Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



sábado, 2 de mayo de 2015

10/4/2015 – Els Cortalets

“¿Alguien tiene una propuesta?”, pregunta Pep retóricamente en el Mikado. Se hace el silencio. “Bien, vamos a Els Cortalets”.

Mientras estaba en Inglaterra, Pep y Carles hicieron una última salida – muy académica (ver Glosario), me dijo después Carles – a Viver, buscando los grandes caminos hacia Puig-reig y Barcelona. Luego vino Semana Santa, la Caminada Popular del Vall de Lord (con muchos caminos inéditos para mí), y mi cumpleaños con cambio de década incluido.

Els Cortalets es una pequeña zona de prados al final del Torrent de la Muga, debajo de Tancalaporta. Es una de las zonas más solitarias y más agrestes del Berguedà. De las pocas veces que he pasado miedo en la montaña, una ha sido cerca de aquí, unos cuantos años antes de conocer a Pep.

La vista que nos aguarda al bajar del coche, con la casa de Monnell a la derecha. Nuestro destino está al fondo, bajo Tancalaporta

Aparcamos el coche en la Font de l’Adou, esa cascada tan bonita que sale en todas las postales de Bagà. Hace tiempo que no hay cobertura de móvil y no la volveremos a tener hasta volver a Bagà. Aquí hay una barrera para que no pasen los vehículos pero la pista continúa. A la derecha se puede ir a la casa de Molnell y la Boixassa; a la izquierda al Salt de Murcurols. Recto, la pista continúa por el fondo del valle, que se va estrechando alrededor nuestro, hasta formar una especie de cañón.

La pista de La Muga

Cuando finalmente se muere la pista ya tocando la riera, marcha un camino hacia arriba a la derecha, a la casa de La Muga, la última en este valle, y otro que cruza la riera y continúa hacia arriba a Els Cortalets. Había subido ese camino hace muchos años, con Pep y unos amigos más, en una larga caminada. Recuerdo una subida penosa, interminable, pasando por la barraca de pastores y continuando hasta el Pla de les Eugues, el Pas de la Moixa y luego bajando por el Coll de Vimboca y el valle de Galigans hasta els Empedrats. Pero en aquel tiempo, éramos jóvenes y guapos e incansables.

Pero dejadme que os cuente la vez que pasé miedo en La Muga. Unos cuatro años antes de conocer a Pep y armado sólo con el mapa viejo del Alpina (que es una garantía para perderse), decidí buscar solo la casa de La Muga. Llegué al final de la pista sin problemas y vi el camino que subía a la derecha. Pero ese camino hace muchas curvas extrañas y yo todavía sabía muy poco sobre cómo funcionaban los caminos en estas montañas. En una de esas curvas, pasé de largo y empecé a subir más o menos en línea recta por el bosque, siguiendo algún rastro de jabalí. Al final, me di cuenta de que no iba a llegar a la casa y si seguía así, mi próxima parada sería la Sierra de Cadí. Al dar la vuelta para bajar, vi el paso cerrado por la vegetación. Ese rastro que había seguido de subida se había esfumado y no veía la manera de bajar. Y para colmo, se estaba formando una imponente tormenta de verano detrás mío.

Reconociendo los síntomas del pánico, me obligué a sentarme y comer una madalena que llevaba en la mochila. Cuando volví a ponerme de pie, en vez de intentar ir abajo como sea, fui a la derecha, hacia el oeste. Entré en un hayedo con mucha pendiente pero despejado y allí abajo, pude ver lo que parecía un camino. Bajé como podía, a veces de pie, a veces de trasero pero llegué abajo. El camino era bueno y me llevó a la pista. A partir de allí, fue una carrera contrarreloj para llegar al coche antes de que estallara la tormenta. En aquella bajada, perdí mi reloj pero me parecía un precio barato a cambio de salir indemne de allí. En todas las veces que he subido y bajado ese camino desde entonces, nunca he podido ver en qué punto perdí el camino ni encontrar el hayedo por donde bajé.

