Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



domingo, 27 de septiembre de 2015

19/6/2015 – El término municipal de Bagà – 1ª parte (Puigllançada)

Pasan las semanas – un parón obligado por la Patum que aproveché para ir a Brighton, una amenaza de tormenta que no se materializó y ya ha pasado medio junio.

En sus investigaciones en el Archivo de la Corona de Aragón, Pep ha encontrado otro documento de gran valor. En el siglo XVIII, una comitiva de autoridades recorrió todo el perímetro municipal con un notario, dejando constancia de todos los ‘pedrons’ o pequeñas torres de piedra seca y cruces grabadas en la piedra que marcan el límite de Bagà.

Todo eso lo quiere recorrer Pep, para ver qué es lo que queda de la descripción tan detallada que hizo el notario en ese documento tan árido que Pep encuentra tan fascinante. Y quiere empezar en el Coll de Pal. “¿Por qué quieres buscar caminos”, me justifica por teléfono, “si los hemos hecho todos?”.

Desde la cima de Tosa d’Alp, el límite municipal baja hacia los dominios de la pequeña estación de esquí de Coll de Pal, cruza la carretera y da la vuelta de Puigllançada, volviendo a cruzar la carretera para subir hacia la Serra dels Corts.

Vista desde la falda de Puigllançada, con el complejo ganadero de Comabella y la pequeña estación de esquí

Desde el Coll de Pal, bajamos siguiendo por el lado derecho del valle hacia el norte, contra un viento que sorprende por lo frío. Vemos un rebeco macho solitario que nos reta con sus soplidos. “¿Por qué nos reta si luego se va?”, me pregunto. No soy experto en psicología rebequiana y no tengo respuesta. Llegamos al fondo del valle, donde hay una especie de pista. Pep busca su primer pedró, con el documento en la mano. No lo encuentra y nos hace subir en línea recta como podemos hasta salir en una cresta. Aquí hay un poste de granito moderno y cerca, una cruz grabada en una piedra, con signos de ser antigua.

Pep ya empieza a encarar el día con optimismo y seguimos subiendo por la cresta, pasando por postes de granito pero ya no hay cruces. En cada poste, Pep se para y lee la descripción de su documento notarial: un pedró de 10 palmos de alto con una cruz grabada en una roca a 3 palmos a sol poniente, o algo así. No es el tipo de excursión que me gusta y además, ahora que hemos salido del viento, hay muchas moscas. Pero al final, me relajo y mientras Pep fotografía los números grabados en los postes, yo fotografío flores y rebecos.

Flores

Y rebecos

Bordeamos uno de los dominios de esquí de La Molina. El límite municipal ya no tiene pérdida; es una valla. Giramos hacia el sur; de vez en cuando, hay una cruz, algunas modernas, otras más antiguas. Nos paramos en una roca con un ‘paravent’ para almorzar y disfrutar de las vistas, sobre todo hacia Puigmal y Montgrony.

Parte de la panorámica desde nuestro comedor

Llegamos a la cresta encima de la Collada de las Tortes. Aquí se pueden ver rebecos con cierta facilidad. Es un lugar tranquilo; no suele venir gente y espero que siga así. Giramos hacia el oeste y pasamos por las Fontetes de la Pardinella, una fuente arreglada, y no tardamos en volver a tener el Coll de Pal a la vista.

En el camino de vuelta, mirando hacia Tosa d'Alp

Y hacia el oeste

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 9,25 km; 500 metros de desnivel acumulado.

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