Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



sábado, 10 de abril de 2021

12/3/2021 – Las casas del Puig – Una trilogía (3ª parte)

Nos levantamos con un día gris y la previsión es de lluvia a mediodía. Pero el hombre del tiempo nos ha engañado tantas veces y nos ha hecho pasar tantos días soleados en casa que hoy decidimos hacer caso omiso de las advertencias y probar suerte.

Pep ha aprovechado estas dos semanas para consultar el mapa municipal de la Minuta. “La pista que cogimos el primer día al Puig Nou se hizo sobre el camino antiguo. Y la continuación es el camino que hicimos entre Puig Nou y Puig Vell”. También admite à contrecoeur que aquel camino de animales forma parte de ese camino largo, ya que, según la Minuta, pasa debajo de El Solà. “Solo nos queda encontrar el último tramo hasta Castell de l’Areny”, concluye.

Pero primero hay que ver qué tiene de auténtico y qué de falso el tramo del GR4 desde la casa de Ballester hasta Castell de l’Areny. Aparcamos en la carretera pasado el Rec del Solà. El cielo está muy tapado, con nubes bajas que reducen la visibilidad a medio kilómetro. 


La entrada del camino de Castell de l'Areny, vetada por el GR

Entramos en el camino barrado por la X en rojo y blanco y no tardamos en ver que es un camino auténtico y de solera. Cruza el Rec del Solà y luego sube la cuesta hasta entrar en la pista, donde recuperamos las marcas del GR. En el próximo barranco, el camino vuelve a marcharse momentáneamente de la pista para cruzar el pequeño arroyo, donde también anotamos una carbonera y una barraca. Está claro que los diseñadores del GR optaron por seguir íntegramente la pista y no malgastar esfuerzos en limpiar estos fragmentos residuales del camino original.

Con la Roca dels Coloms a la vista, la trayectoria del GR hacia el pueblo está resuelta y damos la vuelta. Subimos un camino que habíamos visto en la cresta anterior que nos sitúa en una pista superior. Justo debajo de la pista, hay un horno de tejas de grandes dimensiones, que seguramente abastecía todas las casas de los alrededores.


Detalle del horno de tejas

Llegamos otra vez delante del pueblo de Castell de l’Areny, elevado encima del pequeño valle. Medio oculto en la niebla, tiene un aire muy misterioso. Y además lo estamos viendo desde detrás, que no es la vista habitual. Parece que han puesto un pequeño zoo. Oímos un pavo real y, de tanto en tanto, el rebuzno de un asno.

Pep está satisfecho que hemos encontrado el arranque del camino de la Minuta y damos la vuelta para subir hacia El Solà. Pasada una fuente reventada por la pista, vemos un camino tenue que sube hacia la izquierda. Con un trazado apenas perceptible, nos lleva en diagonal hacia arriba hasta situarnos a pocos metros de la casa. Ahora, bajando hacia el otro lado, podemos ver un trazado medio borrado de la continuación, que empalmará con el camino de animales que ya no es de animales. Ahora tenemos el camino completo.


Parte del 'camino' de Castell de l'Areny a El Solà


Paisaje fantasmagórico encima de El Solà

Como próximo proyecto, Pep tiene curiosidad por ver un camino que marqué hace mucho tiempo, que sube desde la casa de Cal Pere Onclet y pasa debajo de la cara este de Els Castellons. Cogemos otra pista que sube hacia el noreste, da la vuelta de Els Castellons, se convierte en un camino y muere en una carbonera. Flanqueamos por antiguos campos, con el ruido de una sierra mecánica en una pista enorme un poco más abajo, abierta donde antes no había nada. Iniciamos el camino que tenía marcado, alejándonos de la sierra, y finalmente nos situamos en la cresta que baja hacia el Puig Vell. Aquí comemos mientras la temperatura va bajando paulatinamente. Y cuando el frío ya es demasiado incómodo, nos ponemos en marcha otra vez. 


La lluvia se acerca en el Puig Vell

Llegamos a la casa de Puig Vell y, con un cielo cada vez más amenazador, cruzamos la pista y seguimos bajando, ahora por la cresta con el largo muro a nuestra izquierda. Entramos en el bosque. Los pinos parecen plantados a cada lado de una pista borrada, formando una especie de pasillo. Caen algunas gotas. Pep aprieta la marcha y 15 minutos después, estamos en el coche.

 

Bajando la cresta hacia la carretera

“Ya podemos cambiar de lugar”, concluye Pep. “Aquí no hay nada más”.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 7,7 km; 315 metros de desnivel acumulado.

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