Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



jueves, 22 de mayo de 2025

2/5/2025 – La Torre de Foix

Hoy, Pol no puede venir. Por lo tanto, no haremos un tour americano (siete capitales europeas en cinco días), lo cual siempre es de agradecer. Además, el hombre del tiempo nos había avisado del paso de un frente que traería lluvia. Debatiendo dónde ir en el Mikado, Carles confiesa que no tiene muy controlada la zona de la Torre de Foix. “Pues que no se hable más”, dice Pep. “Además, me irá bien. En noviembre, tengo que dar una charla sobre la casa”.

Aparcamos un kilómetro pasado la Torre de Foix en dirección hacia el complejo hotelero del Jou. De momento, el cielo es azul pero las cumbres del Moixeró y la Tosa d’Alp están cubiertas de una fina neblina y no tardamos en notar la llegada de un velo gris que es el preludio del frente. Pep consulta el radar de su móvil. “La lluvia aún está lejos pero conviene no alejarnos mucho del coche”. Propone explorar los prados abajo y visitar la explotación a cielo abierto, y, si el tiempo aguanta, subir el Grau de Soldevila.


De momento, la cosa pinta bien

El primer objetivo es una pila de piedras descubierta en una salida anterior y que Pep había apuntado como posible casa medieval. Al llegar, vemos la misma pila, con una cierta ordenación que podría sugerir unos muros.

Después de subir un par de elevaciones “por simple curiosidad” y con la casa de Foix unos 400 m al norte, ponemos rumbo al sur para entrar en la zona donde hubo la explotación a cielo abierto. El cielo está cada vez más tapado y Pep vuelve a consultar el radar. “Está por Cardona. Démonos prisa”.


Les Cingles de Vallcebre

Enseguida notamos el cambio de terreno. Desde los verdes prados, ahora pasamos a una tierra más árida con una vegetación más bien escuálida, cortada por barrancos profundos que tenemos que cruzar. El objetivo es una pared rocosa con estratos paralelos de distintos colores, oscilando entre marrón y negro.


Los estratos que Pep quería ver de cerca

A finales del siglo XVIII, nos cuenta Pep, el propietario de la casa de Foix, Josep de Solanell i de Foix i de Graell, recorrió Vallcebre, Figols, Fumanya, Peguera, La Nou, Malanyeu y La Pobla de Lillet con un notario. Había pedido autorización a la Intendencia de Minas para hacer prospecciones y donde se veían afloramientos de carbón mineral, mandaba a unos ‘masovers’ extraer una muestra y hacer que ardiera, todo ello descrito con gran detalle por el notario. De este modo, marcó los límites de lo que era la cuenca carbonífera del Berguedà, con la excepción de Saldes. Su idea era sustituir el carbón vegetal con carbón mineral en las fraguas y la incipiente industria manufacturera de Ripoll. Sin embargo, no consiguió el permiso para explotar los yacimientos y tuvo que pasar un siglo más antes de que se iniciara la minería a escala industrial en el Berguedà.


Mirando otra vez hacia el norte; la cosa se va complicando

Después de fotografiar los estratos, bajamos a la vaguada y ascendemos al otro lado, solo pausando para inspeccionar un trozo de tierra arenosa que ha encontrado Carles, repleta de fragmentos de roca lisa con un grosor fino y uniforme, lisos por una cara y con una textura de piel de naranja por la otra. ¿Huevos de dinosaurio? La superficie que cubren no puede medir más de 20 metros cuadrados.


¿Algún paleontólogo nos puede aclarar esto?

Al llegar a la carretera otra vez, solo se ve un gris uniforme hacia el sur. “La lluvia está en Berga”, proclama Pep desde su móvil. “Se acabó el paseo”. Empiezan a caer las primeras gotas.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 3 km; 100 metros de desnivel acumulado.


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