Todavía me molesta la tos. Aunque me
parece ver la luz al final del túnel, persiste una sensación de debilidad. Se
ve que en Inglaterra, el mismo virus está haciendo estragos y además, sus
efectos duran semanas y semanas.
Para hoy, Pep quiere entrar en el
Valle de la Corba por el Grau de l’Olivell. Aparcamos en la carretera de Rasos
de Peguera, en la entrada de la pista de la Corba. Bajamos por el camino a la
casa de Els Porxos. Todavía no han traído aquí las vacas y la larga hierba está
cubierta del rocío de la mañana. Bajamos en diagonal por los campos hacia el
oeste, hasta entrar en el camino del Grau, el mismo que hice aquel día tan
fatídico de abril de 2012.
Es un camino interesante con grandes
vistas. Después de bajar suavemente se une con el camino que sube desde la casa
de Castellar. Pep se para en uno de los muchos miradores naturales que permiten
ver todo el valle de Castellar, hasta la carretera de Sant Llorenç de Morunys,
con la casa de Can Blanc abajo y las sierras de Tossals y Busa detrás. Pep
señala las paredes rocosas que marcan el límite sur del valle: “Aquí se ve
claramente la división de propiedades entre los Berga y los Cardona. En la
ribera izquierda, el castillo de Terça, límite de los dominios de los Berga; en
la ribera derecha, el castillo de Terrers, que marca el comienzo del feudo de
los Cardona”. Carles escucha atentamente, como si fuera la primera vez que oyera
hablar de los Berga y los Cardona.
Vista desde el camino al Grau de l'Olivell. Abajo se ve Can Blanc. El castillo de Terça estaría a la izquierda de la pendiente erosionada de color marrón y el castillo el Terrers al lado de los edificios en el pequeño cerro a la derecha
Encaramos la entrada del Grau de
l’Olivell, una estrecha repisa inclinada. Llego arriba el último, soplando y
tosiendo. Carles mira alrededor suyo: “Después de leer la entrada en el blog de
Steve, me lo imaginaba más difícil.” Pep mira a Carles con asombro: “Después de
tantos años, aún crees lo que pone en su blog. Si se asusta con todo y un salto
de 2 metros, lo describe como si fuera de 200 metros”. “Es verdad”, dice
Carles. “Aquí podría traer tranquilamente a mi hijo”.
Desacreditado nuevamente como
explorador de montañas, ponemos rumbo a la casa de Matamala. Pasamos delante de
las mismas vacas, que levantan la cabeza. “¿Otra vez vosotros?”, parecen decir.
Bajamos por la misma pista que la semana pasada pero la dejamos en un torrente
para seguir otro camino plano que va directo hacia una pared de roca en el
fondo del valle. Aquí los escaladores han abierto alguna vía y el camino se
mantiene gracias a ellos.
En el camino a Cal Sant Pere
Ya más cerca del fondo del valle
Había venido aquí con Pep, mucho antes
de empezar el blog. Adosada a la roca, había las paredes de una vivienda
humilde y una escalera para acceder a unas colmenas excavadas en la roca. Todo
esto sigue aquí, tal como lo dejamos, más alguna cuerda que han dejado los
escaladores. Es uno de los lugares más agrestes de este valle.
Lo que queda de Cal Sant Pere
Tras un breve descanso, continuamos
por un camino apenas visible que sube hacia Can Garrigas. “Parece que no ha
venido nadie desde la última vez que venimos”, dice Pep. Bordeamos precipicios
con un paisaje espectacular. Llegamos a la pista de Can Garrigas y giramos a la
derecha, buscando la entrada del camino a La Corba. Me noto muy cansado.
El camino casi invisible de Cal Sant Pere a Can Garrigas
Una vez localizada la entrada, paramos
para comer. Por primera vez en muchos meses, Pep no tiene prisa para llegar a
casa y disfrutamos de una larga sobremesa. El cielo se va oscureciendo. En
algún lugar, caerá una tormenta.
Emprendemos la ruta otra vez hacia el
fondo del valle, unos 75 metros por encima del camino anterior que venía de Cal
Sant Pere. No está tan bien conservado que el camino de la semana anterior pero
es igualmente atractivo y altamente recomendable. Es una lástima que nada de
esto consta en el mapa del Alpina. Decididamente, éste es el valle de los
caminos paralelos y aún habría uno más que pasa por encima de la Cova de les
Llosanques hacia la Serra de Cal Jardí (ver la salida de 1/7/2011).
Cruzamos el lecho seco del torrente y
subimos por el bosque hasta la pista que viene de Matamala. Es una pista pesada
con una larga subida hasta las ruinas de la casa de La Corba pero,
curiosamente, parezco haber encontrado nuevas fuerzas y subo apenas con
esfuerzo. Hacemos un pequeño desvío para documentar un trozo que queda del
camino antiguo y que corta una curva de la pista. Al llegar al coche, caen las
primeras gotas.
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