No”. “¿Marcarás el PR?”. “Sí”. “Bueno, llamadme cuando estáis en Brocà”.

Nos ponemos en marcha. Carles baja por un camino que vio, que le llevará a la pista que vimos debajo, antes de llegar a Cerconeda. Yo continúo hacia el oeste con Josep Mª por otro camino y entramos en una zona de campos invadida por el bosque. Todo tiene un aire muy antiguo pero no encontramos ninguna estructura. Sí encontramos un camino que continúa al otro lado del torrente y, quizás éste sí, podría ir a Cerconeda, y otro camino que debe subir al Pla Llosar. Pero no tenemos tiempo para explorar más y volvemos al Mas del Castell y bajamos por el PR. Esta ruta ha sido limpiada hace poco y baja por una cresta dentro del bosque de robles con eses interminables. Su categoría es incuestionable. En la iglesia de Brocà, Carles nos está esperando y deshacemos la ruta seguida al principio hasta el coche, donde nos está esperando Pep.

Una vista bucólica de los campos de Brocà con el sol de la tarde


Cuando Pep me manda su track, resulta que ha hecho más kilómetros y desnivel que nosotros. A veces me pregunto si a Pep, de pequeño, le montaron algún componente extra.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 13,2 km; 625 metros de desnivel acumulado.


sábado, 15 de enero de 2011

Josep Armengué

Josep Armengué fue uno de los miembros del grupo de excursionistas liderados por Cesar August Torras. En 1905, publicó en el boletín del Centro Excursionista de Catalunya, en cuatro entregas, un largo recorrido que hicieron por lo que es el Alt Berguedà y el Alt Ripollès. Relata su periplo con mucho entusiasmo y también con mucho sentido de humor. Debía ser uno de los menos aventureros del grupo y en cierto momento, enumera "les cinc pors" o cinco temores de Armengué, con los cuales me identifico plenamente. Para los no catalanoparlantes, traduzco al castellano:

1) El miedo a los ariscos
2) El miedo a los abismos bilaterales o pasos estrechos
3) El miedo a los cursos de agua abundantes y un poco rabiosos
4) El miedo al trote de las mulas
5) El miedo a los compañeros egoistas o engreídos

7/1/2011 – Entre Vilella y Espelt

Poco a poco, nos vamos desplazando hacia el oeste. Pep quería comprobar primero las conexiones entre Santa Cecilia de Riutort y las casas medievales que visitamos el 17 de diciembre. Dejamos el coche en el viejo puente de Espelt y subimos por el camí ral a la iglesia, donde Pep nos revela los detalles constructivos y los cambios que ha sufrido.

Pep imparte una clase magistral en la iglesia de Santa Cecilia de Riutort


Vista desde la puerta de la iglesia hacia la umbría del Banyador, una zona de denso bosque que nosotros hemos apodado cariñosamente el Infierno Verde. Aún tenemos cosas por mirar allí dentro.

Hacemos la conexión con el vilar medieval, descubriendo otra casa medieval a medio camino. Ahora toca cruzar el río. Mientras paso con temor de una piedra resbaladiza a otra bajo la atenta mirada de Pep, después de quitarme los mapas para que no sufran ningún percance, pienso otra vez en Josep Armengué, un excursionista de un siglo atrás con quien tengo mucho en común. Cuando subimos por el camino marcado como Xarxa Lenta (ver Glosario) hacia la casa de Vilella, cruzamos otro camino que luego resulta ser un canal. Lo seguimos hacia el norte, volviendo a cruzar la pista de Gavarrós, hasta ver el punto de salida del río. Luego lo seguimos en la dirección contraria hasta llegar a una especie de acueducto hecho de hormigón sobre unos delgados pilares de ladrillos.

El acueducto, una construcción moderna

Al otro lado, se ven caminos que vienen a buscar el acueducto. De momento, lo dejamos y volvemos al camino de la Xarxa Lenta. Almorzamos en una cresta. Hoy Pep ha traído una cerveza artesanal desde Valencia y comparamos sus virtudes con el Viejo Peculiar, que he traído yo. Reemprendemos la marcha para no caer presas de la embriaguez y antes de llegar a la gran casa de Vilella, tomamos el camí ral que iba a Broca. Hoy cuesta verlo en muchos puntos por la erosión que ha sufrido la tierra blanda. Suerte de las marcas blancas que nos van guiando. Encima de Vilella, dejamos el camino para bajar la cresta, esperando encontrar un camino pero no hay ninguno hasta llegar a una zona extensa de cultivo, donde encontramos el camino que subía desde Vilella para trabajar los campos.


La casa de Vilella

Desde Vilella, tomamos el camí ral de Bagà a La Pobla de Lillet, que pasaba por la casa de Espelt. Ahora, es mayormente pista pero aún queda un trozo de camino muy interesante.

