El 24 de mayo, hubo elecciones
municipales y algunas elecciones autonómicas. El resultado fue la pérdida de
mayorías absolutas por los partidos tradicionales en prácticamente todos sus
feudos, sobre todo el Partido Popular, y un voto masivo por agrupaciones
surgidas de movimientos ciudadanos.
Hoy Pep tiene que estar en Berga a las
5 pero aun así propongo probar de llegar a la Cambra dels Bocs. Tengo la
sensación de que es ahora o nunca y así vamos liquidando el tema de las cruces.
Una persona mayor con quien contactamos hace bastantes años y que había vivido
en Gisclareny nos contó que su nombre era porque allí se encerraban los
carneros para que no molestaran a las ovejas después de fecundarlas.
Nada más bajar del coche en la Font de
l’Adou, me doy cuenta que Pep imprime un ritmo más fuerte de lo habitual. Debe
querer buscar todas las cruces en un solo día, pienso. Sus ojos tienen el brillo
de un hombre centrado en el cumplimiento de una misión.
Probamos el camino de subida desde la
pista que dejamos pendiente en la salida del día 15 pero no tarda en volverse
intransitable, perdido en la vegetación del barranco y damos la vuelta. Optamos
por subir por el camino de La Muga para buscar aquel camino de cazadores que
seguimos hace ya 16 años. Pero debe hacer muchos años que ya no viene ningún
cazador por allí y ese camino ha desaparecido. Pep señala una cresta despejada
más hacia Oreis: “Subiremos por allí. Es lo más directo”.
El muro del corral de La Muga
Llegamos a la cresta y empezamos a
subir. “Mientras puedas ver por dónde deshacer el camino, si hace falta, no hay
problema”, me dice Pep. Poco sospechaba que sus palabras iban a ser proféticas.
Con el ritmo de la subida, no tardo en quedar unos 50 metros atrás. Siguiendo
el rastro lejano de Carles, supero un afloramiento de roca y entro en un
pequeño llano cubierto de robles. Veo un camino que viene desde la izquierda,
desde La Muga, y gira para encarar la Cambra. Quiero avisar a Pep y Carles pero
ya están bajando a la derecha para entrar en una pequeña hondonada entre esta
cresta y la siguiente hacia Oreis y no me oirán ni me harán caso.
La entrada de la Cambra dels Bocs
Vista impresionante de la cara norte de Pedraforca hacia el sur
Bajo una cuesta asquerosa, llena de
piedras traidoras por lo sueltas y, cuando llego abajo, veo que han girado y
vuelven a subir a la cresta de antes. Pero veo que la siguiente está más
despejada y, mirando hacia arriba, parece que se juntan justo debajo de la
Cambra. Así que emprendo una subida penosa hacia el lomo, con la vista de Carles
y Pep que siguen subiendo por el bosque de robles en el otro lomo a mi
izquierda.
Llego a la cuesta despejada. Por fin puedo caminar
sin obstáculos. Pero ya no está tan claro que los dos lomos se vayan a juntar
bajo la Cambra. Al final, me doy cuenta que tendré que hacer un flanqueo. Pep y
Carles ya han llegado a la entrada y justo antes de desaparecer, Pep se para
para saludarme. Encaro mi reto particular: tengo que cruzar una pequeña
‘tartera’ o cuesta de piedras sueltas que marca la cabecera de la hondonada y luego
flanquear hacia la entrada. Veo una hilera de árboles grandes que parece que me
llevarán directamente a la entrada. Por allí, tiene que estar más despejado,
pienso.
Con cierta dificultad, llego a la
tartera y la cruzo. Pero el camino de los árboles grandes es un espejismo. Un
muro de vegetación me barra el paso al primer árbol y una vez superada esa
barrera, veo que la cuesta es en realidad un campo de minas, llena de grandes
rocas caídas desde arriba, con el boj que tapa los agujeros y las fisuras. Voy
superando los obstáculos pero con cada paso que me acerco a la boca de la
Cambra, más difícil se hace. Al final, recordando las palabras de Pep al inicio
de la subida, me doy cuenta que pronto se me va a hacer muy difícil volver a
bajar y necesito a alguien que me guíe para continuar. Llamo a Pep pero hay un
muro de roca entre nosotros y no me oye. El móvil … hace mucho tiempo que no
tenemos cobertura.
Hasta las rocas blancas a la derecha del árbol muerto llegué. La pared rocosa encima marca la entrada de la Cambra
Aquí se ve mejor el árbol muerto
Doy la vuelta y miro hacia el primer
árbol grande, la ‘tartera’ y el lomo, donde estaría seguro, todos engañosamente
cerca. ¿Me voy a quedar colgado aquí?, me pregunto. ¿Se va a repetir la
historia de 20 años atrás? Analizo mi situación: bajar no es lo mismo que subir
pero sólo me separan 200 metros y tengo muchísimo tiempo. Bajo poco a poco,
buscando un paso por las rocas e intentando no caer por los numerosos agujeros
que me acechan. Por fin, llego a la ‘tartera’, la cruzo y vuelvo a subir al
lomo.
