Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



lunes, 18 de junio de 2012

1/6/2012 – El camino de Toses

Pep me llama. “Tenemos que acabar el camino que tú y Carles empezasteis encima de Castellar de n’Hug (ver salida del 2 de septiembre de 2011)”. “Vale”, accedo. “Creo que fue uno de los caminos que utilizaron para traer mineral de hierro a las fraguas desde el Ripollès … ¿Qué? ¿No me vas a poner pegas?”, pregunta Pep, extrañado. “No era mi intención,” contesto. “Pero si te hace sentir más cómodo, te puedo poner un montón”. “No, no, no hace falta”, se apresura a responder Pep.

Aparcamos el coche en el mismo sitio, volvemos a constatar el mismo arranque, empedrado al inicio, pero esta vez continuamos por el camino bajo la carretera.

Aquí se ve claramente el trazado del camino bajo la carretera

Al lado de una barraca, el camino cruza la carretera y sube por la cresta hacia el Pla de la Gran Jaça, ahora más borroso. Anotando ‘paravents’, nos desviamos para inspeccionar una pleta o aprisco de grandes dimensiones y luego seguimos subiendo. El camino acaba difuminándose del todo y la ciencia se abandona a favor de la caza de setas de primavera. Cruzamos la cresta y recuperamos el camino, ahora muy marcado, que pasa encima de las Fontetes de Castellar.

 Carles recoge setas detrás de una orquidea

Les Fontetes de Castellar, con los caminos hechos por las vacas para llegar al agua

Llegamos al Collet de les Fontetes, donde hay un poste indicador de la red Itinerànnia. Se nos abre una vista nueva; abajo, el valle del Rigard, con el pueblo de Nevà; detrás, el Puigmal y las montañas de Nuria y la carretera que va serpenteando hacia la Collada de Toses. A la derecha, prados y pequeños collados con las montañas de Ripoll al fondo. Todo muy agradable y desconocido para todos, por lo menos desde esta perspectiva.

Pep gira a la izquierda y baja con paso firme hacia el pueblo de Toses, que no podemos ver. Pero hoy no hay agenda oculta y no es su intención llegar al pueblo. Almorzamos bajo la sombra de unos pinos, con los Plans de Querol delante. Como sabrán mis lectores asiduos, Pep ha iniciado una nueva etapa de investigador en el Archivo Comarcal. Está acumulando mucha información y es consciente que hay que darle algún tipo de salida que pueda ser accesible al público interesado. Sin embargo, tanto Pep como Carles rehúyen la escritura descriptiva y no tienen ganas de escribir artículos. Con mi manera no lineal de pensar, se me ocurre una manera sencilla de vehicular todo ese conocimiento. Como el viajero del tiempo en el libro de H.G. Wells, que quedaba fijo en el mismo lugar en su máquina mientras el entorno iba cambiando a cámara rápida con el paso del tiempo, le propongo centrarse en lugares geográficos fijos, señalando los cambios producidos en distintos momentos.

Para entonces, la dosis ingerida de cerveza inglesa ha llegado a su sistema nervioso central, desbloqueando vías neuronales. Veo que una maquinaria ha empezado a rodar pero de momento con efectos discretos. Nos ponemos en marcha para iniciar la ruta de vuelta pero antes de llegar al Collet de les Fontetes, Pep se para y sale un chorro imparable de ideas. Y es en ese momento que recuerdo uno de mis verdaderos talentos, no los falsos de la salida del 3 de mayo pasado: el de catalizador, una cosa que por sí sola no sirve para absolutamente nada pero, en las condiciones adecuadas, pone en marcha un proceso que puede tener unos resultados muy fructíferos. Ya había observado ese don en ocasiones anteriores pero lo había olvidado. Tener una nueva prueba de su existencia me da una enorme satisfacción y, todos ahora con un humor excelente, llegamos al Collet de les Fontetes. Allí tomamos otro camino que va hacia un ‘paravent’ que es debidamente anotado.

Paravent; una estructura hecha por los pastores para resguardarse del viento, sin dejar de tener el rebaño siempre a la vista

A partir de aquí, las setas vuelven a cobrar protagonismo mientras bajamos, ya sin camino, hacia una pista. Con las bolsas llenas, seguimos la pista hasta tener la carretera y el coche a la vista.

Belleza efímera: flores de roca. La mejor época para verlas es de mediados de mayo a mediados de junio

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 11,0 km; 660 metros de desnivel acumulado.

PD. El día después, leo en la prensa local que la Vía de Nicolau (ver la salida del 4 de marzo del 2011) está cerrada por un desprendimiento de rocas en uno de los túneles y su reparación supondrá tiempo y dinero. Comunico la noticia por teléfono a Pep. “Sabía que una cosa así ocurriría”, me dice con satisfacción. “Escríbelo en tu blog”. Y así hago.

No hay comentarios: