Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



miércoles, 22 de febrero de 2012

16/2/2012 – Descalabro en Soldevila o Buscando el camino de Vilada

Un viaje a Inglaterra al que siguió una ola de frío siberiano me han impedido salir. El 27 de enero, Pep y Carles recorrieron el camino entre Castell de l’Areny y la iglesia de Sant Julià de Cosp, ahora parte de la Xarxa Lenta, y localizaron algunas casas.


Pero por fin hoy el tiempo cambia y podemos salir. Después de despreciar el Catllaràs durante tanto tiempo, ahora Pep está entusiasmado con la zona. Como tarea para hoy, quiere localizar el camino de Vilada a Sant Jaume de Frontanyà que sale en las Minutas.

En el Mikado, Pep y Carles comparten progresos en sus respectivos árboles genealógicos. La conversación continúa hasta el coche y también en el trayecto. Eso de buscar las raíces atrae mucho pero las mías están muy lejos y me callo. Aparcamos encima del molino de Soldevila, cerca de la gran casa de Camprubí. Al bajar del coche, veo en la cara de Carles la mirada de un hombre que se esfuerza por recordar algo importante. Al abrir el maletero, descubre que dejó su mochila en Berga, distraído por sus antepasados. Había grabado en su GPS el trazado de los caminos antiguos que Pep quiere buscar pero ahora no tiene ni GPS ni cámara ni bastón ni, lo más importante de todo, comida o agua. Pep y yo estallamos en carcajadas. “No te preocupes”, dice Pep. “Steve te dará un trozo de lechuga con margarina”, en alusión al contenido poco catalán de mis bocadillos.

Mientras caminamos al molino para inspeccionarlo, no puedo reprimir la risa y, todavía 2 horas después, cada vez que veo a Carles caminando como un turista con las manos en los bolsillos, me entran ganas de reír. Carles hace tiempo dejó de verle la gracia pero a mí me ha ido de fábula. Todos los pequeños dolores que había ido acumulando durante estas semanas me han desaparecido de golpe.

La casa de Camprubí

Continuamos por la pista debajo de Camprubí. Al pasar por el molino de la misma casa, nos desviamos por la derecha y entramos en el bosque. Pasamos las próximas horas siguiendo caminos y pistas pero sin los tracks de Carles, estamos ciegos y no conseguimos dar con la llave que va a abrirnos esta cuesta. Aunque algunos caminos tienen categoría, su finalidad es eminentemente forestal.

Volvemos a la pista, ya más cerca de Cosp. Pasamos por el molino de Cosp y subimos a la casa de Cortines donde comemos, con vistas a la iglesia románica de Sant Julià.

Carles apela a los sentimientos más nobles de Pep

Aquí es fácil desplazarse en la imaginación unos cuantos siglos atrás, cuando las casas estaban todas habitadas, la tierra se trabajaba, había un trajín constante de personas y animales por los caminos y se decía misa los domingos en la iglesia.

Paisajes eternos; Sant Julià de Cosp

Subimos por el camino antiguo al Coll de les Lloberes. De allí sale el camino que iba a la casa de Cercosa y fue la ruta descrita por César August Torras para ir de Vilada a Sant Jaume pero, curiosamente, ese camino no sale en la Minuta. Nosotros, en vez de bajar al valle, seguimos un camino ya conocido que recorre la cresta, nuevamente en busca del camino de la Minuta, pero sin éxito, y acabamos bajando por caminos de bosque hasta el molino de Camprubí.

Para poner punto final al día, subimos a la casa de Soldevila para establecer la conexión con Camprubí. Era una casa bastante grande, con un pozo propio. Con las paredes de los Rocs del Castell como telón de fondo, hace un conjunto muy fotogénico.

La casa de Soldevila con la muralla de los Rocs del Castell detrás

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 13,6 km; 660 metros de desnivel acumulado.