Ya no hace falta
preguntar a Pep dónde iremos. La única duda es si iremos a la izquierda o la
derecha del Grau de la Mola. El hombre del tiempo había avisado de vientos
fuertes del norte y frío. En la subida a Sant Corneli, los trozos de la
carretera donde todavía no ha llegado el sol tienen una capa de nieve granulada
o escarcha y Pep opta por la prudencia.
Aparcamos el coche en el
mismo sitio que la semana anterior, en la entrada de la pista del Grau de la
Granota. Nada más abrir la puerta, el viento nos golpea con fuerza. Resisto la
tentación de volver a entrar en el coche y cerrar la puerta y nos ponemos en
marcha.
Grau de la Granota
Nunca había subido este
‘grau’, precisamente porque es tan fácil. De hecho, está hormigonado para que
suban vehículos pero las rocas a su alrededor tienen unas formas curiosas.
Hacia el norte, se ven los efectos del ‘torb’ en el Moixeró, Tosa d’Alp y
Puigllançada. El ‘torb’ es el nombre que se da en catalán al viento del norte
que levanta la nieve. La temperatura baja en picado, la visibilidad se reduce a
prácticamente cero y es muy peligroso.
Tosa d'Alp muestra su cara menos amable bajo el efecto del torb
Llegamos a la casa de Cal Menut; detrás, Puigllánçada y Tosa d'Alp
Con un fuerte viento, llegamos
a la casa de Cal Menut, arreglada y habitada. Intercambiamos saludos con su
dueña y luego buscamos el Grau del Jou, al otro lado de la casa. Es otra vía
acondicionada que permite bajar a pie y conectaría con la casa del Jou. Antes
de llegar al Jou, nos desviamos por un camino a la izquierda, que nos lleva
prácticamente en línea recta a la casa de Soldevila, debajo del Grau de Sant
Climent. Empezamos a subir el camino señalizado del ‘grau’ pero, antes de llegar
a arriba, nos dejamos distraer por unos caminos que marchan hacia el norte.
Un Pedraforca nevado se asoma detrás de los cerros de Vallcebre
Pep se adentra en uno de
ellos y Carles y yo compartimos un poco de conversación y chocolate, haciendo
caso omiso de los gritos que nos llegan de vez en cuando desde donde ha ido
Pep. En el ajetreo de la vida moderna, siempre es agradable hacer una pequeña
pausa para comentar cosas de la vida con un buen amigo. Por fin vuelve Pep.
“Vaya par de vagos”, dice. “No te quejes”, le contesto. “Somos todo lo que
tienes”.
Miramos algún camino más
pero van hacia las casas del Clotet y lo tenemos que dejar. Luego en casa, miro
mis mapas y veo que todos estos caminos ya se hicieron hace algunos años. Esa
manía de salir sin mapas, pienso.
El camino gélido que sube al Grau de Sant Climent
El Grau de Sant Climent desde arriba, con el viento calmado
Volvemos a subir el
grau. Hace un sol espléndido y el viento ha amainado, así que buscamos un sitio
soleado y comemos. Para volver al coche, el camino más rápido es por arriba,
por la ruta que va bordeando el borde del risco y marcado como PR (Pequeño
Recorrido). Es una ruta altamente recomendable, con unas vistas kilométricas.
En poco tiempo, llegamos a Cal Menut, bajamos el ‘grau’ y llegamos al coche.
Una parte del panorama desde el camino que bordea la Cinglera de Vallcebre, mirando hacia Sobrepuny
Con eso,
damos por concluida la salida de hoy. 9,5 km; 500 metros de desnivel acumulado.
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