Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



sábado, 17 de agosto de 2013

9/8/2013 – Complicaciones en Pedra

Esta semana, Pep está en Roma con su familia, cumpliendo una promesa. Y nosotros, libres transitoriamente de la disciplina férrea impuesta por Pep, podemos ir donde nos plazca. La zona de la Coma es poca conocida por nosotros. El año pasado, aprovechamos la ausencia de Pep para ir a Pratformiu y la pasada Semana Santa, hice la Caminada Popular de Vall de Lord, que recorrió caminos entre Pedra y Pratformiu, y me había impresionado el paisaje abrupto de las Roques del Minguell, con la Serra del Verd detrás.

Una vez más, Carles tiene que estar detrás del mostrador en el hotel a las 4.30. No tengo mapas a gran escala en papel de esa zona y tengo que fiarme del mapa del Alpina. Mirando el mapa, planifico una ruta que sube desde Pedra a la ermita del Roser, luego flanquea a la antigua casa del Pujol del Racó debajo de las Roques del Minguell y finalmente baja a Pedra pasando por la ermita románica de Sant Andreu y la Torre dels Moros. Parece clara, asequible, no demasiado larga y llena de puntos de interés.

El pequeño núcleo de Pedra

Aparcamos el coche debajo de la iglesia de Pedra, una curiosa fusión de distintas épocas. Pasamos detrás del cerro del castillo y seguimos un camino con marcas verdes y amarillas de la red de senderos de Vall de Lord que va subiendo con una pendiente suave por el bosque hasta el Coll de la Creu con su ermita.

La ermita del Roser

Les Roques del Minguell y detrás, la Serra del Verd

Después de visitar la ermita, continuamos por la pista hormigonada hacia Cal Jepet. Pasado el lugar indicado como “El Grau” (aunque de “grau” no tiene nada porque fue dinamitado para pasar la pista), un poste indicador señala hacia la izquierda para ir a la iglesia de Sant Quirze y Santa Julita de la Coma. Es nuestro camino. Tras visitar la cercana casa de Cal Dam, giramos hacia el sur. El camino va siguiendo la ribera izquierda del Remosoll a cierta altura. Debajo se oye el ruido del agua, encajonada en un estrecho desfiladero. En los campos de Cal Marqueixanes, una casa arreglada de fin de semana, el camino encuentra la forma de bajar y desciende en eses estrechas.

El camino que baja a la riera de Remosoll

Cruzamos la riera e iniciamos el flanqueo de las Roques del Minguell. Aunque es un camino estrecho, está bien conservado y busca un paso entre las rocas. Sólo nos despista un pequeño desprendimiento de rocas pero volvemos a encontrar el camino al otro lado. Es altamente recomendable.

El camino hacia Cal Minguell

Llegamos a los campos de Cal Minguell, con la casa al lado del camino. Carles, como mejor alumno de Pep, sospecha que podría haber un poblado medieval en los alrededores y encuentra un trozo de cerámica. Ya que hemos hecho más de la mitad del recorrido, decidimos comer bajo la sombra de unos robles cerca de la casa. Lo que queda de la ruta no parece tener complicaciones: cruzar los campos de Cal Minguell hasta entrar en una pista al Pujol del Racó y luego buscar una pista bajo esta segunda casa.

Pero aquí es donde las cosas empiezan a torcerse. Un camino engañoso nos mete en una especie de pista/canal llena de maleza que nos sube por encima de la casa. Bajamos como podemos hasta la casa. En su día, habrá sido la gran casa del valle pero ahora está vacía aunque todavía entera. Un poste indicador nos muestra un camino al lado de la casa que baja al lado del torrente, la Ribereta de Pujol, para ir a la Torre de la Vila. Nosotros no vamos a esa torre pero, según mi mapa, tenemos que bajar para cruzar el torrente. Las señales nos empujan con insistencia hacia la izquierda, hacia lo que queda de la torre, pero resistimos su canto de sirena y seguimos bajando en línea recta.

Las galerías de la casa de Pujol del Racó

Entramos en lo que parece ser un camino transversal que nos lleva a un cruce del torrente. Pero hay un problema: las piedras para cruzar están mal repartidas, muchas al principio y casi nada después. Llego a la mitad del caudal y me paro para estudiar la situación. Carles me sigue demasiado de cerca. Entre el objeto inamovible (yo) y la fuerza irresistible (él), la fuerza irresistible opta por cambiar de trayectoria y pone un pie en el agua. Pero conseguimos llegar al otro lado y arranca una pista. La seguimos pero al cabo de unos 200 metros, se convierte en un camino y al cabo de 200 metros más, en nada. Lo lógico sería volver atrás y volver a cruzar el torrente pero me resisto a enfrentarme otra vez a esas piedras. Saco el Alpina.

“Según esto, tenemos que subir”, digo. Subimos sin camino por el bosque y para gran sorpresa nuestra, entramos en un camino de categoría indudable pero horriblemente tapado. “¿Será esto que mostraba el Alpina?”, me pregunto. Lo seguimos. Va siguiendo el valle hacia la Coma en ligero descenso, entrando en los barrancos y saliendo a las crestas, estrechándose para bordear aristas rocosas. “Esto de línea recta nada”, pienso. “O me equivoco yo y se equivoca el Alpina. Y además hace décadas que no viene nadie por aquí”. Empieza a hacerse tarde pero estamos comprometidos y seguimos. Salimos a una cresta despejada con la Coma a la vista. Buscamos la forma de bajar hacia la riera entre la Coma y Pedra. Finalmente, llegamos a la casa de Cal Borrec. Subimos por la pista que va al Pujol del Racó para buscar un cruce de la riera marcado en el Alpina. Lo encontramos y subimos por el Obaga de Borrec por un camino interesante pero no tenemos tiempo de entretenernos. Pasamos por la casa de Cal Bernat y 15 minutos después estamos en el coche. Son las 4.30.

Aconsejo a Carles a avisar a su mano derecha en el hotel para que no sufra y a las 5.15, Carles por fin llega al mostrador. Al bajar el track al ordenador, veo que hemos pasado a poca distancia todo lo que nos proponíamos ver. Incluso vimos (y dejamos) caminos que nos habrían bajado directamente a nuestros objetivos; estuvimos a menos de 100 metros del Cementerio Viejo. Como dato positivo, hemos descubierto lo que probablemente es un camino olvidado de Pujol del Racó a la Coma.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 10,3 km; 600 metros de desnivel acumulado.

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