Tras un
invierno duro e incierto, aguardamos con impaciencia la nueva primavera.
Durante finales de otoño y los pocos días de invierno que pudimos, hicimos
salidas por la zona de la Pobla de Lillet, a veces en compañía de dos
investigadores locales, Pere y Domenèc, buscando la confirmación sobre el
terreno de algunas de las referencias que Pep ha leído en sus manuscritos
medievales.
Pero hoy
todavía hay medio metro de nieve allí y nos tenemos que quedar más cerca de
casa. Pensando en el tema de una posible charla futura, propongo volver a
Pedret.
Empezamos con
frío pero con la previsión de una temperatura más cálida a mediodía. Caminamos
hacia la presa por la antigua vía de tren, cruzando el río por la pasarela.
La antigua vía del carrilet y el Pont de Pedret
Yo
recordaba haber visto en alguna ocasión antiguos campos en el Canal del Ferro
pero tan abajo no están. Subimos por el lado norte de la Canal, por una arista
rocosa, traidora, con las encinas y la maleza que nos obstaculizan en cada
paso.
El camino de Pedret a La Baells, ahora truncado por la presa
Llegamos al
antiguo camino de Pedret a La Baells y caminamos hacia la presa. Cuando lo
tenemos a la vista, nos sentamos a repasar el territorio, con la desembocadura
de la Riera de Metge delante. De repente, Pep se gira hacia mí: “¿Sabías que en
los documentos antiguos, la Riera de Metge se llamaba la Riera de Medica, que
significa ‘en medio’?”. En catalán normal, “metge” significa “médico” y en los
intentos populares de darle un sentido, se ha pensado en las fábricas textiles
que contaminaban el agua con los tintes y enfermaban a la gente. “¿En medio de
qué?”, pregunto. “Ahí está el problema”, contesta Pep. “¿Un linde entre
dominios señoriales?”, sugiere.
Nos quedamos
los tres mirando la otra orilla. Al final, me atrevo a decir en voz alta algo
que llevo algunas semanas pensando. “Como nos están destruyendo los caminos,
¿por qué no reactivar el blog para explicar algunas de tus investigaciones
sobre la historia de la comarca?”, propongo. “Aquí en Pedret, hay unas cuantas
cosas que se podrían decir”. “Se podría probar”, reconoce Pep. “Vayamos al
molino de Pedret. No está claro que fuera simplemente un molino. Y luego hay
esos agujeros al lado del puente”.
Volvemos por
el camino. En la Canal del Ferro, efectivamente se ven las piedras alineadas de
antiguas paredes. Todo tiene un aire de gran antigüedad, pero igual es solo el
efecto óptico creado por el musgo.
Mirando hacia Berga desde la iglesia de Sant Quirze de Pedret
Vista general de la iglesia
Pasamos por
la iglesia. Hace bastantes años, me vino a ver una señora americana muy mayor,
acompañada de su marido, que había estudiado en profundidad la iglesia. Quería
saber por qué caminos habría venido el maestro de Pedret desde Italia para
pintar los frescos de la iglesia. No le había gustado nada la restauración que
se había hecho de la iglesia y además lo había dicho sin pelos en la lengua.
Todas las puertas que se le habían abierto de par en par en la Diputación de
repente se cerraron.
Continuamos
hasta las ruinas del molino, bordeando el camí ral. Lo exploramos
detenidamente. “Los documentos de mediados del siglo XIX hablan del
establecimiento de una fábrica textil en terrenos donde se estaba construyendo
un molino”, dice Pep. “Pero aquí del molino no queda rastro. Todos los
edificios parecen pertenecer a la fábrica. Quizás despareció en la crecida de
1850”, especula.
Paisaje fantasmagórico cerca de la fábrica-molino de Pedret
Después de
comer, vamos al puente y volvemos a mirar los agujeros excavados en la roca que
ya hemos visto cientos de veces. “El problema está en la doble hilera de
agujeros que cruzan toda esta roca”, señala Pep. “Hay gente que dice que aquí
había la presa medieval para canalizar agua al molino. Pero el agua se cuela
por debajo, por cavernas subterráneas. Sería imposible cerrarle el paso”.
Seguimos caminando por las enormes losas, ahora un par de metros por encima del
nivel del agua. “Y mira esos agujeros. Se ve claramente el desgaste producido
por el flujo del agua”.
Pep se queda unos momentos pensativo. “Y si pudiera ser
que originalmente estas losas de roca estaban bajo el agua y terminaban en una pequeña
cascada? Antes de construir el puente actual, se podría haber cruzado el río
con un largo puente de madera. Con el tiempo, el agua podría haber erosionado
la roca más blanda por debajo, excavando una caverna que debilitó la roca
encima, haciendo que se desplomara y creando el canal que vemos hoy”.
Vista del puente
Los agujeros debajo del puente. Detrás se ve una doble hilera casi paralela
Y
concluye: “Cómo me gustaría poder viajar en el tiempo y ver cómo construían ese puente gótico. Es una obra maestra”.
Con eso, damos por concluida la
salida de hoy. 7,3 km; 220 metros de desnivel acumulado.
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