Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



jueves, 19 de agosto de 2021

16/7/2021 – El camino de Can Blanc a Castellar

“La última vez que fuimos a Castellar, no hicimos lo que pensaba”, me dice Pep, mientras sorbe el café en el Mikado. “Hicimos el camino a Cal l’Ingla y el camino a la iglesia. Según la Minuta, tanto el camí ral como el camino a Castellar tienen otro trazado”.

Aparcamos en el mismo sitio. Va a hacer otro día magnífico, sin un calor excesivo. Tenemos una visión de todo el valle; detrás, Els Portxos y las montañas de Rasos de Peguera, y delante, la salida del valle en la carretera de Sant Llorenç de Morunys y, detrás, la Sierra dels Tossals. “Aquí es donde se encontraban los dominios de los Berga y los Cardona, con el castillo de Terça a la izquierda y el castillo de Terrers a la derecha, ambos dominando el camí ral de Berga”, me explica Pep. “De hecho, había mucha rivalidad entre los dos linajes, que a veces desembocaba en conflictos armados”.

Mirando hacia Rasos, hoy con más calor 

De repente, me encuentro transportado en el tiempo hasta junio de 2016. Mientras yo estaba aquejado de una tos molesta, que luego resultaría ser una bronquitis, Pep fue explicando a Carles la historia de los dos castillos en unas salidas por Llinars, en un bucle reiterativo que se fue repitiendo a lo largo de varias semanas.

Pero enseguida ponemos manos a la obra. Bajamos por la misma pista a Ca l’Ingla pero, en vez de subir por el camino una vez cruzada la riera, continuamos por la pista que desemboca en un campo enorme, recién segado. Caminamos hasta el borde del campo, donde hay un barranco ancho y profundo de roca arenisca blanda y quebradiza. Imposible que haya un camino aquí. Un poco más hacia el este, veo que el terreno se aplana y efectivamente, tras caminar unos 100 metros, vemos un camino que baja hasta el fondo del valle, unos 10 metros abajo, y luego lo cruza y sube hasta enlazar con el camino que viene de Terça hasta Ca l’Ingla. Había otro camino más abajo que marchaba hacia la izquierda pero quedó muerto en las rocas.

El barranco del Torrent de Castellar

Seguimos por el camino de Terça hasta llegar al Torrent del Pla de Campllong. Desde aquí marcha un camino a la izquierda que queda muerto en las rocas otra vez, pero alineado con el camino anterior. “El camí ral venía por aquí pero quedó cortado por un desprendimiento”, concluye Pep. 

Ca l'Ingla desde el camino de Terça

Cruzamos el torrente y vamos a la fuente de Ca l’Ingla, abandonada y muy deteriorada por los animales. “Todos estos lugares se tendrían que restaurar y hacer visitables”, dice Pep, utópicamente. “Forman parte de nuestro patrimonio y no deberían quedar así”.


El camino de la fuente

Y la fuente

Volvemos a la carretera y buscamos por dónde subir. “La última vez, giramos hacia el este desde l’Arbellera pero no teníamos altura suficiente y acabamos en la iglesia. La Minuta marca otro camino que sube más desde l’Arbellera”, explica Pep. Subimos sin camino claro hasta los campos al lado de l’Arbellera. Desde aquí, una pista sube con zigzags, que seguimos. Luego Pep intenta un flanqueo pero sin resultado, y acabamos subiendo por un camino de arrastrar troncos hasta entrar en otra pista. Después, vamos por pistas hacia la casa de Castellar y finalmente, cruzando prados. Muy relajante pero poco concluyente y, con la Casa Gran a la vista, Pep da la vuelta.

Volvemos por la misma pista pero en vez de bajar, continuamos de llano y de repente, se abre un camino delante de nosotros. Donde antes solo había confusión y oscuridad, ahora todo es luz y claridad. “Cuando todo parecía perdido, Dios ha guiado nuestros pasos”, exclamamos. Seguimos el camino hasta entrar en las pistas encima de l’Arbellera y ahora sí, podemos distinguir qué es camino, qué es pista y qué es pista sobre camino.


El camino que baja a l'Arbellera

Para comer, elegimos el mismo punto al pie del cerro de l’Arbellera, con la vista hacia la Cingla de Corba y mientras comemos, miramos los mismos buitres que van y vienen. En el prado delante, las mariposas revolotean entre las flores. Es un lugar muy solitario y bastante intacto. “Si tuviera mucho dinero”, dice Pep, pensando en voz alta, “compraría todo este valle y lo preservaría como reserva natural e histórica. En muy poco espacio, la riqueza histórica aquí es enorme”.

Desde aquí, encontramos el camino que continúa la bajada y, esta vez, seguimos correctamente su trazado hacia el sureste, luego hacia el suroeste, y finalmente hacia el sur por una antigua pista que se habrá hecho sobre el camino, hasta salir en la carretera cerca del coche y con Ca l’Ingla delante nuestro al otro lado del Torrent de Castellar.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 6,8 km; 290 metros de desnivel acumulado.

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