Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



martes, 10 de diciembre de 2013

29/11/2013 – Grau Pastisser, Grau de Cal Gat y Grau del Llentiar

Otra semana de frío y este viernes iba a ser el día más frío de la semana. El día antes, pregunto a Pep: “¿Salimos o nos quedamos en casa?”. Pero Pep no se da por vencido y, en el fondo, yo también quiero salir. “Lo probamos”, propone.

En el mapa del Alpina, salen dos ‘graus’ a cada lado de Cal Barbut, Grau Pastisser y Grau del Llentiar, pero nunca los habíamos localizado y tampoco se les da publicidad.

Dejamos el coche en la carretera, cerca de Cal Barbut. El termómetro marca -2ºC pero no hay viento. Al sol no se está tan mal. Detrás de la casa, vemos una fisura profunda en la roca. ¿Será el ‘grau’? Carles lo prueba pero no tiene salida. Pero lo que interesa más a Pep son unos agujeros cuadrados tallados en la roca pero no me deja decir nada más. El calor del sol rebota de la pared y quitamos guantes y gorros.

Esto no lo pudimos subir. Es La Canal, detrás de Cal Barbut. El 'grau' auténtico está más a la derecha

Continuamos caminando a pie de la roca hasta llegar a otra canal que parece factible pero muy tapada. Pep sube primero, oímos cómo pelea con el boj. Carles y yo subimos un poco más y esperamos noticias. Un bastón que golpea el boj, exclamaciones, palabras mal sonantes y de repente, “Estoy arriba. Subiros”.

Es uno de esos momentos en que uno no sabe qué es peor: seguir subiendo o intentar bajar. Otra opción sería quedar clavado y llamar a los bomberos pero la acabo descartando: si Carles y Pep han subido, yo también. Subo una cuesta francamente desagradable, agarrándome al boj que intenta arrojarme al vacío.

Al salir de este ‘grau’ dudoso y absolutamente no recomendable, me encuentro con un Pep sonriente que me extiende la mano. “Felicidades. Choca esos cinco”, me dice. Pero no estamos a salvo todavía. Arriba es una selva de boj que tapa un suelo rocoso lleno de agujeros rompetobillos. Avanzamos hacia el oeste, hasta ver un camino usado por animales que baja por la roca. Pep lo baja. Cuando vuelve, nos cuenta que llega a una faja que empalma con el ‘grau’ anterior, pero más abajo, y probablemente era el Grau Pastisser auténtico.

Intentamos encontrar el otro ‘grau’, el Grau del Llentiar, sin meter el pie en los múltiples agujeros que acechan bajo la vegetación, pero es imposible y acabamos bajando la cuesta hacia el norte, hasta entrar en el camino principal que va del Grau de la Mola al Grau de Cal Gat.

La belleza austera de los paisajes de invierno, desde el Grau de Cal Gat

Este ‘grau’ está acondicionado como parte de la Xarxa Lenta y antiguamente se podría haber hecho con animales. Evidentemente, César August Torras no llegó hasta aquí. En una zona llana con una vista espléndida, comemos.

Pep y Carles contemplan el paisaje en el Grau de Cal Gat

Bajamos hasta las casas de Fumanya y en la roca, hay más agujeros tallados de los que no me está permitido decir nada. Caminamos por los campos. El calorcillo del sol y el silencio generan una sensación de serenidad que contrasta con las emociones fuertes de hace unas horas. 
Arándanos, frutas de invierno

Entramos en un camino antiguo, que debe ser el camino de Fumanya a Cal Barbut y lo seguimos. Cerca de la casa, vemos una cuesta factible en la pared de roca que podría ser el Grau del Llentiar pero ya no queda tiempo para investigarlo.

Otra visión de Fumanya, desde el camino de Cal Barbut

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 5,1 km; 280 metros de desnivel acumulado.

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