La semana siguiente, fui a Inglaterra.
Pep y Carles fueron a la zona del Estret, cerca de Gavarrós, guiados por Domènec de La Pobla de Lillet. Hace unos años, Domènec había descubierto por casualidad con un amigo unas estructuras antiguas bajo el cerro del Castell dels Moros, y precisamente, en el Archivo de la Corona de Aragón, Pep había leído sobre un asentamiento bajo el castillo de Gavarrós. Hace bastantes años, antes de empezar el blog, Pep y yo subimos ese cerro desde el sur, literalmente por un camino de cabras, y allí había los restos de una cisterna y una torre.
Exploraron esas ruinas y también, subiendo por el mismo camino de cabras, visitaron los restos encima del cerro.
La semana siguiente, hizo mal tiempo.
Exploraron esas ruinas y también, subiendo por el mismo camino de cabras, visitaron los restos encima del cerro.
Pep y Domènec contemplan la vista desde la cima del Castell dels Moros
Los restos de la cisterna.En el fondo, Puigllançada
La semana siguiente, hizo mal tiempo.
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Hoy, Pep quiere volver a la misma zona
ya que vio que se marchaban unos caminos que nosotros no conocíamos. Aparcamos
al lado de La Caseta, en la pista que va a Gavarrós. Aquí todavía no ha llegado
la primavera pero el liquen en los robles sin hoja produce un efecto muy
atractivo que contrasta con el verde de la hierba y el color rojizo de la roca.
Subimos por el camino a la Collada de
la Caseta desde donde seguimos otro camino que nos sitúa debajo de la
roca triangular encima de l’Estret.
Caminando hacia el poblado medieval
Pep me muestra
unos huecos rectangulares que serían otra torre, más grande, y, bajando por las terrazas hacia el oeste, se ven restos de otros edificios. Los huecos muestran signos evidentes de expolio; gente que buscaba algo de metal, sin duda, y no se
les ocurrió otra cosa que sacar las piedras y tirarlas por la cuesta donde han quedado amontonadas.
Mientras examinamos los restos, Carles
nos explica que por toda Cataluña han surgido Planes de Mejora Forestal, en el caso del Berguedà propiciados por la moda de la biomasa. A nosotros nos parece que esos planes
supondrán el 'coup de grâce' para los caminos históricos que quedan en las umbrías,
muchos de ellos desconocidos para el gran público.
Los restos de la torre después del paso de los buscadores de tesoros
Pero aquí, por suerte, es poco
probable que haya un Plan de Mejora Forestal. Pep explica que este asentamiento
estaba habitado hasta el siglo XVI-XVII y era el lugar donde los habitantes de Gavarrós
guardaban las cosechas y las cosas de valor, protegidas por la torre, y lo que
ahora es el pequeño núcleo de Gavarrós y las casas alrededor, serían las
residencias de trabajo, ya que allí estaban las zonas de cultivo.
Oyendo la descripción de Pep, me hizo
pensar en la reconstrucción virtual que se ha hecho de Montségur, el pueblo
fortificado de los cátaros en Occitania, con una torre central rodeada de casas
dispuestas en terrazas, aprovechando la disposición del terreno para crear una
plaza fuerte casi inexpugnable.
Bajamos hacia el Torrent de Pardinella
por un camino que Pep y Carles siguieron la semana pasado hasta llegar al
fondo del valle, donde hay una pista que va al Gorg, el paso del agua en la
otra esquina del cerro triangular del Castell dels Moros. En el descenso,
dejamos para más adelante un camino que marcha a la izquierda. El camino parece
continuar al otro lado del torrente pero muere en la cuesta tras pasar una
cresta. Pep quiere buscar un hipotético camino directo de Pardinella a l’Estret,
como si la gran casa de Pardinella tuviera su propio Paso del Noroeste, pero la
roca supone una barrera infranqueable y, por más que subamos hacia el noreste,
no encontramos nada, y finalmente bajamos nuevamente al Torrent de Pardinella.
Mirando hacia el Torrent de Pardinella, con Puigcal al fondo. Se ve la línea diagonal de la roca que impide cualquier intento de hacer un camino entre Pardinella y l'Estret
Subimos otra vez a la Collada de la Caseta, explorando el camino que dejamos.
Al cabo de 100 metros, muere delante de los restos de un edificio de antigüedad
indudable, posiblemente de origen medieval.
Continuamos hasta la Collada, donde
comemos con una vista de casi 360º. En la salida del 6/5/2011, en el cercano
Coll de les Travenoses, mis lectores asiduos seguramente se acordarán de que yo
había visto un camino que marchaba hacia el norte pero Pep no me había dejado
seguirlo porque llegaba tarde para su clase de música. Propongo que lo miramos,
ya que estamos aquí. Pep insinúa que lo que vi fue un espejismo pero accede a
echarle un vistazo.
Mirando hacia el cerro triangular del Castell dels Moros
Volvemos a encontrar el camino. Sus
comienzos son tenues pero al poco rato, toma forma y se convierte en un camino
sólido, que marcha directamente hacia Gavarrós. El hecho de que ahora
conozcamos la existencia del poblado medieval da un nuevo sentido a este camino
que, hace 6 años, no habríamos sabido ver, ya que, a todas luces, parece ser la
conexión entre el poblado bajo el castillo y el pueblo donde está la iglesia.
Pep, feliz de encontrar un camino nuevo
Al pasar una cresta, Carles ve un
camino que baja. Pep lo descarta – demasiada pendiente – y continuamos hasta
empalmar con la pista. Volvemos por la pista hacia el coche. “Ahora sí que se
puede decir que conocemos todos los caminos de Gavarrós”, dice Pep
prematuramente. Porque, al poco rato, vemos un camino que cruza la pista en
diagonal. Lo seguimos a la derecha, donde baja al molino, descrito en términos
tan pintorescos por Cesar August Torras y ahora unas tristes ruinas. Damos la
vuelta y lo seguimos en la otra dirección, empalmando con el camino del poblado
justo donde Carles había dicho que había visto el camino. Así que también hemos
descubierto el camino del poblado al molino.
Lo que queda del molino de Gavarrós
“Ahora sí que se puede decir que lo
hemos hecho todo”, repite Pep, impenitente. Seguimos el camino a la casa de
Prat Terrer, recorrido en la misma salida del 6/5/2011, para marcarlo en el GPS,
volvemos al collado y bajamos al coche.
El pintoresco 'grau' en el camino que va a la casa de Prat Terrer
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