“Vamos a Ca l’Ingla”, me dice Pep en el Mikado. “Hay una casa marcada en el mapa del Institut Cartogràfic y no hemos ido nunca. Se llama La Pedrera”.
Ca l’Ingla es una casa más o menos intacta en la carretera que baja desde Campllong hasta la carretera de Sant Llorenç de Morunys. Antiguamente parte del camí ral de Berga a La Seu, se asfaltó un largo tramo hasta que les acabó el presupuesto, poco antes de llegar al límite municipal de Castellar del Riu con Capolat. Hace muchos años que no voy por allí y accedo con entusiasmo.
Aparcamos cerca de la casa. Hace un buen
día y no hará demasiado calor. Miro hacia el oeste, a la derecha la gran casa
de Can Blanc, con los acantilados detrás, y a la izquierda, los llanos de
Terça. Es un lugar privilegiado, poco frecuentado y lleno de restos históricos,
y lo tengo a 15 minutos en coche de casa.
El tramo final del valle, con Els Tossals delante y Port del Comte en el fondo |
Tras una breve visita a Ca l’Ingla y las ruinas de su vecina, Casa d’en Cots, cruzamos la carretera y ponemos rumbo el noreste por un camino que tiene muy buen aspecto, con el empedrado aún conservado.
La Casa d'en Cots |
Ca l'Ingla |
Al entrar en campos, pierde entidad y seguimos subiendo por una especie de cortafuegos, sin un camino claro. Abajo hemos dejado una bifurcación a la derecha. Entramos nuevamente en campos y poco después, vemos las ruinas de la casa de La Pedrera. Es una casa moderna, del siglo XIX. Subimos por los campos sin ver un camino claro, hasta llegar a una pista.
Los restos de La Pedrera |
En la pista, giramos a la derecha y vemos un camino que reservamos para la bajada. Damos una vuelta por los alrededores, a ver si hay algo medieval. No lo hay y volvemos. Desde aquí, arranca un camino que nos lleva a un llano bajo la gran casa de Castellar del Riu, donde había un poblado medieval. Pero no es el camino que busca Pep. Bajamos hacia la izquierda, dejando los campos y entrando en el bosque encima de un valle profundo. Es el camino a la iglesia de Sant Vicenç y vemos las ruinas de la torre que se asoma por encima de los árboles. El camino también es muy popular entre las vacas, que lo han convertido en un barrizal al llegar al puente.
Lo poco que se ve de la torre de la iglesia |
El puente de San Vicenç |
Damos la vuelta; ya tenemos el camino de La Pedrera a la iglesia. Nos volvemos a plantar delante del camino nuevo para bajar. Solo son las once y media pero Pep ya quiere comer y nos sentamos delante de la pista. Miro el GPS, preocupado. “Últimamente, mi hermana me critica mucho por los pocos kilómetros que hacemos. Opina que nos esforzamos poco. Creo que ‘patético’ fue la palabra exacta”.
“No sé cómo puedes ser tan egoísta. Ya es hora que aprendieras a pensar un poco en los demás”, me reprocha Pep. “Hace 2 días, hice 900 metros de desnivel por el Cadí con un arqueólogo. Tengo derecho a tomármelo con un poco de calma”. “Un Leo que me acusa de egocéntrico”, pienso. “Tiene gracia”. Seguimos comiendo en silencio.
Cuando acabamos, Pep mira mi mapa. “Bueno, cuando llegamos abajo, podemos mirar esta pista, que acaba en este torrente. A ver si tiene continuidad. Así sumará un poco más”, dice, conciliador. “Se agradece”, contesto.
El camino empieza muy claro pero, con tanta explotación del bosque, se difumina, recuperándose a ratos. Pero Pep ya lo da por bueno y lo bautiza el “camino superior de la iglesia”. Por todas partes, hay pequeños afloramientos de roca entre los pinos, que sería muy atractivo si no fuera por las ramas tiradas en el suelo que dificultan el paso. Volvemos a ver un tramo claro de camino, que nos lleva a la carretera. Es evidente que va directo a Ca L’Ingla. En una curva, vemos otro camino que sale a la derecha y nos lleva a la bifurcación que vimos al principio. Hemos atado todos los cabos en esta zona. Solo nos queda mirar la pista. Acaba en un gran claro donde los camiones cargaban y daban la vuelta. No hay continuidad.
Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 6,8 km; 220 metros de desnivel acumulado.
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