Pero ha llovido mucho desde entonces y ahora estamos subiendo el camino a Els Cortalets. Al principio, hay bastantes tramos planos que mi memoria había borrado y en uno de ellos, vemos un camino que marcha a la derecha y que no teníamos presente hasta ahora. Está a la altura correcta para venir de la casa de La Muga y lo guardamos para la vuelta. Empieza a formarse una sospecha en mi mente: “¿Tienes cruces por aquí?”, pregunto a Pep, recordando su proyecto para encontrar cruces de linde. “Eso espero”, me contesta.

Mirando hacia Bagà desde el camino de subida a Els Cortalets

Ahora sí el camino empieza a subir de forma continuada. Como prueba de que los años no pasan en vano, se suceden paradas frecuentes para “disfrutar de las vistas” o comentar algún hallazgo en los archivos con Carles. Otra novedad que no había hace unos cuantos años son las “fites” o montículos de piedras cada pocos metros colocados por excursionistas voluntariosos y también alguna marca de pintura de los cazadores.

Por fin llegamos al prado y a la derecha está la barraca de pastores, protegida del viento del norte por la única roca de cierto tamaño que hay en ese prado. Detrás, hay un precipicio creado por el barranco excavado en la roca calcárea por la riera, el Afrau de Monnell. Impresionante. Y mirando hacia el este, hay todo el valle de Bastareny, hasta Bagà y más allá.

Nos sentamos para comer y Carles saca un papel y empieza a leer:

Fol 210.- Conveni fet pels cònsols de Bagà amb Julià Climent de Foix, 6 abril 1695.
Dissabte 16 d’abril de 1695 a Bagà.- “Com se tingues algunas dificultats entre els magnífis Francesc Guitart i Josep Ripoll, el present any cònsols de la vila de Bagà, bisbat de Solsona, de una part, y l’ilustre Sr Julià Climent de Solanell de Foix, donzell en la vila de Bagà domiciliat, usufructuari de les coses dotals constant lo matrimoni entre ell y la Sra Francisca de Foix y Solanell sa consort, de part altra, sobre en que se dilataren los emprius de las herbas y pasturas ditas y anomenadas de Pradell en las quals tant la dita Universitat com lo dit Sr Solanell de Foix tenen la facultativa de emprivar aquellas, perso les dites respective parts han convingut en declarar aquella en lo modo següent; es a saber, que dits emprius contenen les terminacions següents: començant al capdemunt dels Cortalets confrontant ab lo Grau de Pradell, y de aqui baixa al camí fins el cap de la pleta de los Cortalets y de aqui passa tot de pla al Portell de la Sibina que hi ha una creu esculpida ab una roca, y de aqui passa al capdemunt de la devesa de la Muga, dret a uns avets, que hi ha un padró y senyal de creu á una roca, y de aquí al Portell de la Cambra tot dret seguint los padrons, y creus que hi ha fetes per divisió en las rocas, y de aquí entra en la cambra fins als avets, y de aquí sen torna per lo mateix camí, y tot de pla dels avets dret als Codrons, que ja hi ha creus per termes, despres serra serrejant, tot aiguaves fins al coll de la Moxa, y despres fins al Tancalaporta tot aiguaves; y en la forma sobredita ho declara tenir tant la vila de Bagà com los de casa de Foix empriu en ditas herbas sobre qual declaracio prometen no fer ni contravenir ...” (he puesto en negritas los topónimos)
(Còpia feta per Bonifaci Ignasi de Boix el 6 de setembre de 1789)

Resulta que había un pleito entre el Ayuntamiento de Bagà y la familia heredera de Foix por las pasturas de Cortalets a finales del siglo XVIII y, para ver qué les tocaba exactamente, se había buscado en los archivos hasta encontrar este documento de un siglo antes que definía claramente por dónde pasaban los límites de propiedad.

“'Capdemunt dels Cortalets’ sería esa roca allá”, dice Pep, señalando el peñasco más alto delante nuestro, pero ahora no hay nada que se llame ‘Grau de Pradell’”. “Eso es fácil”, digo. “Es el Pas de la Cabra”. Es un 'grau' que pasa al lado de esa roca y que permite pasar a la cara sur del Puig Terrer y llegar a Comabona. 

