Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



domingo, 15 de agosto de 2021

2/7/2021 – El camino de Can Blanc a Sant Vicenç

“He estado mirando el mapa de la Minuta. Había un camino que iba desde Can Blanc a Castellar sin pasar por Cal l’Ingla. No lo tenemos”, me dice Pep nada más entrar en el Mikado. “Y hay un tramo del camí ral a Berga que tampoco tenemos bien”.

Aparcamos en la carretera, entre Ca l’Ingla y Can Blanc. Hará un día de pleno verano pero sin agobiar. Después de las lluvias de junio, todo está muy verde.

Lo primero es el camí ral. Buscamos la manera de bajar al Torrente de Castellar. Entramos en la pista que va a Ca l’Ingla, que cruza el Torrent de Castellar. Después de cruzar el arroyo, vemos un camino que sube a nuestra izquierda y, después de un par de curvas, ya tenemos Ca l’Ingla a la vista.

Otra vista de Ca l'Ingla con las ruinas de Casa d'en Cots a la izquierda del cobertizo

Damos la vuelta, volvemos a cruzar el torrente en la dirección contraria y seguimos el camí ral hacia Can Blanc, que bordea los campos hasta unirse a la carretera actual. Cerca hay una prensa medieval, y un poco más lejos, la casa medieval de Sarga. Todo este valle está lleno de restos históricos.

Ahora Pep busca un camino que sube hacia Castellar. Vamos siguiendo trazas tenues hacia el noreste. A veces se ven, a veces solo se ven campos y restos de la explotación forestal. Yo creo que Pep se guía más por el mapa de la Minuta que tiene guardado en la cabeza que por las pruebas sobre el terreno. Seguimos subiendo, a veces sobre pistas antiguas, a veces siguiendo un surco tenue.

El nebuloso arranque del camino desde Can Blanc (detrás)

Y la vista hacia el este, con el característico pico de Cim d'Estela

Salimos a una pista que, con poco desnivel más, nos lleva a la iglesia de Sant Vicenç. Inspeccionamos la iglesia. Está en muy mal estado. Una enorme puerta de hierro se abre sobre una pequeña antesala y luego la nave de la iglesia, con el techo en el suelo. Es curioso, pero los restos de la torre que veía desde el otro lado del torrente en la salida anterior, aquí no se ven, a pesar de estar al lado del edificio. Pasamos a la pared norte, hecha con piedras talladas de época medieval y también donde está el antiguo cementerio. Aquí han crecido árboles que dan una sombra muy bienvenida y aprovechamos el momento para hacer un descanso.

La puerta de la iglesia de San Vicenç y el cementerio a la derecha

Pero, a diferencia de la salida anterior, Pep quiere caminar un poco más antes de comer. Volvemos por la misma pista, y continuamos de llano hasta llegar a la casa de l’Arbellera. Aquí, en un llano con el pequeño cerro de la casa detrás nuestro, nos sentamos a comer. Delante, tenemos las rocas de la Cingla de la Corba, con l’Escletxa en frente, donde se encontraron restos neolíticos, ibéricos y medievales y el Grau de l’Olivell más hacia la izquierda.

Miramos el ir y venir de una pareja de buitres que tienen el nido en un lugar inaccesible en las rocas. Estas aves se han ido afianzando en la parte central de la comarca y ahora es relativamente fácil verlas patrullando las sierras. Pregunto a Pep por l’Escletxa, ya que últimamente ha ido allí en un par de ocasiones por distintos motivos. Yo no he estado nunca allí pero Pep me describe una especie de fisura entre las rocas, que luego se amplía para formar una cámara grande. Aquí, en los años 70, se encontró un esqueleto que podría ser de época neolítica, y también herramientas y otros objetos de época tardorromana y medieval.

“Yo no creo que fuera simplemente un refugio de pastores”, aventura Pep. “¿Por qué crees eso?”, le pregunto. “Los objetos son demasiado suntuosos. Me inclino más por algún tipo de santuario. Además, el lugar es muy especial, pero … es solo una opinión mía”.

Es hora de ponerse en marcha. Continuamos hacia el este por una pista y luego, por la izquierda, vemos que se marcha un camino que va trazando una curva amplia hacia el sur. “Cerca de aquí, hay unos restos que podrían ser una casa medieval”, observa Pep. Nos desviamos ligeramente y me muestra una pila de piedras bajo un afloramiento de roca que abriga del viento del norte. Desde aquí, seguimos otro camino bastante tenue que continúa hacia el sur y luego va girando hacia el sureste, hasta dejarnos prácticamente delante del coche.

“Mi contacto en Torrents me dice que tiene cosas nuevas para mostrarme”, me dice Pep, mientras bajamos hacia Berga. “La semana que viene, le haremos una visita”.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 7,1 km; 225 metros de desnivel acumulado.

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