Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



jueves, 20 de diciembre de 2012

7/12/2012 – Buscando los caminos de Sobirats

Hay una zona que todavía tenemos bastante en blanco y es la ribera izquierda del Merdançol desde Borredà hacia Sant Jaume de Frontanyà. Logro convencer a Pep para que la visitemos. Hoy vuelve a ser un día gélido.


Aparcamos el coche en el camping de Campalans, de propiedad familiar y con la masía convertida en hotel rural de mucho encanto. Saludo al hijo, Jordi, que conocí el año pasado en un curso sobre “Cómo hablar en público”. De momento, ni él ni yo hemos hablado en público desde entonces. Él también tiene mucho interés en saber qué hay al otro lado del río ya que, desde el camping, lo único que se ve son pinos.

Presa del molino de Campalans

Bajamos al río y localizamos la presa del molino de Campalans. Caminamos río abajo por la pista hasta llegar al molino, que ahora se alquila dentro del camping como apartamento. En un anexo, todavía se ve la maquinaria para moler el maíz y hay ruedas de moler repartidas por el jardín.

 La casa del molino de Campalans

Y una vista del jardín con una rueda de moler

Continuamos por la pista hasta llegar a la presa del molino siguiente, el de Sobirana, cruzamos el río y llegamos al molino, ahora arreglada como casa de fin de semana.

La presa del molino de Sobirana

Es hora de entrar en el bosque y volvemos a subir hacia el norte, anotando caminos que bajan a los molinos. Me despido del sol que disfruté de forma efímera en el molino de Sobirana. El ruido de las motosierras y de los árboles que caen nos impide ir más hacia el este y caminamos por un bosque frío, hostil, desierto. El ambiente es cada vez más sombrío y finalmente entramos en la umbría encima del Rec dels Nou Fonts. Aquí no llega el sol en todo el día y hay escarcha en el suelo.

Caminamos por un país helado hacia Sobirats

Algún día, alguien me tendrá que explicar porqué en invierno pasamos todo el día sin apenas ver el sol y en verano, subimos cuestas pedregosas sin sombra bajo un sol que no aguantan ni los lagartos.

Los mapas de las Minutas habían marcado caminos hacia Sobirats pero no logramos encontrar ni uno. Sólo pistas, escarcha y un caos de ramas cortadas. A lo lejos, vemos la casa de Sobirats y buscamos la manera de llegar. Cuando uno va por la carretera de Sant Jaume de Frontanyà, la solana de Sobirats se ve como una especie de altiplano, misterioso e inaccesible. Pero hoy por fin los misterios se van a aclarar.

Dejamos la pista principal para bajar por una pista secundaria al Rec. Con cada metro que bajamos, parece que la temperatura desciende un grado. Cruzamos la riera con un frío siberiano y nos apresuramos a buscar el sol al otro lado. Todavía sin encontrar caminos, subimos por los campos hasta salir debajo de la casa. Se ve bastante arreglada y posiblemente habitada. Pep, aunque no duda en opinar que los propietarios de los terrenos deben permitir el paso libre por los caminos tradicionales, siente un gran respeto por la propiedad de las casas y, al verla arreglada, no quiere acercarse y nos obliga a almorzar en los campos debajo.

Después de comer, seguimos un camino hacia el norte pero se muere en los campos. Cruzamos el barranco y continuamos hacia el oeste, pasando por terrazas interminables de campos de cultivo, sin ver nada que se parezca a un camino. Tengo la sensación de que hemos estado en todas partes excepto donde están los caminos. “Tendríamos que haber subido a la casa. Desde allí, habríamos visto los caminos”, recrimino a Pep, mientras intento desenredar una zarza que me tiene cogida una pierna. Pep no contesta.

Cambiamos de rumbo para buscar otra casa, más pequeña, llamada Cabanes. Desde allí, sale un camino, el primero medianamente decente desde que dejamos el coche. Salen otros caminos secundarios, hacia el Molino de Cabanes en un sentido y hacia Sobirats en el otro. Pero ya no hay tiempo para explorarlos. Por fin tenemos una llave pero nos hemos quedado sin tiempo para abrir la puerta.

Algún día, alguien me tendrá que explicar también cómo es que muchas veces encontramos los caminos interesantes al final, cuando sólo nos queda tiempo para volver al coche.

Volvemos a cruzar el Rec dels Nou Fonts y entramos nuevamente en la tierra del frío eterno y las pistas de desembosque. En una cresta, bajamos por un camino que yo ya conocía, que nos lleva a una captación de agua en el Merdançol. Aquí hay un poste de la Xarxa Lenta invitándonos a seguir el camí ral de Borredà a Sant Jaume de Frontanyà.

Siguiendo el camino del agua hacia Campalans

“Es muy majo pero parece más bien el camino del tubo de agua”, dice Pep. A mí me parece recordar de mis lecturas de César August Torres que el camí ral pasaba por el otro lado del río hasta el Molino de Terradelles. Pero no hay tiempo para aclarar dudas; la hora de la clase de música se nos echa encima y vamos casi al trote hacia Campalans.

Jordi nos sale al encuentro. “¿Qué habéis encontrado?”, nos pregunta, ansioso. No podemos explicarle mucho; hemos estado en todas partes pero no hemos visto nada. Habrá que volver.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 10,9 km; 470 metros de desnivel acumulado.

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