El 12 de agosto, Rosa Colomer, una de los responsables de
turismo en el Berguedà, me envió un correo, diciéndome que había pasado mis
datos a un tal Josep Maria Coll, que había decidido dedicar una parte de su
tiempo como jubilado al estudio de las minas del Catllaràs. Unos días después,
la persona en cuestión me contactó y hubo un intercambio de correos, cuyo
resultado fue acordar una reunión entre todos en el hotel de Carles para el
sábado, 24 de agosto.
Allí nos explicó que había veraneado durante muchos años en
el Santuario de Falgars y había quedado intrigado por esos agujeros y
estructuras que se veían perdidos en el bosque. Al jubilarse hace un año, había
decidido esclarecer todo aquello. Ya había leído mi blog y había quedado
maravillado por nuestros conocimientos. A medida que proseguía la reunión, fue
sacando carpetas llenas de planos, fotos y mapas y explicó todos los archivos
que había consultado. Pero todavía no había conseguido encontrar documentos de
la propia Asland, propietaria de la fábrica de cemento y de las minas durante
su época de máxima actividad.
Mientras Carles servía cafés a los otros huéspedes, Pep y yo
nos quedamos mirando atónitos. Con todo este material que ha acumulado, ¿piensa
que nosotros le podemos enseñar algo nuevo? Sería más bien al revés. Sin
embargo, Josep Maria nos asegura que le podemos enseñar mucho porque, al no
tener formación en la investigación arqueológica, tiene problemas para interpretar
lo que ve. Al final, acordamos dedicar el próximo viernes a una nueva visita a
las minas del Catllaràs.
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Llego medio dormido al Mikado. Allí están Pep y Josep Maria
conversando animadamente. Consumo mi café en silencio, rezando para que haga
efecto. Durante el viaje al Xalet del Catllaràs, zarandeado de un lado a otro
por los baches en la larga pista desde Falgars, apenas abro la boca, pensando
en si debía haber pedido un segundo café. Y para colmo, tiene toda la pinta de ser
una salida sumamente académica.
La asombrosa carpeta de Josep Mª Coll fue una obra de consulta constante
Aparcamos en el Xalet. En el edificio al lado, que hace de
refugio libre, hay unas personas un poco estrafalarias pero por lo demás
inofensivas haciendo unas vacaciones ‘low-cost’. Subiendo por la pista al Roc
de la Lluna, Josep Maria muestra a Pep una cisterna enterrada que posiblemente
suministraba agua al Xalet y Pep muestra a Josep Maria el final de una tolva a
la que llegaba una vía de tren y que ya descubrimos en la salida del 29/7/2011.
Intento sin éxito reprimir un bostezo. Volvemos a bajar al Xalet y Josep Maria muestra los restos de un edificio
rectangular grande para los trabajadores (nos muestra una foto antigua que
demuestra su existencia), perdidos en el bosque bajo el Xalet y cerca
descubrimos los restos de un teleférico.
Estado actual del Xalet de Catllaràs
Dejamos el Xalet y empezamos a subir hacia el Roc de la
Lluna. Pasamos por antiguas escombreras y zanjas amplias que representan pequeñas
minas hundidas, explotaciones de afloramientos. Pep corre de un lado a otro,
entusiasmado. “Waypoint, please”, me dice desde un pequeño montículo. Sigo su
ir y venir con ojos vidriosos. “Quiero ir a casa”, pienso.
Llegamos al Collet Fred, donde hay el camino plano que va al
mirador. “Aquí estaba la vía que iba al teleférico del Roc de la Lluna”,
informa Pep. “Un momento, un momento”, interrumpo, ahora más despierto. “¿Desde
cuándo sabes que fue una vía? Porque de eso nunca me has dicho nada”. “Hace unos
días, cuando volví a mirar el libro de Salmerón”, me contesta. Llegamos al
pequeño merendero que, ahora me doy cuenta, tiene una estructura extrañamente
escalonada. “Y desde aquí arrancaba el teleférico al Cable”. “¿Y tú lo
sabías?”, pregunto a Josep Maria. “Sí, siempre”, y abre su carpeta para mostrar
el plano de la vía con la trayectoria del teleférico. “¿Y qué pasa con la vía
que sigue bajando al descargador de la tolva?”, pregunto perplejo a Pep. “Es de
otra época. Luego te lo explico”, me contesta.
Continuamos hacia la Sala de Máquinas, siguiendo lo que hoy
es una pista y antes una vía de tren. Aquí hay una chimenea, unos cimientos
sobre los cuales habría una máquina de vapor y un pozo. Al lado de la pista,
una explanada que hoy Pep decide que es el perímetro de un edificio. El próximo
paso es bajar a la Mina de Font Freda, que nosotros no conocíamos pero Josep
María sí.
