Hoy, es Carles que no
puede venir. No es la primera vez que Pep se entusiasma con una zona que
durante años había descartado, por no decir despreciado. Esta vez le ha tocado
a la zona central de Vallcebre, entre el núcleo del pueblo y la Foradada.
Mirando el mapa antiguo de la Minuta, muchos caminos ahora son pistas pero hay
el camino desde Sant Julià de Freixens, que se bifurcaba desde el camí ral del
Collet a Saldes y Gòsol (ahora convertido en la Ruta de Picasso) y que Pep está
convencido que no pasaba por la carretera actual.
Al no venir Carles,
ninguno tiene los caminos de la Minuta en el GPS y vamos medio ciegos. Suerte
que Pep lleva parte de la ruta en la cabeza. Aparcamos el coche en el mirador de
Cap Deig en la carretera e intentamos encontrar la bajada hacia la iglesia de
Sant Julià de Freixens, dejando las mochilas en el coche. El resultado es un
fracaso rotondo. Las obras de la carretera actual lo han removido todo,
borrando cualquier indicio del camino.
Al otro lado de la carretera, vemos algún resto, convertido en antigua pista, que iba hacia el ‘grau’ pero no tarda en ser cortado por la carretera. Volvemos al coche. Mirando hacia arriba, veo una abertura sospechosa en las rocas y planteo la posibilidad de que el camino pasara por ahí.
Paso del antiguo camino encima de la carretera actual, en Cap Deig
Nos ponemos en marcha
para subir la pequeña cuesta. Un payès que viene en coche por la pista de La
Barceloneta, nos toma por unos excursionistas extraviados y nos pregunta dónde
queremos ir. Intento explicarle en mi catalán británico que estamos buscando
caminos antiguos y le enseño la abertura en la roca. “Por allí pasaba la
antigua carretera”, dice. Así que lo que fue camino en los años 20 ya era
carretera en los años 60.
Llegamos al punto en
cuestión y confirmamos que por allí pasaba el camino. Damos la vuelta y
buscamos la continuación hacia Vallcebre. En los campos encima de la casa de
Cal Berto vemos dos hileras paralelas de piedras, signo inequívoco del camino.
Lo perdemos en el Torrent de la Jou y lo volvemos a encontrar subiendo hacia el
cementerio.
El trazado del camino antiguo cerca de Cal Berto
Entramos en el pueblo.
Hoy, Pep tampoco me deja tomar café en el bar del pueblo. En su mente ordenada,
no hay lugar para esos pequeños vicios que tenemos los demás mortales. Volvemos
a tomar el mismo camino que la semana pasada, saliendo de Cal Maçana, pero esta
vez continuamos hasta el molino, siguiendo otro camino antiguo de la
Minuta.
Las ovejas buscan calor bajo la línea de alta tensión
Cal Andorrà; la casa antigua se ha convertido en pajar
Se acerca la hora de
comer y las mochilas, con la comida y el agua, están en el coche. “¿Cómo vamos
a subir al coche?”, pregunto ingenuamente, pensando en que tenía otro camino
antiguo para subir. Pero no, busca la línea de roca blanca que es la
continuación de la Cingle de la Foradada. Aquí no hay ningún camino pero se ha
marcado un paso entre las rocas que sube hacia arriba. Tiene algunos puntos que
se acercan incómodamente al borde del precipicio pero, como contrapartida, ofrece
unas vistas espléndidas hacia el norte, con Gisclareny, el Cadí y Pedraforca.
Pica el sol e,
intentando no mirar demasiado el abismo a la derecha, paso toda la subida
pensando en la botella de agua que me está esperando en el coche. Por fin, llegamos,
cogemos las mochilas y buscamos un lugar soleado en las rocas.
Tenemos una vista
prácticamente de 360º. Mientras comemos, la vamos recorriendo con los ojos,
anotando mentalmente los caminos que van cruzando valles, collados y bosques.
“La verdad es que hemos estado en todas partes”, resumo. “Cierto”, contesta
Pep. “Ahora toca repasar y enseñar a los jóvenes”.
Parte de la vista desde nuestro comedor
Cómo aún tenemos tiempo,
Pep quiere intentar una vez más encontrar la bajada a Sant Julià de Freixens,
desplazándonos un poco más hacia el este. Pero el resultado es el mismo.
Definitivamente, aquí el camino desapareció sin dejar rastro.
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