Tras 1 hora de viaje (más o menos lo que se tarda en hacer el trayecto de Berga a Barcelona), nos plantamos en la casa de La Riba por la pista hormigonada, la misma casa que la salida del 16 de diciembre. Emprendo la pista de tierra hacia el Molino de la Riba pero veo que tenemos que vadear la riera y además está helada. Hace muchos años, me apunté a un pequeño curso de conducción de 4x4 en el que hice cosas inverosímiles, pero era coche de otro. En el mío, soy un cobarde y doy la vuelta, aparcando fuera de la entrada de La Riba. Aguanto estoicamente los comentarios irónicos de Pep sobre mi perfil “cuatroporcuatrero”.
Tras cruzar el Rec de Llentes, entramos en la misma pista que bajamos desde Llentes en esa salida, pero la volvemos a dejar para seguir un camino que sube una cresta amplia hacia Llentes. En la cota 1.100 metros, topamos con los restos de una casa y delante, una barraca hecha con las piedras de la casa. Eso no estaba en el guión ya que no teníamos ninguna referencia de esta casa. Anotamos el hallazgo y seguimos subiendo, enlazando con el camino que Carles y yo seguimos desde Llentes. Está claro ahora que no es un camino transversal a Corrubí sino un camino vertical desde Llentes hacia la zona de La Riba, pasando por la casa sin nombre.
Antes de llegar a la casa de Llentes, giramos a la izquierda hacia Corrubí. Desde allí sale una pista que nos llevaría en unos 40 minutos al Faig General. Vamos bien de tiempo y magnánimamente doy mi visto bueno al desvío. Casi en la cresta, dejamos la pista para seguir un camino señalizado que nos deja en un collado donde pasan caminos importantes hacia el norte pero el Coll de Faig General, donde pasa el camí ramader, es el siguiente hacia el este.
Poste en el cruce de caminos cerca del Coll de Faig General
Desde el camí ramader, C.A. Torras decía que se podían ver unos corrales abandonados. Pep quiere pasar por la cara norte pero yo propongo pasar por la cara sur y volver por el norte y, tras cierta reticencia, él accede. Entramos en lo que parece ser un camino pero se muere al cabo de poco y salimos en una cresta algo desviados del Coll de Faig General. “No sé porqué te escucho”, se queja Pep. “Siempre me traes por caminos de vacas que no van a ninguna parte”. Le señalo unas ruinas a 10 metros a nuestra izquierda. Y, casi en la misma respiración, me dice: “Gracias, Steve, por traerme aquí. Si no hubiera sido por tu tozudez, no habríamos encontrado eso”. Certifica que es una casa del siglo XIX, no son corrales. Seguramente tuvo una duración bastante efímera. Cruzamos los miserables campos que trabajaba y llegamos al camí ramader. Torras la pudo ver porque en aquel tiempo no había árboles que estorbaran la vista, pero hoy la tapan los pinos.
Paso estrecho en el camí ramader
Vista hacia el noroeste desde el Faig General, con el Moixeró al fondo
Pasamos el Coll y volvemos al primer collado por el camino de la cara norte. Allí almorzamos en unas rocas, con vistas despejadas alrededor nuestro y el Santuario de Montgrony a unos 6-7 kilómetros al norte en línea recta. Volvemos a bajar a la pista a Corrubí y continuamos. Los mapas antiguos que nos había pasado Carles marcaban una casa, que no encontramos en el emplazamiento marcado, y una estructura mucho más antigua, que llamamos provisionalmente Castrum Caroli (Castillo de Carlos en latín) en honor a su “descubridor”. Esa estructura sí la encontramos pero es una casa, nada de castillo. Mirando el Alpina antiguo en casa, resulta que se llama Cal Cullera.
El pequeño 'grau' antes de llegar a Corrubí, con peldaños cortados en la roca
Al llegar al cruce de pistas delante de Corrubí, giramos a la izquierda para bajar hacía Caselles. Allí los mapas marcan Cal Moles, que encontramos en unos campos, pero antes vemos las ruinas de otra casa bastante más pobre que, de momento, no tiene nombre. Continuamos bajando. Miramos la casa de Caselles. Parece que alguien tenía la intención de arreglarla pero o bien murió, se aburrió o se le acabó el dinero. De todos modos, lo primero que hizo fue rodearla con una valla alta de alambre pero la casa está en un triste estado de abandono.
La casa de Caselles
Y su cocina destrozada
Finalmente, bajamos al Molino de la Riba y desde allí por la pista hasta el coche. Ha sido un día muy completo y hemos recopilado mucha información.
El estanque detrás de la presa del Molino de la Riba, cubierto de una gruesa capa de hielo
Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 16,8 km; 610 metros de desnivel acumulado.
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