Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



domingo, 24 de enero de 2010

15/01/2010 – Merdançol (Borredà)

Ha pasado casi un mes desde nuestra última salida. Primero, un alto obligado por las fiestas navideñas y luego una ola de frío nos impiden salir. Hablo con Pep Sánchez: “Tenemos que ir al Rec dels Solans, quedan cosas por mirar allí”, me dice. Tocarán molinos y fango.

Dejamos el coche en el Pont de Sant Joan. Desde allí, un poco más río arriba, se ven las ruinas de nuestro primer molino, el de Sant Joan, al lado de un bonito salto de agua, utilizado como molino batanero para el trabajo de la lana. Emprendemos un flanqueo para buscar el primer camino, el que conectaba esta zona con el Molí de la Cirera. Lo habíamos visto hace años pero ahora lo seguimos hasta salir con el molino delante, al otro lado del río y ahora usado como segunda residencia. Volvemos sobre nuestros pasos, entramos en las pistas nuevas abiertas para la explotación de los bosques públicos llamados Els Emprius. Están enfangadas por las recientes lluvias pero su trazado ha sido moderadamente respetuoso con los caminos: generalmente los cortan pero no pasan encima de ellos. Aquí había tres casas: el Planàs, Cal Guix y La Faja. Dejo a Pep explicando a José María los misterios de la lectura arqueológica de las casas en ruinas y voy con Carles a matar colitas. Dos prometen: Uno que entronca en una pista que viene de la casa de Rovires de Dalt y debía ser el camino para ir de esa casa a Borredà y otro, un poco más abajo y más ancho, que debía ir más lejos y quedará para otro día.

Nos reunimos en La Faja y buscamos el camino principal para ir a Borredà, marcado en los antiguos mapas de los años 20 y 30.


Rec dels Solans, en el camino al Molí de Dalt

Es un camino bien marcado (en parte gracias a las motos) que busca el fondo del Rec dels Solans para salir luego en la cresta delante del Molí de Dalt. Allí está también una de las joyas del municipio, el Gorg de Salt y, al lado, los pocos restos que quedan del Molí de Cal Tisoi. La cascada bien vale una visita y tiene fácil acceso desde la carretera de Borredà a Ripoll.

Volvemos sobre nuestros pasos. Es la hora de comer y buscamos un sitio soleado. La conversación es un poco parca; creo que estoy incubando un virus. Deshacemos el camino hacia el coche y vamos al último molino de hoy: el Molí de la Font, aproximadamente 1 km aguas abajo del Pont de Sant Joan. Una estructura impresionante, restos de un gran edificio, con su fuente, hoy tapiada. Al lado, el esbelto puente sobre el Merdançol que usaban los que iban a Vilada. Parece que han despejado la vegetación desde mi última visita. Lástima de los viejos plásticos, vestigios del antiguo vertedero del pueblo de Borredà.

El Molí de la Font


y su puente

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 10 km; 400 metros de desnivel acumulado.

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