 Pep y Carles conversan en el camí real entre Vilella y Espelt

El portal del siglo XVI de Espelt

Desde la casa de Espelt, buscamos los caminos que bajan al acueducto. En esa cuesta, hay un pequeño laberinto de caminos, la mayoría de los cuales buscan cruzar el barranco por distintos puntos. Pero nuestro interés prioritario está en el acueducto. Desde allí, volvemos a seguir el canal, que va recorriendo la cuesta debajo de los campos de Espelt hacia el sur. Al final, desemboca en una balsa de hormigón con lavadero, al lado de un agujero más antiguo que probablemente estaba revestido con piedras. El canal sale de la balsa por una esclusa y baja hasta un segundo nivel, donde hay otro canal y un tubo de Uralita que baja hasta el horno de piedra que está al lado del puente de Espelt. Veremos al volver al coche que el tubo llega hasta una turbina debajo de la pista, que se usaba para mover la maquinaria para moler la piedra.
Seguimos el segundo canal que continúa hacia Les Planes. Al final, lo tenemos que dejar por falta de luz pero hemos recorrido 1,4 kilómetros desde el punto de toma en el río, y aún continúa. También está claro que hay dos épocas: una moderna a la que correspondería el acueducto, la balsa de hormigón y el tubo del horno y otra más antigua que es la que hemos dejado sin saber todavía su destino final. Hasta hoy, desconocíamos su existencia.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 14,4 km; 350 metros de desnivel acumulado.




domingo, 9 de enero de 2011

31/12/2010 – Tubau

Como las golondrinas, Pep ha ido al sur para pasar el año nuevo y me ha dejado solo con Carles y Josep Mª. Decido variar de zona y vamos a Sant Jaume de Frontanyà a buscar el camino antiguo a Ripoll que pasaba por el espectacular Pas de les Baumes.

Hasta el Coll de Sant Jaume, el camino estaba claro, así que dejamos el coche en ese punto y buscamos una colita que había visto hace algunos años que sería la continuación. Desde el punto de vista caminístico, es un terreno difícil; tierra blanda, yerbada, muy erosionada y surcada por muchos torrentes y con un atractivo paisajístico escaso. Pero tenía reservadas para mis jóvenes alumnos unas vistas espectaculares en el Pas de les Baumes.
El camino se ve bastante claro y nos lleva a las ruinas de Cal Ribollet. Desde Cal Ribollet el camino es más perdedor pero lo acabamos encontrando bordeando los campos hasta la pista que va a la casa de Tubau. Desde la pista, llegamos a Cal Roma, perdiendo y encontrando caminos, y de allí a las casas de El Soler y el Cap del Camp, las dos últimas en ruinas.



Las ruinas de Can Ribollet

La casa de Tubau, todavía habitada. Se ve el campanario de la iglesia románica detrás


Desde el Cap del Camp, quería encontrar el camino que subía al Coll de la Creu de Soler. No acabamos de encontrar su trazado y salimos a la pista del Pedró de Tubau mucho antes del Coll de la Creu de Soler. Volveremos a intentarlo en la bajada.
Desde este collado, bajaba el camino al Pas de les Baumes, único paso por los Cingles (o Riscos) de Tubau. Hace unos cuantos años, Pep y yo habíamos dilucidado parte del trazado de este camino. En realidad, hay muchos caminos, probablemente fruto de una intensa explotación forestal en el pasado. El terreno tiene forma de embudo y todos los caminos acaban en un torrente que cruza el embudo hasta lanzarse por el abismo. Actualmente, el Pas de las Baumes forma parte de la nueva ruta del Ermitaño. Seguimos las marcas rojas que toman un camino marcado que baja en diagonal hacia la derecha y que ya conocía. Cruza el torrente y se dirige hacia el precipicio. Pero el camino se acaba y las marcas bajan como pueden la pequeña cuesta hasta llegar al torrente. Evidentemente, no han marcado el camino correcto. De cuando vine con Pep, recuerdo que el camino antiguo cruzaba el torrente mucho más cerca del precipicio y al cabo de un rato, vemos una zona amplia y entramos en el camino antiguo.


El Cingle del Roquerol

Salimos del bosque y la vista se abre. Vemos las paredes infranqueables del Cingle del Roquerol a la izquierda y los Cingles de Tubau a la derecha. Delante, el pequeño poblado de Aranyonet y detrás, las montañas que conforman la última línea antes del Pirineo Axial, detrás de Castellar de n’Hug y Montgrony. Llevo a Carles y Josep Mª hasta las Baumes, que son pequeños huecos cortados al pie de la roca, al lado de los cuales pasa el camino. Cuando el camino empieza a descender, damos la vuelta y buscamos el trazado correcto del camino antiguo hasta el Coll de la Creu de Soler. Tras unas dudas en el último tramo, lo resolvemos todo. Una vez que lo has hecho, es obvio y uno se pregunta porqué los que hicieron la ruta del Ermitaño no se esforzaron un poco más en buscar el trazado correcto en vez de seguir el camino más visible y al final tener que hacer una chapuza.


Les Baumes

Carles y Josep Mª contemplan la vista. Detrás, el Cingle del Roquerol y delante, el abismo


En el Collado de la Creu de Soler, almorzamos. Josep Mª ha traído café que me devuelve fuerzas para buscar el camino de bajada. Vamos siguiendo un camino muy erosionado que al final desemboca en campos en un cruce de caminos entre El Soler y Cap del Camp.

Cerca del Cap del Camp, el mapa del Alpina marca dos casas más, Cal Trempat y Cal l’Eugasser. Desde el Cap del Camp, seguimos un camino muy marcado pero nos deja demasiado alto y tenemos que bajar. Encontramos la primera casa pero me equivoco en la lectura del mapa y vemos la segunda casa desde el lado equivocado de un barranco que ahora es demasiado tarde para cruzar. Continuamos por este terreno tan difícil, a veces con camino y a veces sin, hasta llegar a la carretera y de allí al coche. Aún quedan cosas por aclarar aquí.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 11,3 km; 540 metros de desnivel acumulado.