Esta semana,
Pep está en Roma con su familia, cumpliendo una promesa. Y nosotros, libres
transitoriamente de la disciplina férrea impuesta por Pep, podemos ir donde nos
plazca. La zona de la Coma es poca conocida por nosotros. El año pasado,
aprovechamos la ausencia de Pep para ir a Pratformiu y la pasada Semana Santa,
hice la Caminada Popular de Vall de Lord, que recorrió caminos entre Pedra y
Pratformiu, y me había impresionado el paisaje abrupto de las Roques del
Minguell, con la Serra del Verd detrás.
Una vez más,
Carles tiene que estar detrás del mostrador en el hotel a las 4.30. No tengo
mapas a gran escala en papel de esa zona y tengo que fiarme del mapa
del Alpina. Mirando el mapa, planifico una ruta que sube desde Pedra a la
ermita del Roser, luego flanquea a la antigua casa del Pujol del Racó debajo de
las Roques del Minguell y finalmente baja a Pedra pasando por la ermita
románica de Sant Andreu y la Torre dels Moros. Parece clara, asequible, no
demasiado larga y llena de puntos de interés.
Aparcamos el coche debajo de la iglesia de Pedra, una curiosa fusión de distintas épocas. Pasamos detrás del cerro del castillo y seguimos un camino con marcas verdes y amarillas de la red de senderos de Vall de Lord que va subiendo con una pendiente suave por el bosque hasta el Coll de la Creu con su ermita.
Después de
visitar la ermita, continuamos por la pista hormigonada hacia Cal Jepet. Pasado
el lugar indicado como “El Grau” (aunque de “grau” no tiene nada porque fue
dinamitado para pasar la pista), un poste indicador señala hacia la izquierda
para ir a la iglesia de Sant Quirze y Santa Julita de la Coma. Es nuestro camino. Tras visitar la cercana
casa de Cal Dam, giramos hacia el sur. El camino va siguiendo la ribera
izquierda del Remosoll a cierta altura. Debajo se oye el ruido del agua,
encajonada en un estrecho desfiladero. En los campos de Cal Marqueixanes, una
casa arreglada de fin de semana, el camino encuentra la forma de bajar y
desciende en eses estrechas.
Cruzamos la riera e iniciamos el flanqueo de las Roques del Minguell. Aunque es un camino estrecho, está bien conservado y busca un paso entre las rocas. Sólo nos despista un pequeño desprendimiento de rocas pero volvemos a encontrar el camino al otro lado. Es altamente recomendable.
El camino que baja a la riera de Remosoll
Cruzamos la riera e iniciamos el flanqueo de las Roques del Minguell. Aunque es un camino estrecho, está bien conservado y busca un paso entre las rocas. Sólo nos despista un pequeño desprendimiento de rocas pero volvemos a encontrar el camino al otro lado. Es altamente recomendable.
Llegamos a
los campos de Cal Minguell, con la casa al lado del camino. Carles, como mejor
alumno de Pep, sospecha que podría haber un poblado medieval en los alrededores
y encuentra un trozo de cerámica. Ya que hemos hecho más de la mitad del recorrido,
decidimos comer bajo la sombra de unos robles cerca de la casa. Lo que queda de
la ruta no parece tener complicaciones: cruzar los campos de Cal Minguell hasta
entrar en una pista al Pujol del Racó y luego buscar una pista bajo esta
segunda casa.
Pero aquí es
donde las cosas empiezan a torcerse. Un camino engañoso nos mete en una especie
de pista/canal llena de maleza que nos sube por encima de la casa. Bajamos como
podemos hasta la casa. En su día, habrá sido la gran casa del valle pero ahora
está vacía aunque todavía entera. Un poste indicador nos muestra un camino al
lado de la casa que baja al lado del torrente, la Ribereta de Pujol, para ir a
la Torre de la Vila. Nosotros no vamos a esa torre pero, según mi mapa, tenemos
que bajar para cruzar el torrente. Las señales nos empujan con insistencia
hacia la izquierda, hacia lo que queda de la torre, pero resistimos su canto de
sirena y seguimos bajando en línea recta.
Entramos en lo que parece ser un camino transversal que nos lleva a un cruce del torrente. Pero hay un problema: las piedras para cruzar están mal repartidas, muchas al principio y casi nada después. Llego a la mitad del caudal y me paro para estudiar la situación. Carles me sigue demasiado de cerca. Entre el objeto inamovible (yo) y la fuerza irresistible (él), la fuerza irresistible opta por cambiar de trayectoria y pone un pie en el agua. Pero conseguimos llegar al otro lado y arranca una pista. La seguimos pero al cabo de unos 200 metros, se convierte en un camino y al cabo de 200 metros más, en nada. Lo lógico sería volver atrás y volver a cruzar el torrente pero me resisto a enfrentarme otra vez a esas piedras. Saco el Alpina.
“Según esto,
tenemos que subir”, digo. Subimos sin camino por el bosque y para gran sorpresa
nuestra, entramos en un camino de categoría indudable pero horriblemente
tapado. “¿Será esto que mostraba el Alpina?”, me pregunto. Lo seguimos. Va
siguiendo el valle hacia la Coma en ligero descenso, entrando en los barrancos
y saliendo a las crestas, estrechándose para bordear aristas rocosas. “Esto de
línea recta nada”, pienso. “O me equivoco yo y se equivoca el Alpina. Y además
hace décadas que no viene nadie por aquí”. Empieza a hacerse tarde pero estamos
comprometidos y seguimos. Salimos a una cresta despejada con la Coma a la
vista. Buscamos la forma de bajar hacia la riera entre la Coma y Pedra.
Finalmente, llegamos a la casa de Cal Borrec. Subimos por la pista que va al
Pujol del Racó para buscar un cruce de la riera marcado en el Alpina. Lo
encontramos y subimos por el Obaga de Borrec por un camino interesante pero no
tenemos tiempo de entretenernos. Pasamos por la casa de Cal Bernat y 15 minutos
después estamos en el coche. Son las 4.30.
Aconsejo a
Carles a avisar a su mano derecha en el hotel para que no sufra y a las 5.15,
Carles por fin llega al mostrador. Al bajar el track al ordenador, veo que hemos
pasado a poca distancia todo lo que nos proponíamos ver. Incluso vimos (y
dejamos) caminos que nos habrían bajado directamente a nuestros objetivos;
estuvimos a menos de 100 metros del Cementerio Viejo. Como dato positivo, hemos
descubierto lo que probablemente es un camino olvidado de Pujol del Racó a la
Coma.
Con eso,
damos por concluida la salida de hoy. 10,3 km; 600 metros de desnivel
acumulado.
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