Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



lunes, 18 de mayo de 2015

17/4/2015 – El Roc de la Clusa

El jueves, Pep me llama. Tiene un congreso de arqueología y no puede venir. Toda la responsabilidad cae sobre mis hombros. A falta de otras opciones, decido continuar con la educación de Carles y propongo ir al Roc de la Clusa, que es una gran pared de roca que cierra el lado sur del valle de Sant Julià de Cerdanyola.

Desde el Coll de les Bassotes, sube un camino que fue uno de mis primeros descubrimientos del Berguedà, atraído por el canto de sirena de unas marcas amarillas pintadas en los troncos que me llevaron en una subida interminable a 35ºC un mes de julio.

Carles no conoce este camino, que es bastante atractivo, y además, había una zona en blanco en mi mapa encima de la casa de Espinedes.

Aparco el coche en el Coll de les Bassotes y emprendemos la subida. En un collado, giro a la izquierda para explorar unos comienzos de camino que tengo marcados desde hace 5 años o más. Podría haberme ahorrado el esfuerzo, porque mueren en un barranco.

Bifurcación de caminos: a la izquierda, la Collada de Sant Miquel; a la derecha, el Grau del Grapissot

Volvemos al camino principal y al poco rato, llegamos a una bifurcación, actualmente señalada con un poste. El camino que quería tomar va a la derecha, al Grau del Grapissot. Es una estrecha repisa que cruza una pared de roca. Ahora tiene un cable donde agarrarse pero cuando lo hice hace unos cuantos años, este cable no estaba y lo cierto es que su presencia se agradece.

El Grau del Grapissot. El cable ayuda a salvar un paso delicado

Pasado el ‘grau’, entramos en un hayedo y empezamos a explorar caminos que bajan la cuesta. Son antiguos caminos de carboneros, ahora convertidos en caminos para arrastrar troncos, pero uno lleva a la Font dels Coms, todavía con sus troncos ahuecados. Al final, me canso de tanto subir y bajar y dejamos lo que probablemente es el camino más importante de esta zona, ya que parece orientado directamente hacia la casa de Espinedes pero qué le vamos a hacer. Cuando por fin salimos del bosque a la cresta de la Serra de Sant Miquel, vemos un cielo amenazador.

La Font dels Coms

Vista hacia el oeste. Abajo, la Solana de Malanyeu y detrás, Pedraforca con la cima tapada por las nubes

“Típico”, pienso. “Se pondrá a llover ahora que estamos en el punto más alejado del coche”: Pero las nubes pasan y, después de almorzar cerca de la Collada de Sant Miquel, decido continuar con la educación de Carles.

Alargo la ruta hasta el Roc de Catllaràs. Es una enorme roca aislada clavada en un prado, como si hubiera caído del cielo. Por su situación aislada en la parte más alta del Catllaràs, es el punto de reunión de caminos que llegan desde todas las direcciones. Una novedad para mí son los caballos, ponies y mulas del Proyecto Miranda que ahora pasturan allí. Este Proyecto ha comprado la finca del Pla de l’Orri y se dedica a la equinoterapia. También hay un aviso de que la pista que pasa por la finca está cerrada al tráfico rodado. Al ser una ruta clásica de 4x4, no sé si le hacen mucho caso pero seguramente vale la pena intentarlo.

El Roc del Catllaràs

Carles es acosado por un pony; quiere su bocata

Volvemos a la Collada de Sant Miquel, desviándonos para pasar por la Font del Llop. Esta fuente, construida con bidones vacíos de gasoil, está destrozada, probablemente por los jabalís y ahora mismo, no sirve para nada. Echo de menos una robusta bañera que aguantara los embistes de estos animalotes.

La Font del Llop; un ejemplo interesante de escultura postindustrial en plena montaña

El camino se acerca a la pared de roca y aquí empieza la parte más atractiva de la ruta, ya que la proximidad de la roca crea unos efectos interesantes. Lástima que dura poco y no tardamos en llegar de vuelta al poste de la bifurcación.

El camino que bordea el pie del Roc de la Clusa

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 10,7 km; 700 metros de desnivel acumulado.

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