La semana
pasada, mientras caminábamos bajo la cara sur de Ensija, reflexioné en voz alta
que todavía no había ninguna entrada en el blog para Ensija. El problema es que
recorrimos la sierra en todos los sentidos hace unos 4 años y todavía no
habíamos encontrado motivos para volver. Pero el Señor obra por caminos
misteriosos (nunca mejor dicho) y al cabo de unos días recibo un mail de Josep
María preguntándome si quiero ir a Ensija.
“Vale”, le
digo, “pero subiremos por el Barranc de les Llobateres”. La subida clásica es
desde la Font Freda pero es una subida pedregosa, empinada, incluso aburrida, y
expuesta al sol en todo el trayecto. La única ventaja que tiene es que es una
línea casi recta hasta el refugio.
El Barranc de
les Llobateres es una ruta señalizada que arranca desde la carretera, unos 700
metros más hacia Vallcebre. Es un barranco que llega hasta arriba; pasas la
mayor parte en la sombra, resguardado del sol, y al tener cierta sinuosidad, es
más ameno. Por lo tanto, es de lejos la mejor opción en verano. Y mucho menos
concurrida.
Ganando altura en el Barranc de les Llobateres
Empieza como una pista. A medida que el valle se estrecha, se convierte en un camino amplio. Luego se aparta momentáneamente del fondo del valle y, cuando vuelve a entrar, ya es un sendero estrecho que sube por una especie de desfiladero.
El valle se estrecha
Tras recorrer
1,5 kilómetros y unos 350 metros de desnivel, el valle se ensancha brevemente,
formando un pequeño prado con su ‘pleta’ y luego se divide. La ruta señalada
hacia la derecha sube el Barranc d’Ensija, desembocando a unos 300 metros del
refugio. La otra ruta continúa recto y sale bajo el Serrat Voltor, con el
Serrat dels Bous, a cuyo pie está la Font dels Coms, a la vista. Es el extremo
oriental de Ensija.
Mirando hacia el Cap del Llitzet
Tenemos unas
vistas inmensas, con el valle de Peguera (el pueblo está escondido detrás del
Roc de Peguera) y los Rasos de Peguera al sur y Pedraforca y el Cadí, el
Moixeró y, detrás, el Pirineo al norte. En la subida, sólo vimos un corredor y
un grupo familiar que venía bajando. Pero una vez arriba vemos varios grupos de
personas que van deambulando por los prados.
Una parte del panorama desde la Creu de Ferro, mirando hacia Vall d'Ora
Empezamos a
caminar hacia el oeste, subiendo a la Creu de Ferro, bordeando el Pla de les
Tores, y llegando finalmente a la planicie central en cuyo extremo se
encuentra el refugio. Vemos un grupo de parapentistas intentando ganar altura
para pasar por encima de la sierra. Yo ya había tenido suficiente pero Josep
Maria quería subir a la Gallina Pelada o Cap del Llitzet. La vez anterior que
había subido, toda la sierra estaba envuelta en nubes y no pudo ver nada. Así
que me sacrifico y hago otros 150 metros de desnivel bajo un sol de justicia.
Un grupo de cabras, y detrás el Cadí
El refugio, con Pedraforca y el Cadí a la derecha
Tras las
fotos de rigor, bajamos al refugio y comemos en la sombra creada por el propio
edificio. Como sabrán mis lectores asiduos, Josep Mª es insensible al frío (pero
hipersensible al calor) pero yo sí que empiezo a notarlo y entramos en el
refugio para tomar un café. Los guardas son una pareja joven. Hay una familia
joven que ha decidido almorzar allí.
Ensija
siempre ha tenido que hacer una competencia desigual con su vecino de enfrente,
Pedraforca, y está claro que el refugio de Ensija no tiene la afluencia del
refugio Lluis Estasen. Pero animaría a los que suben a Ensija a por lo menos
tomar un café o un refresco en el refugio.
Aquí desemboca la subida por el Barranc de les Llobateres y el Barranc d'Ensija
Bajamos por
la ruta clásica de Font Freda. Durante la primera parte tenemos delante el
valle de Saldes y Pedraforca, con el Cadí detrás pero el camino deja los prados
y entra en el Torrente de la Font d’Ensija. A partir de aquí, está fuertemente
erosionado, con mucha piedra suelta y los patinazos están al orden del día.
Prestando mucha atención, llegamos abajo sin percances.
Bajando por Les Planelles, con Pedraforca delante y el pueblo de Saldes abajo
Al llegar con
el coche al cruce de la carretera de Saldes con la carretera de Guardiola,
vemos a un hombre con una mochila enorme haciendo autostop. Paro el coche y lo
subimos. Resulta que es uno de los que vimos haciendo parapente. Él aterrizó en
Gósol, otro aterrizó en Bagà y aún queda un par que están volando.
Con eso,
damos por concluida la salida de hoy. 11 km; 740 metros de desnivel acumulado.
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