Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



miércoles, 12 de mayo de 2021

26/3/2021 – Castillo de Blancafort y Vilosiu

Hoy tenemos una novedad. Resulta que el Ayuntamiento de Cercs ha retomado el proyecto de consolidar las ruinas del castillo de Blancafort y las dos casas medievales de Vilosiu, la primera excavada por el Profesor Manuel Riu en los años 60 y la segunda por el Profesor Jordi Bolós en los años 80. Como experto en el tema, Pep aportará sus conocimientos en una reunión que se celebrará el próximo lunes y tendrá como acompañante un joven estudiante de historia, Pol, hijo de Cercs, y postulado por Pep como un posible sucesor para culminar nuestra obra magna.

Para poder asistir a la reunión con conocimiento de causa, Pep propone realizar un recorrido por la presencia medieval en estos llanos y valles al este de los Rasos de Peguera. Hace tiempo que mis lectores me reclaman una entrada sobre esta zona y hoy ha llegado el día.

Pol parece un chico muy serio y subimos en su coche hacia el castillo de Blancafort. Llama la atención su manera de conducir: segura pero prudente, lejos de los acelerones y frenazos a que me tiene acostumbrado Pep. Aparcamos en la pista que va a La Figuerassa, frente al castillo. Parece que hará un día estupendo.


Hay que estar loco para hacer lo que hacemos nosotros, advierte Pep

En el castillo, Pep dedica unos cuantos minutos a explicar sus características. Domina todo el entorno. En otros tiempos, habría pequeños grupos de casas esparcidas por los llanos abajo, todas vigiladas por el ojo atento del castillo. Pep señala una grieta que va subiendo desde el hueco que era la puerta de entrada y cuyas piedras probablemente forman parte de alguna de las casas de los alrededores. Cuando esta grieta llegue arriba, toda la pared caerá al suelo, dice.

La torre de Blancafort con el hueco que era la entrada

Propone bajar por el camino antiguo, usado por animales de carga, ya que el actual es uno moderno que se utiliza para subir a pie desde que las murallas desaparecieron. El único problema es que el camino antiguo no lo usa nadie y enseguida lo perdemos en la vegetación. Sin poder ver más lejos que el próximo arbusto, Pep baja en busca del camino. “¿No será a la derecha?”, aventuro, ya que me parece más despejado en esa dirección. “No, en todo caso hacia la izquierda”, grita desde abajo. Pasan los minutos y al final le oímos. “Ya estoy en el camino otra vez. Iros hacia la derecha y lo encontraréis”.

El camino nos deja en la Collada Baixa y empezamos a dar la vuelta por la pista hacia el noroeste. Un camino que iba a un grupo de barracas ha sido convertido en una pista de 4 metros de ancho. Suerte que no arrasaron las barracas.


Una de las barracas


Y como quedó el camino


Continuamos dando la vuelta de la montaña. Entramos en antiguos campos que tienen un aire de llevar siglos allí. Detecto un olor a purinas (“Eau de cochon”, como lo llamamos jocosamente). “Pero si aquí no cultivan”, pienso, extrañado. “Es para que crezca la hierba para el ganado”, explica Pep.


Cruzando los campos olorosos

Pasamos por debajo de la casa de Santa Maria de les Garrigues, cruzamos la pista de acceso a las casas y tenemos la primera de las casas excavadas, Vilosiu A. Un poco más arriba, la segunda, Vilosiu B. Todavía se ven las divisiones en distintos habitáculos pero están en un estado bastante precario. Si no se pone remedio, acabarán como pilas de piedras en un hueco en el suelo.

Vilosiu A

Vilosiu B

Cruzamos la pista de Casanova y continuamos hacia el norte para pasar Els Esquers de Santa Maria, un muro de roca llena de fisuras. Ya en el camino con las marcas del Camí dels Bons Homes, pasamos por un amplio collado y descendemos hacia la casa de Casanova. Al lado del camino, hay otra casa y una más un poco más abajo. Aquí el boj se ve intacto, exuberante. La mariposa no consiguió cruzar el Llobregat. “Este año le tocará”, pronostica Pep.

Pasamos al lado de la Casanova, una masía propiedad del Ayuntamiento de Cercs que se ha ido ampliando con los años. Ahora se parece más a un hotel rural, pero Pol dice que la carretera asfaltada de acceso desde Cercs está destrozada por los camiones forestales.


Subiendo hacia La Jaça, con la silueta de Blancafort al fondo

Vamos pasando por restos de casas medievales. Aquí vivía mucha gente, pero Pep nos tiene reservada la joya de la corona, La Jaça, un pequeño grupo de casas resguardadas bajo una pared rocosa de difícil acceso. Y aquí, mientras comemos, explicamos a Pol todas las crisis existenciales que le esperan: la de los 30, los 40, los 50 y los 60.


Cazador y cazado comparten el mismo árbol, cerca de La Jaça

Uno de los espacios de La Jaça

Ya casi en la entrada a Les Nous Comes, Pep muestra una última casa, casi colgada sobre un precipicio. Y de paso, descubre dos estructuras nuevas, una de ellas con una puerta gruesa encarada al norte: ¿una iglesia? En todo el camino de vuelta, siguiendo la pista desde Casanova, no conseguimos sacar nada en claro.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 10,8 km; 420 metros de desnivel acumulado.

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