La casa de Rotllán y detrás la dehesa de Cerconeda y Sant Marc.
Sant Martí de Brocà
Y su surrealista portal del siglo XIX
Hace tiempo que notamos el calor del sol y pronto hará una temperatura casi para ir en manga corta. Iniciamos la subida por el PR (sendero de pequeño recorrido) pero al cabo de un rato, vemos un camino muy marcado a la izquierda. Tenía el deseo secreto de encontrar la conexión de Brocà con la casa de Cerconeda y aquí podría ser un buen sitio. El PR lo haremos de bajada. El camino entra en campos y se difumina. Por caminos de ciervos, llegamos a una fuente y, desde allí, seguimos un camino claro que marca el trazado de un tubo antiguo que probablemente llevaba agua a las casas de Vilalta y Cosí. Antes de llegar al final del camino, vemos otro camino que sube hacia la izquierda. Lo seguimos pero tomamos derivaciones que se acaban perdiendo. Subimos la cuesta sin camino hasta una pista y vemos dos caminos; uno hacia la derecha que debe ir al Mas del Castell y otro hacia la izquierda y, esta vez sí, seguramente irá a Cerconeda. Lo seguimos y se difumina en campos. Al otro lado de los campos, se ve un camino que va perdiendo categoría rápidamente y finalmente entramos sin camino en los campos de Cerconeda. Empiezo a preguntarme cómo voy a explicar eso a Pep.
En primer plano, las ruinas de Cerconeda, y detrás, el valle de Bastareny y Tancalaporta
El valle del Llobregat visto desde los campos de Cerconeda
Desde Cerconeda, tomamos la pista que sube al Pla Llosar, pasando por campos y más campos. No creo que todo eso se cultivara desde Cerconeda, pienso, tiene que haber otra casa, pero de momento no la encontramos. Entramos en el Pla Llosar, un extenso llano con grandes campos cuadrados delimitados con muros de piedra seca. A lo lejos, divisamos otra persona que viene hace nosotros. Cuando se produce el encuentro, charlamos un rato. Tiene una mochila como un armario a las espaldas pero no parece pesarle nada y le acompaña una joven perra husky. Se llama Joël; antes corría en cursas (carreras) de montaña pero decidió que quería ver paisaje y no sólo las zapatillas del que iba delante. Tomó un año sabático y se propuso recorrer todos los PR de Cataluña, unos 200 y pico en total.
Josep Mª prueba la vida de pastor
Marco los waypoints de las barracas, la Casa de Dalt y el Mas del Castell. No encontramos nada parecido a un castillo pero sí una casa muy pobre al lado del Mas del Castell y que, de momento, no tiene nombre. Buscamos sombra para almorzar. “Debemos llamar a Pep, a ver cómo está”, dice Carles. Establece conexión. “¿Qué habéis hecho?” le debe preguntar Pep. “Bueno, dejamos el PR y subimos caminos que se perdieron en campos, luego subimos caminos de ciervos que también se perdieron …”. Carles se aparta el teléfono de la oreja. Desde donde estoy yo, ya se oyen las exclamaciones. “Te paso a Steve”, dice Carles, y me da el teléfono. “Todo ha sido culpa de Carles”, empiezo. “No os puedo dejar solos”, me interrumpe Pep. “Yo con la pata coja, he hecho el camino de Brocà a Cal Subirana, el arranque del camino de Cal Subirana hacia el Mas del Castell, el camino de Cal Vilalta a Cal Companyó, el camí ramader (camino tradicional usado para subir las ovejas a las pasturas de montaña) de Brocà hacia el río y he enlazado lo que nos quedaba del otro día del camí ral de Brocà a La Pobla de Lillet”. “Vaya”, comento escuetamente. En el fondo, Pep es buena persona y sabe que hacemos lo que podemos con buena intención. Adopta un tono más conciliador. “¿Has marcado las barracas?”. “Sí”. “¿La Casa de Dalt?”. “Sí”. “¿El Mas del Castell?”. “Sí”. “¿Has visto algún castillo?”. “No”. “¿Marcarás el PR?”. “Sí”. “Bueno, llamadme cuando estáis en Brocà”.