En el centro, la roca que sería el Capdemunt dels Cortalets. A la derecha, donde hay una mancha de nieve, se intuye el Pas de la Cabra

Hace unos cuantos años, fue nuestra ruta de regreso después de bajar a Els Cortalets desde el Pas de la Solana, lugar donde, durante un instante, vi el Ángel de la Muerte, pero esto será tema de otra entrada. 

El Pas de la Solana

Pep me mira sorprendido. “Pues sí, podría ser”, reconoce. “Y luego baja hasta el ‘Cap de la Pleta de los Cortalets’, que tiene que ser aquí”, y señala un pequeño cerro cubierto de pinos al final del prado.

Vista panorámica desde Els Cortalets, con la barraca de pastor. A la izquierda, la roca de Capdemunt dels Cortalets con el Pas de la Cabra; abajo, el pequeño cerro de pinos que, según Pep, es el Cap de la Pleta de Cortalets; y al fondo, Tancalaporta con el Prat de les Eugues abajo

Pero a mí no me cuadra esto. ¿Cómo va a ir de llano desde allí si está cortado por el Afrau y una pared de roca detrás? Después de comer, miramos un camino detrás de la barraca que baja al torrente y que es usado para acceder a un puente natural de roca (El Pont) al otro lado. Pero al cruzar el torrente, sólo hay una 'tartera' o pedregal. Volvemos a Els Cortalets y subimos un poco más, hasta tener a la vista el Prat de les Eugues y, detrás, todo el circo de Tancalaporta. La ribera norte del Afrau de Monnell es roca infranqueable hasta llegar a la altura de este prado superior. 

La vista hacia el este desde encima de Els Cortalets

A mí, el no científico y no académico, se me hace la luz. La línea divisoria tiene que pasar por el Prat de les Eugues y desde allí buscar este desconocido Portell de la Sibina. La verdad es que, como pastura, esa franja más alta hoy parece muy pobre. No sorprende que se hiciera un pleito en un intento de acceder a pastos más buenos.

A mí me resulta muy gracioso (y así se lo hago saber con mis carcajadas) que Pep, que declara regirse por procesos lógicos y científicos, tenga que seguir una ruta tortuosa, llena de baches y callejones sin salida, cuando para mí todo es diáfano. Pep, intuyendo que quien se ríe el último, ríe mejor, como decimos los ingleses, guarda silencio.

Pep y Carles intentan sacar algo en claro

Ya es hora de bajar. Llegamos al camino que parecía marchar hacia La Muga. Más que un camino de enlace con nuestro camino de subida a Els Cortalets, parece un camino para acceder al bosque ya que tiene continuidad hacia el Bac de la Muga. De todos modos, lo seguimos hacia La Muga. Llega al torrente, lo cruza y allí se bifurca. Un camino va hacia arriba y vuelve a bifurcar, uno de cuyos ramales vuelve a cruzar el torrente y sube en eses muy pronunciadas hacia Els Cortalets, mientras el otro camino va de llano. Está claro que aquí hay un pequeño laberinto pero, siguiendo los inicios de los caminos, hay dos cosas que sacamos en claro: La Muga tenía un camino particular para subir a Els Cortalets que no era el que está marcado con los montículos de piedras y también hay un camino de cierta categoría que marcha hacia el norte, donde hay un pequeño collado y, desde allí, ¿quién sabe?

El salto de l'Adou. Qué diferencia respecto a nuestra salida del 9/1/2015

Dejando todos estos misterios para otro día, entramos en el camino principal de La Muga y bajamos a la pista. Allí, aún me esperaba una última sorpresa: una Nymphalis antiopa o Camberwell beauty en inglés. Es una mariposa muy vistosa y difícil de ver aquí. Sólo sale en la primavera, cerca de cursos de agua.

Nymphalis antiopa. La foto no es mía.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 12,7 km; 800 metros de desnivel acumulado.

PD. Hablando hoy con Pep de los detalles técnicos de esa salida, me dice que en aquella época, según un documento que ha leído hace poco, 'portella' también se refería a un agujero en una pared y que el Portell de Sibina podría ser lo que hoy se llama el Pont. La prueba definitiva sería encontrar una cruz grabada en la roca. Mi teoría, que hace 3 semanas parecía tan sólida, empieza a tambalear.

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