Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



sábado, 9 de octubre de 2010

1/10/2010 – El Pas de la Roca Plana

Nuestros lectores recordarán que la semana anterior, Pep y yo estuvimos comiendo en el Prat de l’Estenedor frente al Pas de la Roca Plana. Ninguno de los dos lo habíamos subido y aunque estaba marcado en el Alpina, yo me resistía a probarlo. Sin embargo, desde el Prat de l’Estenedor, me parecía más asequible y accedí a subirlo la próxima semana.

Hoy tenemos un invitado, Esteve, un amigo de Pep de los partidos de ajedrez y nativo del Berguedà pero actualmente es profesor de psicología en una de las universidades de Barcelona (no sé cuál). Desde hace unos cuantos años, se apunta a una o dos salidas al año con nosotros.


Volvemos a subir la larga pista al Prat d’Aguiló y caminamos al refugio para hacer el tramo del Camí dels Collets que nos faltaba por completar. La niebla estaba enganchada a la cresta del Cadí y allí nos íbamos a meter. Iniciamos el flanqueo hacia el Prat de l’Estenedor. En algunos puntos, el camino parece buscar el único sitio por donde se puede pasar entre las formaciones rocosas y eso me hace plantear una vez más una de nuestras eternas preguntas: ¿qué vino primero, el paso o el camino? O sea, ¿había un paso y por eso existe el camino o el paso se hizo cuando se hizo el camino?




El Camí dels Collets

Con esos pensamientos, voy cruzando torrentes, pedregales (tarteras en catalán) y pequeños collados hasta llegar al Prat de l’Estenedor. Delante, el Pas de la Roca Plana, perdido en la niebla. Iniciamos la subida por la cresta.

Esteve es 11 años más joven que nosotros pero, siendo neourbanita, sube pocas montañas y pronto empieza a resoplar. Pero como buen psicólogo, conoce nuestro perfil y no tarda en sacar temas que nos hará detenernos para conversar y así puede reponer fuerzas. Y nosotros caemos gustosamente en la trampa ya que la compañía es amena.


Entramos en la niebla debajo de la Roca Plana

Salimos del bosque y vamos subiendo como podemos por la cuesta. Cruzamos una pequeña ‘tartera’ y entramos en un pequeño valle que en el mapa tiene el nombre de Prat Sistrer, aunque de prado tiene muy poco. La niebla a veces se levanta y a veces baja, ofreciéndonos vistas de gran belleza o totalmente fantasmagóricas. A la entrada del valle, una cruz de madera nos parece advertir de los peligros que nos esperan si continuamos.

La cruz de madera

Desoyendo el consejo, continuamos por una fuerte pendiente hasta salir a una cresta. Seguimos la cresta hasta llegar a la pared. Ahora tocará escalar; no tiene ninguna dificultad técnica y alguna alma caritativa ha puesto pequeños montículos de piedras que nos guían certeramente pero yo no soy ningún escalador. Intento no pensar en lo que podría pasar si diera un paso en falso o me enredara con mi palo y me centro en seguir las botas de Esteve. Como todo en este mundo, la escalada se acaba y sólo nos queda un flanqueo para llegar al hueco entre dos cimas que es el Pas de la Roca Plana.

Casi estamos arriba

El último flanqueo al Pas de la Roca Plana
Un Pep exultante

Tras saborear el triunfo, emprendemos nuevamente la subida hacia el Pas dels Gosolans, caminando justo debajo de la cresta del Cadí. Estamos en el municipio berguedano de Gisclareny, en el enclave de Cortils. A medida que ganamos altura, se abre la vista de toda la zona de prados, con la cabaña de Cortils abajo, y detrás, la Serra Pedregosa, y detrás, la cara norte de Pedraforca.


La Coma dels Cortils


La cara norte de Pedraforca

El Gat

Cruces de hierro cerca del Pas dels Gosolans

Las veces que había estado en esta parte del Cadí, había venido desde el Pas dels Gosolans o desde Comabona, nunca desde aquí, y las perspectivas son totalmente inéditas para mí.

Llegamos al Pas dels Gosolans y bajamos hacia el refugio, ahora cerrado, parando para comer en un pequeño prado soleado.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 10 km; 710 metros de desnivel acumulado.

1 comentario:

Josep Mª dijo...

Caram, caram, quina cara de satisfacció que fa el Josep!! :-):-)