Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



sábado, 14 de enero de 2012

5/1/2012 – Progresos en Palmerola

Ayer me llamó Pep, acababa de volver pero tenía que cumplir con obligaciones familiares relacionadas con Reyes. Volvemos a ser Carles y yo y decido volver a Palmerola, esta vez respetando el plan original.

Aparco el coche en la Collada de Cal Jaume. Viendo la escarcha en el camino, temo lo peor pero al salir del coche, no hace tanto frío. Nuestra primera tarea es abrir paso entre un grupo de vacas que están convencidas que hemos venido a traerles algo. Intento explicarles que en realidad hemos venido a buscar caminos pero desisto ante las miradas de incomprensión.

Nos plantamos en esa colita (ver Glosario) tan bonita en Cal Jaume, dejando otro camino que marcha a la derecha y también marcado en la Minuta de Palmerola para la vuelta. Nos ponemos en marcha y seguimos un camino magnífico que va subiendo hacia Puig Miró. Todo va bien hasta que llegamos a una bifurcación inesperada que obliga a tomar una decisión y luego hay una segunda bifurcación y una tercera. Hay un pequeño laberinto debajo de la Roca de la Guilla del cual no vimos nada en nuestro intento fracasado de encontrar estos caminos el 5 de noviembre del año pasado.

Vista del Castillo de Palmerola a primera hora de la mañana desde el camino de Cal Jaume, con Montseny al fondo

Llegamos a un collado donde hay una unión de pistas. La Minuta (ver Glosario) marcaba un camino hacia la Serra de Pomeroles y allí lo tenemos delante, más claro imposible. Tengo el convencimiento de que hoy vamos a hacer historia y no puedo reprimir el deseo de llamar a Pep para decírselo. “Lo que te estás perdiendo”, le digo. “Hoy lo vamos a aclarar todo”. Cierro el móvil con satisfacción. Pero el destino reserva para la soberbia algunos de sus castigos más crueles. Al cabo de poco rato, el camino entra en una zona de antiguos campos … y desaparece. Ahora sólo vemos caminos tenues, probablemente de ciervos. Progresamos lentamente hacia la cresta de la sierra, buscando cuidadosamente cualquier rastro de un camino serio, pero en vano.

Ya que íbamos a venir aquí, me había propuesto buscar una vez más la casa de Pomeroles, que había buscado infructuosamente tanto ese día del 5 de noviembre como en una salida anterior con Josep Mª antes de empezar el blog. Carles había grabado en su GPS la posición indicada para esa casa tanto en los mapas antiguos como en el Alpina, ya que cada mapa marcaba un lugar distinto. Yo había buscado por donde la había puesto el Alpina pero sin éxito. En un cruce de caminos, nos separamos. Salgo a un llano en la cresta, con un camino a la vista que debería bajar a donde está la casa y espero a Carles. Al cabo de unos 15 minutos llega. La ha encontrado.

La casa de Pomeroles

Almorzamos rápidamente. Luego bajamos el camino y allí está la casa, aunque desviada de las posiciones marcadas en los mapas. Marcamos su posición en el GPS y continuamos. Ahora hay que buscar un camino de vuelta. Acabamos entrando en el camino de Moreta que seguimos el año pasado, que nos llevaría al coche pero dando unos enormes rodeos. En la próxima cresta, al final de la Baga de Pomeroles, decido dejar el camino y seguimos un camino incierto de vacas hacia el oeste, paralelo a la cresta. Vamos pasando ‘graus’ (ver Glosario) precarios, siempre pensando que quedaríamos cortados por las rocas pero como suelo decir, “Mil vacas no se pueden equivocar”, y acabamos saliendo en los mismos campos donde desapareció el camino anterior pero unos 150 metros más abajo. Al final de los campos, volvemos a encontrar un camino marcado, que luego se convierte en una antigua pista, que nos deja en el Collet del Bosc del Castell, donde quería buscar el segundo camino de Cal Jaume.

Nubes de viento en el Collet del Bosc del Castell

Nos paramos un rato para disfrutar del paisaje, con vistas despejadas del Pirineo al norte. Tras algunas vacilaciones, encontramos el camino que queríamos, que baja en diagonal por los campos, con pequeños ramales de acceso a las distintas zonas de cultivo, y, casi en línea recta, nos acaba llevando a la casa de Cal Jaume y de allí al coche.

Cal Jaume. A la izquierda se ve el pozo de agua y a la derecha el horno de pan

Pensando luego en el coche, postulo la hipótesis de que el topógrafo de la Minuta se equivocó, que el camino que pasa al lado de la Roca de la Guilla era un camino de acceso a zonas de cultivo más alejadas, igual que el último camino que seguimos de vuelta, y en realidad no tenía continuidad. Aún queda trabajo aquí.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 9,1 km; 500 metros de desnivel acumulado.

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