Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



domingo, 1 de junio de 2014

9/5/2014 – Castellsec y l’Oliba

Hoy llegamos al Mikado con una pregunta difícil, angustiante, que nos asoma a un vacío vertiginoso: ¿Dónde vamos?. Hemos estado en todas partes. Llega Carles. “¿Dónde quieres ir?”, le preguntamos. Lo único que sabe decir es que tiene que estar de vuelta pronto e irá en su propio coche. “¿Dónde vamos?”, preguntamos a Pere del Mikado, pero es como preguntar al viento.

Finalmente propongo buscar la casa de Castellsec, por encima de la carretera que va de La Pobla de Lillet a Sant Jaume de Frontanyà. Hace muchos años, intentamos buscarla sin éxito, engañados por la toponimia del mapa del ICC. Pero luego salió el mapa de Alpina y la marcaba muy claramente. Además, la zona de El Boix, al otro lado de la carretera, la tenemos en blanco.

Mientras íbamos en el coche, a Pep le vienen ideas. “El otro día, estuve hablando con el de Rossinyol y me habló de caminos en La Clusa que aún no tenemos”. “En la zona de Picamills, también tenemos colitas (ver Glosario)”, añado.

Aparcamos en el área recreativa al lado de la carretera y tomamos la pista que nos llevará a la cresta donde está Castellsec. La pista finalmente se muere bajo la cresta y continúa un camino un poco perdedor que pasa por una brecha en las rocas y nos plantamos en una zona llana donde efectivamente están las ruinas de la casa. Pep la data en el siglo XIX y seguramente tuvo una vida efímera, de pocas décadas. Buscamos más caminos hasta que finalmente Carles encuentra uno bastante marcado que baja la cara sur de la cresta y marcha hacia la casa de Rovires.

Lo que queda de la casa de Castellsec

“Hay que ver los progresos que ha hecho Carles”, dice Pep, orgulloso. El camino resulta ser interesante, auténtico, hasta llegar a las pistas cerca de Les Rovires. Tras inspeccionar los restos de la casa, bajamos la cuesta hasta la carretera y tomamos la pista de El Boix. Aquí Carles nos abandona, siguiendo un camino que pasa cerca de la casa y que le llevará a la Teulería de Montverdor y el área recreativa.

Nosotros continuamos por la pista hacia la casa de l’Oliba, una casa grande cuyas ruinas se ven en la cuesta al otro lado del Rec del Roquerol. Todo está muy verde. En las zonas de sombra, se han plantado pinos en los campos pero lo suficientemente espaciados para dejar crecer la hierba. Vuelan abundantes mariposas y todo tiene un aire muy apacible. Dejamos la pista y subimos por los campos hacia la casa. Vemos una línea de piedras y un pequeño surco que marca un camino por los campos. Sin duda, era el camino de Sant Jaume de Frontanyà. 

Parte de la casa de l'Oliba

Mirando hacia el Catllaràs desde los campos de l'Oliba

Llegamos a la casa. Pep da fe de su antigüedad, siglo XV o XVI. Buscamos un sitio de sombra encima de la casa y almorzamos. En la sobremesa, repasamos dolores musculares. Pep me muestra un bulto encima de la articulación del dedo índice, temiendo una artrosis. “Parece un quiste”, le digo para tranquilizarle. “Me salió uno en San Esteban. Se van solos”.

Es hora de buscar el camino de vuelta. Bordeamos los Terrers de l’Oliba, una zona de tierra erosionada que ha formado profundos barrancos y en una cresta vemos un camino que baja al final de una pista y que usan las ovejas para subir y bajar. Nos lleva al Rec de Roquerol donde vemos las marcas de la Xarxa Lenta, que nos hacen cruzar innumerables veces la riera, haciendo equilibrios sobre las piedras.

En el Rec del Roquerol

Finalmente, salimos a la Teuleria de Montverdor, con las ruinas del molino al lado. Quince minutos después, estamos en el coche.

 La Teulería de Montverdor

Y el molino

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 11,4 km; 420 metros de desnivel acumulado.

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