Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



sábado, 4 de diciembre de 2010

26/11/2010 – Puig Castellar

No es ningún secreto que a mí no me gusta el frío. Si me hubiera gustado, me habría quedado en mi país. Pero siempre hay algo más que se puede aprender sobre el frío.

Dejamos el coche en el núcleo urbano de La Pobla de Lillet, pueblo hundido en las sombras con el río Llobregat a tocar. Nada más salir del coche, siento un frío que me congela el alma. Debe hacer algo bajo cero y para ver el sol, habrá que subir.


Una visión gélida de La Pobla de Lillet, tomada a contraluz


Encima de Saus, hay otra casa, Puig Castellar. El nombre existe desde la Edad Media y está asociado a un pequeño poblado. Desde La Pobla, la Minuta (ver Glosario) indica dos caminos, uno que va directo a la casa y otro a la zona de Els Trulls. Nos encaminamos a la zona deportiva y tomamos el camino de Els Trulls, que sube por la cresta, señalizado con marcas azules. Entre el sol y la subida, la sensación de frío disminuye. Delante, se ve la antigua fábrica cementera del Clot del Moro, todavía en sombra, y en una amplia cuesta, terrazas interminables de campos con muros de piedra seca. No impresiona tanto como las terrazas de Sant Julià de Cerdanyola pero tiene el mismo aire.


La antigua fábrica cementera del Clot del Moro, hoy museo


Carles y Pep se enfrascan en una discusión sobre arqueología del paisaje, que escucho algo distraído. Seguimos subiendo y finalmente el camino desaparece en los campos de Puig Castellar. En la finca de Puig Castellar, hace unas décadas se araron los campos para plantar pinos y, con el tiempo, los surcos se han suavizado hasta parecerse muchísimo a caminos pero siempre acaban al final de los campos. Seguimos subiendo hasta salir a la pista encima de la casa que va al Coll de Cerqueda. Allí hay un bebedero y un montón de vacas, que se apartan de mala gana ante nosotros.

La casa de Puig Castellar. Como todas las casas aisladas en esta zona, utiliza el terreno para protegerse del viento del norte

Nos dividimos. Pep sube a la cresta en busca de restos medievales y Carles y yo continuamos por la pista por la umbría. No tardamos en ver un camino que marcha a la izquierda. Va llaneando paralelo a la pista, es el antiguo camino. El frío vuelve a ser notable pero finalmente, empalmamos con el camino de la Minuta que viene del Coll de Cerqueda para bajar al Puig Castellar y a La Pobla. Subimos al collado y allí nos encontramos con Pep (que no ha encontrado nada) y el sol.

El camino de la umbría hacia el Coll de Cerqueda

 
De repente, veo gotas de sangre en el pantalón. Me está sangrando la nariz, perforada por una espina en la subida al collado, y como la tengo roja del frío, no para de salir sangre. Paso el próximo medio kilómetro con un kleenex enganchado a la nariz, intentando parar la hemorragia. En la bajada al Puig Castellar, buscamos un sitio soleado para almorzar. Debilitado por la sangre perdida, como mi bocadillo en silencio.
Nos volvemos a poner en marcha. Aquí, entre las rocas y los robles, el camino se ve perfectamente pero al entrar nuevamente en los campos de Puig Castellar, se difumina. Además, como han arado, hay mil caminos paralelos y vete a saber cuál es el bueno.
Llegamos a la casa y giramos a la derecha para seguir una colita (ver Glosario) que tenemos desde hace al menos 5 años. Nos lleva hacia donde estuvimos la semana pasada, pasando zonas de cultivo antiguas perdidas en el bosque. Damos la vuelta y, nuevamente en Puig Castellar, buscamos el camino que baja a La Pobla, que encontramos, aunque muy erosionado. No ha sido uno de mis mejores días.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 14,9 km; 640 metros de desnivel acumulado.

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