Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



domingo, 27 de septiembre de 2015

24/7/2015 – El término municipal de Bagà – 2ª parte (La Serra dels Corts)

Ha pasado más de un mes. Hice un nuevo viaje a Inglaterra y luego, en San Juan, empezó una ola de calor, con temperaturas próximas a los 40 grados, que iba a durar más de un mes, con pequeñas treguas. Pep se había comprometido a colaborar en una excavación en el Castillo de Berga, Carles prefiere estar en la piscina y yo tampoco tengo muchas ganas de exponer el ADN maltrecho de mi piel a este sol abrasador.

Pero precisamente estos días, ha habido una tregua en el calor intenso y Pep está libre. Carles está disfrutando de unas merecidas vacaciones con su familia y yo estoy saliendo de unas anginas que me han dejado casi afónico pero decido salir. “Una excursión para convalecientes”, consigo decir entre sibilancias por teléfono el día anterior. “Descuida”, me asegura Pep. “Haremos la Serra dels Corts; un paseo de abuelos”.

Aparcamos el coche cerca del Xalet de Coll de Pal, un edificio de la Diputación pensado originalmente para colonias que ahora casi siempre está vacío. No tiene conexión a la red eléctrica y todo se tiene que hacer con gasóleo o bombonas de gas butano: una ruina. Aquí mismo empieza la ruta de la Marmota, creada hace poco por el Parque de Cadí-Moixeró, aunque es más fácil verlas desde el coche yendo a Coll de Pal.

Caminamos por la pista hacia el Coll de Pal. La idea es reanudar nuestro seguimiento de los postes del término municipal desde donde los dejamos al otro día, en el Torrente de Coll de Pal. Como el camino es plano, vamos contemplando el paisaje matinal. Al no estar Carles, Pep me cuenta cosas y yo le contesto en susurros.

Vista de Puigllançada con el sol de la mañana

Llegamos debajo del Coll de Pal. Pep no encuentra postes pero no importa. Cruzamos la carretera y subimos por la cresta. Pronto empiezan a aparecer los postes modernos de granito. Entramos en una zona extensa de hierba y aparecen los ‘paravents’. La línea de postes deja de subir y se encamina hacia el suroeste. 

Pep documenta

Pasamos una línea de roca y el paisaje cambia. Estamos en una especie de plataforma amplia con una pared rocosa que cae directamente a la carretera a la izquierda y, a la derecha, más rocas que suben, y una especie de camino que nos va llevando a los postes y cruces, algunos más antiguos que otros. Sorprendemos a un grupo de rebecos, no están acostumbrados a ver gente por aquí.

La plataforma que marca el límite del municipio. Abajo, el Xalet de Coll de Pal

De repente, Pep pierde la línea de postes y decide subir. Sube demasiado pero decidimos asomarnos a un lomo. De repente, surge la vista de Comofloriu, Tosa d’Alp y la sierra hacia Penyes Altes. Es una vista que he visto decenas de veces pero no desde aquí y nos sentamos un rato para contemplarlo.

Comafloriu y el Serrat Gran

Al bajar, entramos en un terreno escabroso y ya no recuperamos ese paseo plácido que me había prometido ayer por el teléfono. Comemos en un collado, cerca del Roc Negre donde por fin recuperamos los postes, y luego buscamos la manera de bajar a la Collada de la Bòfia entre las rocas.

Una vez abajo, Pep quiere seguir la línea un poco más hacia el sur. No tiene pérdida: no sólo hay postes sino también una valla. Tras unos 100 metros damos la vuelta y bajamos al coche. “No creo que salgas en el National Geographic con ese nuevo proyecto tuyo”, le digo a Pep, escéptico. “Sólo hay que seguir el hilo metálico de la valla”.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 7,1 km; 290 metros de desnivel acumulado.

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