Aquí, ya en un lugar seguro y con una
vista despejada de la boca de la Cambra, me premio con el bocadillo del almuerzo.
Termino de comer y todavía no han aparecido; decido ir bajando poco a poco
hacia el camino de La Muga. Si Pep tiene que estar en Berga a las 5, supongo
que dará la salida por acabada y hará lo mismo. En eso, salen Pep y Carles de
la Cambra y Pep me grita: “Ya venimos. No te pongas nervioso”. “Los nervios ya
los pasé”, pienso. “Ahora estoy tranquilo”. Pero me paro y les espero. Después de
haberme dejado tirado en la subida, ahora debe querer acompañarme hasta el
camino para asegurarse de que no me pase ningún percance.
“No vimos ninguna cruz”, me dice Pep
cuando me alcanza. También pone en duda lo de guardar los carneros: hay una
pendiente muy fuerte allí dentro, no tendrían comida y la entrada es demasiado
ancha para cerrarla. Tampoco vieron ningún camino que entrara en la Cambra y
descarta el camino que yo vi como camino de jabalís. “Bueno, ¿qué se le va a
hacer?”, le contesto y vuelvo a emprender el descenso. “¿Dónde vas?”, me dice.
“Hay que mirar en las rocas allí arriba para ver si hay cruces”, y señala la
línea de roca que marcha hacia el Clot de Vimboca y marca el final de la cuesta
transitable.
Cuando le entra la fiebre del
descubridor, es imposible razonar con Pep y resignado, doy la vuelta y subimos
en diagonal hacia la roca. Luego seguimos hacia el este por un camino de
rebecos, pero no hay cruces. Hay que pasar una línea de roca; el camino se acaba
abruptamente, volver atrás es complicadísimo y la única salida es una especie
de cornisa escalonada. Pep y Carles pasan sin problemas y ahora me toca a mí.
De repente, parece que el bastón se me va a enredar en mis piernas, la mochila
choca con la roca a mi izquierda y parece que quiere tirarme al vacío, la
cámara estorba y no sé dónde poner las manos. Pero, evitando mirar hacia la
derecha, franqueo el paso y al otro lado, ya es una cuesta sin obstáculos hacia
Oreis.
El Grau
Pep se para para comer y con Carles,
intenta sacar conclusiones respecto a la falta de cruces. ¿No buscó en los
lugares adecuados? ¿O fueron borrados deliberadamente en algún momento? Yo ya
he comido y me entretengo a mirar desde una nueva perspectiva el Clot de la
Vimboca y el Cap de la Boixassa, donde estuvimos la semana pasada, mientras un
quebrantahuesos patrulla la sierra encima nuestro.
El Cap de la Boixassa desde donde comimos
Reemprendemos la marcha. Primero por
tierra blanda, con boj y rocas sueltas. Más abajo, empieza el bosque, con
robles bajos y boj alto. El bosque se va espesando y finalmente entramos en un
llano colgado sobre el barranco de Vimboca que antiguamente fue cultivado y de
donde sale un camino hacia Oreis. Entramos en el camino. A pesar de tenerlo en
nuestros mapas, yo nunca lo había hecho. Llegamos a una fuente, ya estropeada
por los animales y aquí se bifurca el camino. Un ramal continúa hacia Oreis y
el otro gira hacia Vimboca y ése es el que seguimos. Resulta ser el camino que
Pep nos mostró desde el Clot de Vimboca la semana pasada. Sólo nos queda bajar
la riera hasta la pista de Monnell que, ahora que estamos cansados y queremos
llegar al coche, nos parece interminable tanto a mí como a Carles.
La Judith Mascó dice que, para
mantener la piel joven y tersa, hay que beber 2 litros de agua diarios y yo le
hago caso. Traje 2 litros y me los he bebido todos, y aún tengo ganas de beber
más. Cuando llegamos al coche, pido permiso a Pep para ir al nacimiento del río
Bastareny, justo detrás de la cascada, para buscar más agua. Magnánimo, me lo
concede. Está fresquísima.
Con eso, damos por concluida la salida
de hoy. 10,3 km; 710 metros de desnivel acumulado.
2 comentarios:
Amigos, si no es mucho pedir: ¡Podrian subir un mapa indicando donde parten los caminos? Si no se puede no hay problema intentaremos seguirlos igual.
Te remito a mi entrada "Tracks" donde intento explicar la falta relativa de información sobre el itinerario. De todos modos, siempre indico el mapa Alpina correspondiente y donde aparcamos el coche.
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