Aparcamos el coche delante de la iglesia de Sant Julià de Freixens e iniciamos otra vez la bajada. Tras algunas vacilaciones, encontramos un camino bien marcado que, tras un flanqueo inicial, baja al Torrent de Ca l’Esgarrifós (Torrente de la Casa lo Espeluznante), un nombre que lo dice todo, y allí aparentemente muere. Pep cruza el torrente y sube sin camino una canal de aspecto poco acogedor y encuentra un camino transversal. Lo reconoce como el camino que encontró hace 20 años. Carles y yo subimos como podemos la misma canal, agarrándonos a ramas, y luego retrocedemos para ver el arranque. Tras bordear el abismo, llega al mismo torrente aguas arriba y Pep reconoce el sitio por dónde bajó. Intentamos buscar caminos al otro lado del torrente, sin demasiado éxito por lo erosionado del terreno y los caminos que han hecho los caballos de la casa rural de Ca l’Agustinet.
El precipicio que bordea el camino, mirando aguas arriba
Y su trazado igualmente precario aguas abajo
Volvemos a bajar al torrente y seguimos el camino, que busca un paso por la roca. Anotamos una posible entrada del camino desde el torrente, cuyo paso abajo había quedado borrado. Aunque erosionado, todavía conserva su categoría, con vistas espectaculares. Doblamos una cresta y el camino entra en el bosque, por donde transcurre muy tapado por la vegetación. Sin embargo, todos coincidimos en que si se limpiara, sería un camino de categoría excepcional. Al final llegamos a un collado encima de la pista que bordea el río Saldes, en la misma cresta donde vi en mi mapa que se había marcado un camino que bajaba al río. Sin embargo, al inspeccionarlo sobre el terreno, resultó no existir, sólo un paso marginal utilizado por animales.
Mientras Carles y yo subimos un camino de arrastrar troncos, Pep baja a la pista para hacer la continuación del camino que subía desde Vilella que habíamos seguido hace dos semanas y nos volvemos a encontrar en el siguiente collado. Subimos hasta un punto despejado con vistas y comemos.
El gorro de Pep con dos agujeros estratégicamente colocados que dan pie a todo tipo de bromas de mal gusto. Al ver la foto, Pep aceptó muy a pesar suyo que había llegado la hora de jubilarlo.
Después de comer, continuamos subiendo. La categoría del camino es indudable. Anotamos colitas, sobre todo una a la izquierda que parece volver hacia Sant Julià de Freixens. Pasamos un grau espectacular y tras un largo flanqueo, nos plantamos delante de la gran casa de El Solà. Ahora sólo quedaría buscar la Ruta de Picasso y volver al coche pero, como aún tenemos bastante tiempo, propongo mirar aquella colita. Volvemos otra vez al grau. “No te sorprendas si tenemos que volver por donde hemos venido”, advierte Pep.
El 'grau' antes de llegar a El Solà
Iniciamos un largo flanqueo, peleando con las zarzas. El camino, aunque tenue, existe y parece que alguien pasa de vez en cuando para limpiarlo. Tras recorrer penosamente 650 metros, pasamos una cresta … y el camino desaparece. Concluimos que es un camino de cazadores. Empujados por los perros, los jabalís correrían por el mismo camino que hemos seguido nosotros hasta salir al descubierto en la cresta, donde les estarían esperando los cazadores.
No queda más remedio que volver, otra vez peleando con las zarzas. Cuando llegamos otra vez al grau, mis brazos son un auténtico mapa de rascadas. “Muéstrame tus brazos”, exijo a Pep. Como sospechaba, no se le ve marca alguna y eso que iba primero, supuestamente abriendo el camino. “Sí que tengo”, protesta Pep, y señala un diminuto roce en un antebrazo. Esas cosas, si no las ves, no las crees.
Vista de Pedraforca pasado el 'grau'
Volvemos a la casa de El Solà. Sale un señor mayor a pasear y nos confirma que era el camino de Vallcebre desde Gisclareny. Seguimos la pista hacia la carretera de Saldes hasta llegar a las marcas de la Ruta de Picasso, que nos llevan certeramente de vuelta al coche.
La gran casa de El Solà con el Cadí detrás
El cansancio de Carles del otro día se ha desvanecido, Pep está feliz por todos los descubrimientos nuevos y a mí no me empezó a molestar el talón hasta el kilómetro 9 cuando normalmente ya me duele tras 5 kilómetros. Hoy, todo el mundo está contento.
Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 10,7 km; 460 metros de desnivel acumulado.
1 comentario:
Dos comentaris:
d'una banda, l'estat del barret del Josep, a banda de deixar un ampli ventall per multiplicitat de bromes és senyal inequívoc que es fica per tot arreu. Ara bé, si el primer comentari és cert, no és menys cert (i cal veure-ho per creure-ho)que si bé la seva indumentària pateix els efectes de les "zarzas" (amb totes les possibles variants) el seu cos sembla el d'un alienigena, tothom surt ben esgarrinxat i ell surt com una rosa tot immaculat, :-)!!
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