Otra semana de frío y
este viernes iba a ser el día más frío de la semana. El día antes, pregunto a
Pep: “¿Salimos o nos quedamos en casa?”. Pero Pep no se da por vencido y, en el
fondo, yo también quiero salir. “Lo probamos”, propone.
En el mapa del Alpina, salen
dos ‘graus’ a cada lado de Cal Barbut, Grau Pastisser y Grau del Llentiar, pero
nunca los habíamos localizado y tampoco se les da publicidad.
Dejamos el coche en la
carretera, cerca de Cal Barbut. El termómetro marca -2ºC pero no hay viento. Al
sol no se está tan mal. Detrás de la casa, vemos una fisura profunda en la
roca. ¿Será el ‘grau’? Carles lo prueba pero no tiene salida. Pero lo que
interesa más a Pep son unos agujeros cuadrados tallados en la roca pero no me
deja decir nada más. El calor del sol rebota de la pared y quitamos guantes y
gorros.
Esto no lo pudimos subir. Es La Canal, detrás de Cal Barbut. El 'grau' auténtico está más a la derecha
Continuamos caminando a
pie de la roca hasta llegar a otra canal que parece factible pero muy tapada.
Pep sube primero, oímos cómo pelea con el boj. Carles y yo subimos un poco más
y esperamos noticias. Un bastón que golpea el boj, exclamaciones, palabras mal
sonantes y de repente, “Estoy arriba. Subiros”.
Es uno de esos momentos
en que uno no sabe qué es peor: seguir subiendo o intentar bajar. Otra opción
sería quedar clavado y llamar a los bomberos pero la acabo descartando: si
Carles y Pep han subido, yo también. Subo una cuesta francamente desagradable,
agarrándome al boj que intenta arrojarme al vacío.
Al salir de este ‘grau’
dudoso y absolutamente no recomendable, me encuentro con un Pep sonriente que
me extiende la mano. “Felicidades. Choca esos cinco”, me dice. Pero no estamos
a salvo todavía. Arriba es una selva de boj que tapa un suelo rocoso lleno de
agujeros rompetobillos. Avanzamos hacia el oeste, hasta ver un camino usado por
animales que baja por la roca. Pep lo baja. Cuando vuelve, nos cuenta que llega
a una faja que empalma con el ‘grau’ anterior, pero más abajo, y probablemente
era el Grau Pastisser auténtico.
Intentamos encontrar el
otro ‘grau’, el Grau del Llentiar, sin meter el pie en los múltiples agujeros que
acechan bajo la vegetación, pero es imposible y acabamos bajando la cuesta
hacia el norte, hasta entrar en el camino principal que va del Grau de la Mola al
Grau de Cal Gat.
La belleza austera de los paisajes de invierno, desde el Grau de Cal Gat
Este ‘grau’ está acondicionado como parte de la Xarxa Lenta y antiguamente
se podría haber hecho con animales. Evidentemente, César August Torras no llegó
hasta aquí. En una zona llana con una vista espléndida, comemos.
Pep y Carles contemplan el paisaje en el Grau de Cal Gat
Bajamos hasta las casas de
Fumanya y en la roca, hay más agujeros tallados de los que no me está permitido
decir nada. Caminamos por los campos. El calorcillo del sol y el silencio
generan una sensación de serenidad que contrasta con las emociones fuertes de
hace unas horas.
Arándanos, frutas de invierno
Entramos en un camino antiguo, que debe ser el camino de
Fumanya a Cal Barbut y lo seguimos. Cerca de la casa, vemos una cuesta factible
en la pared de roca que podría ser el Grau del Llentiar pero ya no queda tiempo
para investigarlo.
Otra visión de Fumanya, desde el camino de Cal Barbut
Con eso,
damos por concluida la salida de hoy. 5,1 km; 280 metros de desnivel acumulado.
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