Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



miércoles, 10 de agosto de 2016

10/6/2016 – Llinars (Cal Sant Pere)

Todavía me molesta la tos. Aunque me parece ver la luz al final del túnel, persiste una sensación de debilidad. Se ve que en Inglaterra, el mismo virus está haciendo estragos y además, sus efectos duran semanas y semanas.

Para hoy, Pep quiere entrar en el Valle de la Corba por el Grau de l’Olivell. Aparcamos en la carretera de Rasos de Peguera, en la entrada de la pista de la Corba. Bajamos por el camino a la casa de Els Porxos. Todavía no han traído aquí las vacas y la larga hierba está cubierta del rocío de la mañana. Bajamos en diagonal por los campos hacia el oeste, hasta entrar en el camino del Grau, el mismo que hice aquel día tan fatídico de abril de 2012.

Es un camino interesante con grandes vistas. Después de bajar suavemente se une con el camino que sube desde la casa de Castellar. Pep se para en uno de los muchos miradores naturales que permiten ver todo el valle de Castellar, hasta la carretera de Sant Llorenç de Morunys, con la casa de Can Blanc abajo y las sierras de Tossals y Busa detrás. Pep señala las paredes rocosas que marcan el límite sur del valle: “Aquí se ve claramente la división de propiedades entre los Berga y los Cardona. En la ribera izquierda, el castillo de Terça, límite de los dominios de los Berga; en la ribera derecha, el castillo de Terrers, que marca el comienzo del feudo de los Cardona”. Carles escucha atentamente, como si fuera la primera vez que oyera hablar de los Berga y los Cardona.

Vista desde el camino al Grau de l'Olivell.  Abajo se ve Can Blanc. El castillo de Terça estaría a la izquierda de la pendiente erosionada de color marrón y el castillo el Terrers al lado de los edificios en el pequeño cerro a la derecha

Encaramos la entrada del Grau de l’Olivell, una estrecha repisa inclinada. Llego arriba el último, soplando y tosiendo. Carles mira alrededor suyo: “Después de leer la entrada en el blog de Steve, me lo imaginaba más difícil.” Pep mira a Carles con asombro: “Después de tantos años, aún crees lo que pone en su blog. Si se asusta con todo y un salto de 2 metros, lo describe como si fuera de 200 metros”. “Es verdad”, dice Carles. “Aquí podría traer tranquilamente a mi hijo”.

Desacreditado nuevamente como explorador de montañas, ponemos rumbo a la casa de Matamala. Pasamos delante de las mismas vacas, que levantan la cabeza. “¿Otra vez vosotros?”, parecen decir. Bajamos por la misma pista que la semana pasada pero la dejamos en un torrente para seguir otro camino plano que va directo hacia una pared de roca en el fondo del valle. Aquí los escaladores han abierto alguna vía y el camino se mantiene gracias a ellos.

 En el camino a Cal Sant Pere

Ya más cerca del fondo del valle

Había venido aquí con Pep, mucho antes de empezar el blog. Adosada a la roca, había las paredes de una vivienda humilde y una escalera para acceder a unas colmenas excavadas en la roca. Todo esto sigue aquí, tal como lo dejamos, más alguna cuerda que han dejado los escaladores. Es uno de los lugares más agrestes de este valle.

Lo que queda de Cal Sant Pere

Tras un breve descanso, continuamos por un camino apenas visible que sube hacia Can Garrigas. “Parece que no ha venido nadie desde la última vez que venimos”, dice Pep. Bordeamos precipicios con un paisaje espectacular. Llegamos a la pista de Can Garrigas y giramos a la derecha, buscando la entrada del camino a La Corba. Me noto muy cansado.

El camino casi invisible de Cal Sant Pere a Can Garrigas

Una vez localizada la entrada, paramos para comer. Por primera vez en muchos meses, Pep no tiene prisa para llegar a casa y disfrutamos de una larga sobremesa. El cielo se va oscureciendo. En algún lugar, caerá una tormenta.

Emprendemos la ruta otra vez hacia el fondo del valle, unos 75 metros por encima del camino anterior que venía de Cal Sant Pere. No está tan bien conservado que el camino de la semana anterior pero es igualmente atractivo y altamente recomendable. Es una lástima que nada de esto consta en el mapa del Alpina. Decididamente, éste es el valle de los caminos paralelos y aún habría uno más que pasa por encima de la Cova de les Llosanques hacia la Serra de Cal Jardí (ver la salida de 1/7/2011).

Cruzamos el lecho seco del torrente y subimos por el bosque hasta la pista que viene de Matamala. Es una pista pesada con una larga subida hasta las ruinas de la casa de La Corba pero, curiosamente, parezco haber encontrado nuevas fuerzas y subo apenas con esfuerzo. Hacemos un pequeño desvío para documentar un trozo que queda del camino antiguo y que corta una curva de la pista. Al llegar al coche, caen las primeras gotas.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 9,2 km; 450 metros de desnivel acumulado.

No hay comentarios: