Mirando los mapas en casa, veo que aún
tenemos una zona extensa en blanco encima de la pista que va del Clot del Moro
a la casa de Erols. Tenemos marcado un camino que sale de una curva en la
pista, a medio camino de la casa y que va bastante llano hasta la gran casa de
Cal Parera, encima de la cantera del Clot del Moro, y otro camino que sale de
Cal Parera y va hacia el norte, a la casa de Rus. Todo esto lo sabemos porque a
principios del nuevo milenio, hicimos una exploración general del valle de Rus
por encargo del Parque Natural de Cadí-Moixeró.
Hoy, hace un día perfecto con una
temperatura ideal. En el viaje, mi teléfono no para de recibir mensajes ante la
sorpresa de Pep y Carles. Aparcamos en la curva de la pista. Visto la fuerte
pendiente al final del pequeño espacio, tanto Carles como yo bajamos del coche
antes de maniobrar, supuestamente “para guiar a Pep” pero en realidad para evitar
quedar atrapados en el coche si se le resbalara el pie a Pep sobre el
acelerador.
Una vez aparcado el coche, no puedo
callarlo más. “¡Hoy es mi cumpleaños!”, les confieso. Tras recibir las
felicitaciones de rigor, nos ponemos en marcha. El camino nos lleva rápidamente
a los campos de Cal Parera. Vemos que ha habido cambios desde que vinimos la
última vez. Para empezar, se ha alargado la pista que subía desde el Collet del
Vent y ahora llega hasta la casa y continúa hacia el norte. También parece que se
ha desbrozado el entorno de la casa y las ruinas tienen un aspecto más cuidado.
El camino a Cal Parera
Era una casa muy importante en su día.
Tenía múltiples dependencias y anexos, una cisterna de agua y hasta su propia
iglesia. Hace ya años, Pep y yo especulamos que se tuvo que abandonar por la
contaminación y el polvo producidos por la fábrica de cemento en el Clot del
Moro.
Vista general de Cal Parera
Pep cruza la pista y sube una pequeña
elevación. “Aquí está el castillo”, dice. “¿De qué castillo está hablando?”, me
pregunto y yo también cruzo la pista. Se ve el débil dibujo de un perímetro,
que es todo lo que queda. Todas las piedras habrán quedado incorporadas en la
casa. Pep y Carles bajan la cuesta hacia la cantera. Yo me quedo en la casa
para recorrerla y atender llamadas que me llegan al teléfono.
Una vista del interior de la casa
Y el inicio de los campos detrás
Pep y Carles vuelven exultantes. Me
dicen que han encontrado el poblado medieval de Vilaseca. Llevaba semanas
oyendo ese nombre sin saber de qué hablaban. Se ve que se menciona en los
escritos medievales pero nadie sabe dónde está, aunque supuestamente se encontraba
entre La Pobla de Lillet y Castellar de n’Hug. Es un descubrimiento crucial
para entender la historia de esta zona, dice Pep.
“Vaya”, digo. Evidentemente, no era la
respuesta entusiasmada que quería oír Pep y me pide los mapas para hacer el
plan del día. Tenemos un segundo camino que va de este a oeste, un poco por
encima del primero. En cierto momento, perdió mucha categoría e inferimos en
aquel tiempo que en algún momento lo perdimos. Además, hay muchas zonas llanas
en las cuestas que no hemos visitado y que deben corresponder a zonas de cultivo.
Decidimos volver a visitar este
camino, a ver si nos lleva a los campos. Pasamos un ‘grau’ y poco después,
llegamos a una bifurcación, donde vemos el camino que seguimos de llano hace
tantos años. Esta vez subimos y al cabo de unos 250 metros, entramos en la
parte inferior de una zona de cultivo. Aquí, nuestro camino se difumina.
Intentamos continuar de llano pero acabamos en un ‘clot’ o pequeño valle encima
de la pista de Erols.
Subimos para arribar y entramos en
otra gran zona de cultivo. Aquí almorzamos. Media hora después, continuamos
subiendo por los antiguos bancales. Ahora conquistados por el bosque, tienen un
aire fantasmagórico y de cierta antigüedad. En un rincón, vemos estructuras que
podrían ser muy antiguas - ¿unas casas medievales para cuidar esta zona?
En el camino hacia Erols
En la esquina noroeste, vemos otro
camino que marcha hacia Erols. Al cabo de unos 350 metros, entramos en otra
zona de cultivo, la tercera de hoy. Conseguimos recuperar el camino al otro
lado de esta “artiga” (ver Glosario) y pasamos por encima de la casa de Erols.
Finalmente, el camino se pierde definitivamente en un ‘clot’, aunque es de
suponer que seguía subiendo hacia el Collet de Casanova.
Bajamos hacia la casa de Erols por una
antigua pista. Ya a la altura de la casa, anoto un camino que marcha hacia el
sur, cruzando el lecho seco de una riera. ¿Podría ser el antiguo camino? La
respuesta, la tenemos que dejar para otro día.
La casa de Erols, ahora utilizada mayormente como casa de colonias
Bajamos la pista hasta el coche.
Tenemos trabajo aquí para días.
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