Las máquinas de vapor usadas en las minas del Catllaràs tendrían un aspecto similar a esta (foto facilitada por Josep Maria Coll)
Bajando la cuesta, se encuentran nuevos montículos y zanjas,
correspondiendo a escombreras y antiguas minas. De hecho, siempre había visto este
paisaje un poco parecido a las trincheras bombardeadas conservadas de la
Primera Guerra Mundial en Francia pero hasta ahora no lo había sabido
interpretar. Pasamos los restos de una
barraca y metida en una pequeña hondonada, tapada por los árboles, está la
bocamina de la Mina de Font Freda.
La mina de Font Freda
Josep Maria nos había informado que había visto una argolla
clavada en una roca al otro lado del torrente de Font Freda, cerca del camino
que viene de la Mina de Moreno. Detrás, están los restos de una torre de
teleférico y lo que parece ser un pozo, ahora rellenado de tierra.
Seguimos subiendo por el camino de la Pleta de les Vaques.
Anotamos los restos de otro teleférico y, debajo de la chimenea y el pozo de la
Pleta de les Vaques, otra zanja, una explanada estrecha y alargada que acaba en
la cresta, donde hay los restos de otra torre de teleférico y otra argolla.
Estación superior del teleférico de la Pleta de les Vaques
Ahora estoy plenamente despierto y empiezo a hacerme cargo
de la magnitud de los descubrimientos que nos ha ido indicando Josep Maria. Aquí
comemos y es aquí dónde Pep me desvela los misterios de las minas del Catllaràs
y su relación con el plano en el libro de Salmerón. Pido al lector paciencia y
al final intentaré explicarlo todo.
Recogemos todo y subimos por la cresta, pasando por el
teleférico que vimos en la salida del
29/07/2011 y llegando a la chimenea. Aquí hubo otra máquina de vapor,
alimentada por una cisterna que, se supone, traía agua de alguna fuente.
Bajamos al otro lado, buscando sin éxito una bocamina que
muestra el plano de Salmerón, aunque sí encontramos otra cisterna de función
desconocida en un camino ya conocido. Emprendemos el camino de vuelta, pasando
por la Font Freda y desembocando en la pista del Xalet de Catllaràs, donde
subimos al coche. El grupo en la caseta tiene invitados para comer.
Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 8 km; 325
metros de desnivel acumulado.
Ahora toca explicar todo lo que he contado en el buen
entendido que podrá cambiar si surgen datos nuevos.
El camino seguido por el carbón, tal como se mostró en una proyección vertical y horizontal en el libro de Salmerón, con comentarios y realce del trazado en amarillo por Josep Maria Coll
La imagen arriba está extraída del libro de Salmerón, Els
Trens del Berguedà. Josep Maria ha añadido algunos comentarios explicativos en
catalán y ha marcado en amarillo el recorrido del carbón. El problema con ese
plano es que marca el origen en la mina del Teixó. Con el emplazamiento actual
de la mina, hace un dibujo imposible y lo habíamos descartado por inverosímil.
Sin embargo, si se omite el nombre de la mina o se cambia a “la mina antigua
del Teixó”, todo empieza a encajar.
Empecemos en la zanja debajo del pozo en la Pleta de les
Vaques. Esta zanja habría sido una mina. La escombrera fue aplanada y se colocó
encima una vía que transportaba el carbón hasta el inicio del teleférico que
bajaba hasta el pozo donde había la primera argolla. Desde allí, se bajaba
hasta una galería que llevaba el carbón hasta la Mina de Font Freda donde otra
galería lo llevaba hasta el pozo de la Sala de Máquinas. Desde allí se elevaba
el carbón hasta la superficie, donde había otra vía hasta el cargador del Roc
de la Lluna, donde se cargaba en otro teleférico que iba al Cable y de allí al
Empalme abajo. Más adelante se construyó el pozo de la Pleta de les Vaques y se
alargó el primer teleférico hasta el pozo. Las argollas tendrían tensores para
soportar la carga al principio y final del teleférico. En resumen, un recorrido
muy complicado forzado por la difícil orografía de la zona.
El teleférico del Roc de la Lluna data de 1912 pero el
teleférico del Cable ya existía en 1906. Por lo tanto, en un primer momento, la
vía iba desde la Sala de Máquinas hasta el descargador encima del Xalet
(juntándose posiblemente con otra vía que venía de la cercana Mina de Arderiu),
donde el carbón bajaba por una tolva hasta otra vía (la pista actual) que
llevaba el carbón al posible pozo o teleférico que encontramos bajo el Xalet y
desde allí al Cable, que está a muy poca distancia en línea recta.
La Mina del Moreno y la mina actual del Teixó probablemente son
más modernas y tenían otro método de transporte mucho más eficiente. Desde la
Mina del Moreno, el carbón bajaba en teleférico hasta el complejo del Teixó,
donde se juntaba con la producción de la Mina del Teixó y, según lo que se
cuenta, era transportado por una galería subterránea hasta el Cable.
Las escombreras y restos de minas que encontramos a cada
lado del Roc de la Lluna corresponderían a explotaciones más antiguas de
afloramientos y vetas más cercanos a la superficie, datando probablemente de
finales del siglo XIX.
1 comentario:
Bon article, ben detallat, documentat i explicat. Gran treball de descobriment d'aquests paratges desconeguts del Catllàras. Felicitats!
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