El jueves, Pep me llama. “Propongo que
busquemos el camino auténtico de la Jaça dels Prats a partir de la Font Seca,
bajemos aquel camino de Els Cavalls del Vent que tú querías hacer, hagamos lo
que nos quedó pendiente el otro día del camino de la Costa y luego subamos uno
de esos caminos que encontramos la semana pasada hasta el coche”. “Vale”, digo
y cuelgo.
Aparcamos cerca de la Font Seca, en la
carretera. “El camino antiguo tiene que pasar por encima de la carretera hasta
el Coll de la Cabana”, dice Pep. El camino lo encontramos rápido pero está
cortado continuamente por la carretera, lo que nos obliga a subir y rodear el
tramo cortado por el bosque, jugándonos el físico a 5 metros de la carretera
para no caer por la talud rocosa.
Al final, el camino se aparta
definitivamente de la carretera y se revela como un camino importante para
subir ganado a los prados. Llegamos al Coll y bajamos a la pista del Collell al
otro lado. Pep empieza a hablar del camino de Saldes al Collell. Antiguamente,
el Collell y sus prados eran propiedad del castillo de Gresolet y Saldes no tenían
derecho de acceso. Sin embargo, con la Peste Negra, Gresolet quedó despoblado y
el señor de Gresolet pactó con los habitantes de Saldes para que compartieran
las pasturas. Desde entonces, dice Pep, tiene que haber un camino que sube
desde Saldes hasta el Collell.
La cara norte del Pedraforca, escuela de escaladores (que yo no soy)
El primer tramo ya lo hemos
encontrado. Bajamos el camino de Els Cavalls de Vent hasta una pista secundaria
que va paralelo a la pista principal. “Sigamos la pista, a ver si encontramos
el camino. Tiene que estar por aquí”.
Imágenes de desolación caminando hacia el Coll del Pi Ajagut
Aquí, con el sol tapado todo el día
por el macizo del Pedraforca, la temperatura es gélida. Empiezo a sospechar que
el plan original está a punto de cambiarse y que del plan que me explicó por
teléfono era una cortina de humo. La pista acaba en un precipicio; imposible
seguir.
Pep sube a la brava, a ver si cruza el
camino. Carles y yo le esperamos en la pista, enfrascados en una discusión
sobre el sentido de la vida. Pep nos llama. Lo ha encontrado. Subimos como
podemos hasta un pequeño collado y allí está. Lo bajamos hasta la pista, donde
su arranque queda oculto por una ‘tartera’. Volvemos al collado y continuamos
hacia el Collell. Igual han pasado 40 o 50 años o más desde que se usó de
manera regular; el trazado aún se ve con claridad pero los cruces de los
barrancos ahora son precarios por la erosión sufrida. Pasamos por un hayedo
sumido en la sombra y que probablemente ya no volverá a ver el sol hasta marzo.
A poco distancia ya del Coll del Pi Ajagut, el camino se pierde y subimos
directamente hasta la pista de Collell.
Es hora de comer. Aquí, el sol sólo
toca un punto y es en la cima del Pi Ajagut, un pequeño cúmulo rocoso
suspendido sobre el vacío. No me gustan los precipicios en general y los bilaterales
en particular y esta cresta es uno de ellos. Pero el sol puede más y llego
hasta nuestro comedor, intentando no apartar la vista de las piedras a mis
pies.
La vista desde el Pi Ajagut
Por fin, el sol vuelve a esconderse
detrás del Pedraforca y la temperatura baja inmediatamente unos cuantos grados.
Recogemos todo y volvemos a la pista, que seguimos hasta llegar al coche.
El Coll del Pi Ajagut, con la subida por el hayedo y la pista secundaria debajo de la pista principal
Con eso, damos por concluida la salida
de hoy. 10 km; 590 metros de desnivel acumulado.
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