Nos ponemos en marcha. Carles baja por un camino que vio, que le llevará a la pista que vimos debajo, antes de llegar a Cerconeda. Yo continúo hacia el oeste con Josep Mª por otro camino y entramos en una zona de campos invadida por el bosque. Todo tiene un aire muy antiguo pero no encontramos ninguna estructura. Sí encontramos un camino que continúa al otro lado del torrente y, quizás éste sí, podría ir a Cerconeda, y otro camino que debe subir al Pla Llosar. Pero no tenemos tiempo para explorar más y volvemos al Mas del Castell y bajamos por el PR. Esta ruta ha sido limpiada hace poco y baja por una cresta dentro del bosque de robles con eses interminables. Su categoría es incuestionable. En la iglesia de Brocà, Carles nos está esperando y deshacemos la ruta seguida al principio hasta el coche, donde nos está esperando Pep.
Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 13,2 km; 625 metros de desnivel acumulado.
Mas del Castell
Marco los waypoints de las barracas, la Casa de Dalt y el Mas del Castell. No encontramos nada parecido a un castillo pero sí una casa muy pobre al lado del Mas del Castell y que, de momento, no tiene nombre. Buscamos sombra para almorzar. “Debemos llamar a Pep, a ver cómo está”, dice Carles. Establece conexión. “¿Qué habéis hecho?” le debe preguntar Pep. “Bueno, dejamos el PR y subimos caminos que se perdieron en campos, luego subimos caminos de ciervos que también se perdieron …”. Carles se aparta el teléfono de la oreja. Desde donde estoy yo, ya se oyen las exclamaciones. “Te paso a Steve”, dice Carles, y me da el teléfono. “Todo ha sido culpa de Carles”, empiezo. “No os puedo dejar solos”, me interrumpe Pep. “Yo con la pata coja, he hecho el camino de Brocà a Cal Subirana, el arranque del camino de Cal Subirana hacia el Mas del Castell, el camino de Cal Vilalta a Cal Companyó, el camí ramader (camino tradicional usado para subir las ovejas a las pasturas de montaña) de Brocà hacia el río y he enlazado lo que nos quedaba del otro día del camí ral de Brocà a La Pobla de Lillet”. “Vaya”, comento escuetamente. En el fondo, Pep es buena persona y sabe que hacemos lo que podemos con buena intención. Adopta un tono más conciliador. “¿Has marcado las barracas?”. “Sí”. “¿La Casa de Dalt?”. “Sí”. “¿El Mas del Castell?”. “Sí”. “¿Has visto algún castillo?”. “No”. “¿Marcarás el PR?”. “Sí”. “Bueno, llamadme cuando estáis en Brocà”.
Nos ponemos en marcha. Carles baja por un camino que vio, que le llevará a la pista que vimos debajo, antes de llegar a Cerconeda. Yo continúo hacia el oeste con Josep Mª por otro camino y entramos en una zona de campos invadida por el bosque. Todo tiene un aire muy antiguo pero no encontramos ninguna estructura. Sí encontramos un camino que continúa al otro lado del torrente y, quizás éste sí, podría ir a Cerconeda, y otro camino que debe subir al Pla Llosar. Pero no tenemos tiempo para explorar más y volvemos al Mas del Castell y bajamos por el PR. Esta ruta ha sido limpiada hace poco y baja por una cresta dentro del bosque de robles con eses interminables. Su categoría es incuestionable. En la iglesia de Brocà, Carles nos está esperando y deshacemos la ruta seguida al principio hasta el coche, donde nos está esperando Pep.
Una vista bucólica de los campos de Brocà con el sol de la tarde
Cuando Pep me manda su track, resulta que ha hecho más kilómetros y desnivel que nosotros. A veces me pregunto si a Pep, de pequeño, le montaron algún componente extra.
Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 13,2 km; 625 metros de desnivel acumulado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario