Tenía la idea de volver a Palmerola. El año pasado (12/11/2010), había dejado una colita muy apetitosa en Cal Jaume y pensé que podríamos seguir investigando por allí. Sin embargo, me parecía que los caminos nos llevarían demasiado hacia Sant Jaume de la Frontanyà y vi que el mapa de 1951 también marcaba muchos caminos entre la carretera de Borredà y el Castillo de Palmerola. Sobre el mapa, todo parecía coser y cantar, sobre todo para unos expertos en la materia como nosotros, así que cambié mi plan original.
Había pedido a Carles que bajara caminos a su GPS pero, hablando en el Mikado, veo que ha bajado caminos desde los Casons para arriba y de la parte donde yo pensaba ir, no tenía prácticamente nada. Sin embargo, convencido que no habría problemas, decido mantener mi intención original.
Dejamos el coche en la carretera, en el punto llamado el Pont de la Roca. Desde allí subía el camino a los Casons, un grupo de casas bajo el castillo y nuestro primer objetivo; además, también sale en el mapa del Alpina. Entramos en la pista que sube al lado del Torrent dels Casons y nuestro primer intento nos hace cruzar el torrente, donde entroncamos con un camino importante y en el que oímos pero no vemos unas vacas pastando en el bosque. Pero ya nos hemos equivocado, porque el camino marcado no cruza el torrente. “Además, las vacas hacen mucho ruido”, dice Carles, mirando nerviosamente a su alrededor.
Damos media vuelta y subimos la pista un poco más. Allí vemos el arranque del camino bueno y entramos. Seguimos un camino despejado y ancho torrente arriba. Al cabo de medio kilómetro, el camino bifurca y opto por seguir el ramal que cruza el torrente, ya que quería buscar el camino que subía a la Collada de Sobirats. Sin embargo, en vez de subir, vuelve a bajar el curso del torrente, en dirección a la casa de Maçaneta. Volvemos a pasar al lado de las vacas ruidosas y, aprovechando una cresta despejada, subimos a la pista a los Casons.
Vista del Castillo de Palmerola desde la pista que sube a la Collada de Sobirats. Detrás, el Prepirineo del Ripollès
Ahora toca buscar el camino de la Collada de Sobirats pero no se ve nada y además han cortado el bosque y es un caos de ramas. Me parece ver un camino y subo. Al cabo de pocos metros, se muere y acabamos subiendo al Serrat de l’Espolla sin camino. En el collado detrás de la cima del Serrat, vemos un camino que parece ser el auténtico y lo seguimos hacia abajo. Todo va bien hasta que empieza tener una pendiente más acusada. Yo no tenía ganas de volver a subir aquella cuesta y Carles no se ofrece voluntario, así que damos media vuelta y entramos en la pista a la Collada de Sobirats. Se ha cortado intensamente toda esta cuesta, aparentemente sacando los pinos y dejando las hayas. A pesar del caos, el bosque ha sido despejado lo suficiente para dejar al descubierto pequeñas zonas de cultivo en las hondonadas.
Pequeñas zonas de cultivo reveladas por la tala del bosque
Caminando hacia la Collada de Sobirats, empiezo a preguntarme cómo voy a explicar esto a Pep. Pero en la Collada, tendré una oportunidad para redimirme, ya que allí hay un cruce de caminos antiguos. Uno de los caminos bajaba a la casa de Sobirats y su trazado ahora parecía ocupado por una pista. Elijo otro camino que subía hacía el NO, pasando a la Baga de Roca Roja.
Tras algunas dificultades, lo encontramos pero entre la hierba que ha crecido, las artigas (ver Glosario) y los árboles que se han cortado, su trazado es de lo más tenue. Y para colmo, lo que hemos visto como camino acaba bajando al Coll Pèlitx cuando tenía que seguir subiendo. Pasamos a la Baga por las pistas pero no vemos ni rastro del camino.
Esto empieza a ser bochornoso. Ya me imagino los comentarios irónicos de Pep y repaso mis opciones. ¿Culparle de todo a Carles? No colaría porque los mapas los tengo yo. ¿Borrar “accidentalmente” el track e inventarme una salida impecable? Tampoco colaría. Tenía una última oportunidad: un camino que bajaba a los Casons desde Terrers Roigs. Llegamos allí por pistas nuevas de desembosque y desde el collado, me parece ver un camino que baja.
Almorzamos en la cresta, con la bajada a nuestra izquierda. Sin embargo, cuando emprendemos el descenso, el camino resulta ser un espejismo. La vegetación se cierra alrededor nuestro con malas intenciones pero finalmente conseguimos bajar siguiendo un antiguo y tapado camino de arrastrar troncos.
Cuando regreso a casa y bajo el track, veo que el camino de 1951 baja a la derecha de la cresta, no a la izquierda. Así, del mismo modo que el Capitán Nolan, en 1854, en la Guerra de Crimea, envió la Brigada Ligera inglesa por el valle equivocado en Balaclava, donde fue diezmada por la artillería rusa, yo hice bajar a Carles por el valle equivocado, donde fuimos despellejados por las zarzas.
Sea como sea, logramos escaparnos de las garras vegetales y salimos en la pista encima de los Casons. De estas casas, hay una ocupada por un grupo de jóvenes, que nos saludan amistosamente.
Algunas de las casas del grupo que conforman los Casons
Tras encadenar un fracaso tras otro, sólo nos queda localizar el arranque desde los Casons del camino que comenzamos a seguir esta mañana y así llegamos en línea recta al coche.
Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 10,7 km; 560 metros de desnivel acumulado.
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