Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



jueves, 6 de diciembre de 2012

30/11/2012 – Solancornut

La semana siguiente fui a Inglaterra. Disfruté de 3 días de lluvia, medio día de viento y medio día de sol.


Esta semana, volvemos a ser Pep y yo. Ahora tengo mapas que he podido imprimir en el plotter del Telecentre de Berga por un precio muy módico. Pep no siente la necesidad de tener esos mapas pero para mí, tenerlos es como devolver la vista a un ciego.

Hablando con Pep por teléfono el día antes, me pidió buscar un valle entre Viladonja y Sant Esteve de la Riba. Mirando el mapa, sólo hay uno, el de Solancornut (un nombre que valdría la pena investigar algún día). El Alpina marca dos casas, la del mismo nombre y la Casa de la Baga al otro lado del valle, con un entramado de pistas entre las dos.

Hoy es el día más frío de lo que llevamos de invierno. En el Mikado, entretengo a Pep con preguntas sobre sus actividades y descubrimientos para retrasar un poco la salida y que el sol suba un poco más.

Aún así, bajamos del coche con 0ºC. Entramos en la pista que sube por la cara norte del valle, mirando como la luz del sol va llegando al otro lado del valle. Parecemos destinados a pasar la mayor parte del día caminando en la penumbra.

No puedo resistir la tentación de subir los caminos que van apareciendo y que invariablemente mueren en carboneras. Pep muestra una paciencia admirable y me tolera estos desvíos, aunque lo que él realmente quiere hacer es buscar las casas. Por fin, cruzamos la riera y entramos en la cara sur y, por primera vez desde que salimos del coche, vemos el sol . En la pista, Pep anota los restos de un mas medieval pero no es la casa marcada como Solancornut en el mapa del Alpina. Con cierta dificultad, la encontramos – una casa pobre de la que apenas quedan algunas paredes de 1 metro de alto.

Volvemos a las sombras de la cara norte, explorando más caminos, y llegamos a la Casa de la Baga, situada en uno de los pocos lugares de la umbría donde llega el sol de invierno. Nuevamente, una casa pobre con los restos de algunas paredes. Detrás de la casa, un gran camino transversal, hacia Viladonja en una dirección y hacia el fondo del valle en la otra. Aquí comemos.

Pep escudriña al otro lado, hacia Solancornut. “Hay una tercera casa”, me dice. “Allí, detrás de la vaca”. Busco la vaca y detrás veo lo que parece ser un muro. “¿No será el muro de un bancal?”, aventuro. Pero Pep insiste. Ya sé dónde iremos después de comer.

Vista desde la Casa de la Baga: Las rocas de Castell de l'Areny y detrás, la Serra d'Ensija, ya con nieve

Seguimos el camino transversal detrás de la casa hacia el noreste, cruzamos nuevamente la riera y Pep, con su orientación infalible, nos lleva a la nueva casa, situada unos 250 metros de la primera, más grande y abandonada bastante después y que seguramente es el Cal Solancornut auténtico.

Restos de la casa de Solancornut

Se acerca la hora de la clase de música y hay que volver. Veo un camino que marcha hacia el oeste y lo sigo. Va pasando por los campos y Pep me asegura que acabará muriendo, al igual que todos los demás caminos que le he hecho seguir. Pero los británicos también sabemos ser tercos y no dejo que aflore la duda en mi mente. Los campos acaban y el camino continúa. “Ya me gusta más”, concede Pep. El camino gira hacia el norte y entra en la umbría. Ahora su trazado es inconfundible y seguimos un camino perfectamente formado y con una intención clara de llegar a Sant Esteve de la Riba. No está en el mapa del Alpina.

El camino de Solancornut a Sant Esteve de la Riba

Llegamos al Rec de la Riba, cruzamos la riera y entramos en la pista hormigonada debajo de la casa de la Riba. Volvemos por la pista hacia el coche pero constatamos que la pista no se hizo del todo encima del camino antiguo. Donde antes hubo obstáculos, ahora aniquilados por la maquinaria moderna, el camino antiguo se separa y busca otro trazado, del cual se marchan otros caminos que algún día habrá que explorar.

Una de las balsas del Rec de la Riba

Justo antes de llegar al coche, nos desviamos nuevamente de la carretera para entrar en una zona donde el Alpina marca al menos cuatro casas. Detrás del bosque que bordea la carretera, vemos campos, alguna pared sospechosa pero no hay tiempo para más y tenemos que dejarlo para otro día.

Nos va gustando cada vez más esta zona. Como en todas partes, hay pistas forestales pero aún quedan muchos caminos y abundantes casas para buscar. Creo que pasaremos aquí buena parte del invierno.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 10,8 km; 340 metros de desnivel acumulado.

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