Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



martes, 10 de diciembre de 2013

22/11/2013 – Grau de la Granota, Grau del Jou, Grau de Sant Climent

Ya no hace falta preguntar a Pep dónde iremos. La única duda es si iremos a la izquierda o la derecha del Grau de la Mola. El hombre del tiempo había avisado de vientos fuertes del norte y frío. En la subida a Sant Corneli, los trozos de la carretera donde todavía no ha llegado el sol tienen una capa de nieve granulada o escarcha y Pep opta por la prudencia.

Aparcamos el coche en el mismo sitio que la semana anterior, en la entrada de la pista del Grau de la Granota. Nada más abrir la puerta, el viento nos golpea con fuerza. Resisto la tentación de volver a entrar en el coche y cerrar la puerta y nos ponemos en marcha.

Grau de la Granota

Nunca había subido este ‘grau’, precisamente porque es tan fácil. De hecho, está hormigonado para que suban vehículos pero las rocas a su alrededor tienen unas formas curiosas. Hacia el norte, se ven los efectos del ‘torb’ en el Moixeró, Tosa d’Alp y Puigllançada. El ‘torb’ es el nombre que se da en catalán al viento del norte que levanta la nieve. La temperatura baja en picado, la visibilidad se reduce a prácticamente cero y es muy peligroso.

Tosa d'Alp muestra su cara menos amable bajo el efecto del torb

Llegamos a la casa de Cal Menut; detrás, Puigllánçada y Tosa d'Alp

Con un fuerte viento, llegamos a la casa de Cal Menut, arreglada y habitada. Intercambiamos saludos con su dueña y luego buscamos el Grau del Jou, al otro lado de la casa. Es otra vía acondicionada que permite bajar a pie y conectaría con la casa del Jou. Antes de llegar al Jou, nos desviamos por un camino a la izquierda, que nos lleva prácticamente en línea recta a la casa de Soldevila, debajo del Grau de Sant Climent. Empezamos a subir el camino señalizado del ‘grau’ pero, antes de llegar a arriba, nos dejamos distraer por unos caminos que marchan hacia el norte.

Un Pedraforca nevado se asoma detrás de los cerros de Vallcebre

Pep se adentra en uno de ellos y Carles y yo compartimos un poco de conversación y chocolate, haciendo caso omiso de los gritos que nos llegan de vez en cuando desde donde ha ido Pep. En el ajetreo de la vida moderna, siempre es agradable hacer una pequeña pausa para comentar cosas de la vida con un buen amigo. Por fin vuelve Pep. “Vaya par de vagos”, dice. “No te quejes”, le contesto. “Somos todo lo que tienes”.

Miramos algún camino más pero van hacia las casas del Clotet y lo tenemos que dejar. Luego en casa, miro mis mapas y veo que todos estos caminos ya se hicieron hace algunos años. Esa manía de salir sin mapas, pienso.

 El camino gélido que sube al Grau de Sant Climent

El Grau de Sant Climent desde arriba, con el viento calmado

Volvemos a subir el grau. Hace un sol espléndido y el viento ha amainado, así que buscamos un sitio soleado y comemos. Para volver al coche, el camino más rápido es por arriba, por la ruta que va bordeando el borde del risco y marcado como PR (Pequeño Recorrido). Es una ruta altamente recomendable, con unas vistas kilométricas. En poco tiempo, llegamos a Cal Menut, bajamos el ‘grau’ y llegamos al coche.

Una parte del panorama desde el camino que bordea la Cinglera de Vallcebre, mirando hacia Sobrepuny

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 9,5 km; 500 metros de desnivel acumulado.

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