Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



miércoles, 10 de septiembre de 2025

5/9/2025 – Regreso a Sant Julià de Cerdanyola

Vinieron dos meses y medio de calor intenso que obligaron a suspender las salidas. Tampoco se pudieron aprovechar unos días anormalmente frescos en julio por las excavaciones. Además, como recordarán mis lectores, en la última salida Pep había jurado no perdonarme nunca por haber pedido consejo a unos jóvenes campistas.

Diplomático nato, Carles decidió tomar cartas en el asunto y mediar una reconciliación. Aprovechó una de las excavaciones para abordar el tema: “No puedes estar enfadado siempre con Steve. Hace 25 años que sois amigos”, empezó. “Nadie es imprescindible”, contestó Pep. “Si no puede tomar en serio nuestro trabajo, mejor que no venga”. “Pero si no viene, ¿quién escribirá sobre nuestras aventuras?”, continuó Carles. “Ni tú ni yo sabemos escribir como él”. “Lo que interesa son los hallazgos históricos y eso ya lo documentamos. A un lector serio, no le interesan los cotilleos. Además, siempre me pinta como el malo del grupo. ¡Es injusto!”, protesta Pep. Pero Carles no renuncia a conseguir que hagamos las paces e insiste. “Pero fuiste tú que le pediste que volviera a escribir el blog, después de un año y medio callado. Y dijiste específicamente que el cotilleo era una parte importante del blog”, argumenta, haciendo referencia a la conversación que tuvo lugar en el coche a principios de mayo.

Esto le hizo recapacitar a Pep. Al cabo de un par de semanas, volvió a hablar con Carles: “Fue muy gordo lo que hizo. Aun me estremezco cuando pienso en ello. Pero le perdonaré si pide perdón”.

Carles no tarda en llamarme. “Te perdonará si te disculpas”. Me lo pienso un poco. “¿Puede ser por WhatsApp?”, pregunto. “Un momento, que se lo pregunto”. Un par de horas después, me llega un mensaje: “Dice que vale, pero tiene que ser una disculpa pública, en el WhatsApp del grupo, no el WhatsApp personal”. Al cabo de poco rato, envío el siguiente mensaje al WhatsApp nuestro: “Lo siento mucho. Me he equivocado. No volverá a ocurrir”, y con esto quedó zanjado el asunto.

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Así que volvemos a ser Pep, Carles y yo. Joan ya no vendrá; lo que le interesaba, ya lo ha hecho y no nos necesita. Y a Pol se le ocurrió ir a correr en la montaña para ponerse cachas para unas oposiciones de Mosso y el resultado fue un esguince de grado II del tobillo izquierdo y rotura parcial de ligamentos. Así que le tocarán unas cuantas semanas de penitencia y mientras tanto, me implora de continuar el blog para poder sentirse partícipe de nuestras salidas, aunque sea desde la distancia.

Henos aquí en el Mikado con un día soleado pero no excesivamente caluroso y surge la pregunta de siempre: “¿Dónde vamos?”. Lo preguntamos a Pere. “Subir a Queralt”, nos dice sin titubear. Es lo único que hace. Finalmente, Carles dice que hace tiempo hizo un camino entre La Pomera y Sobirana en Sant Julià de Cerdanyola con su mujer y le quedaron ganas de volver. “Pues ya lo tenemos”, dice Pep y nos ponemos en marcha. Hace unos 20 años, yo hice un flanqueo por los viñedos encima de La Pomera, temiendo quedar colgado allí arriba sin luz solar pero, por suerte, en el último minuto, encontré un camino que bajaba la Serra del Pou. Todo esto quedó plasmado en mis mapas.

Aparcamos cerca de la bifurcación para ir a la casa de Sobirana. Ante nosotros una cuesta pelada, con incontables bancales de viñedos, y bosque en los dos extremos. Caminamos hacia la casa del Pou, pero antes de llegar, sale una pista y, novedad para mí, esta pista lleva las marcas del GR4. La seguimos y, al entrar en un barranco, las marcas del GR toman un camino a la izquierda. Este es el camino que siguió Carles pero para nosotros es desconocido. En el barranco, vemos una zanja que baja la cuesta. Es un canal que desviaba el agua de escorrentía para poder cultivar la tierra fértil del barranco. Hemos visto otros ejemplos de esta práctica en el pasado en Sant Julià de Cerdanyola.


Bancales en el primer barranco

El camino va enlazando bancales, a veces de un modo algo precario pero al entrar en el bosque cerca de La Pomera, adquiere más categoría. Dejamos un camino que sube la cuesta para la vuelta y continuamos hasta la entrada del camino en la carretera de La Pomera. Evidentemente, se decidió traer el GR por aquí para hacer menos carretera asfaltada, que debe tener más tránsito que antes.

Volvemos para subir el camino que dejamos, que tiene mucha categoría y nos lleva a bancales perdidos en el bosque y unas pilas de piedras muy sospechosas en dos collados. Volvemos a la pista para seguir el camino que marqué de bajada hace 20 años, con miedo de quedar a oscuras. Sigue allí, marcado con rombos amarillos que fueron mi salvación en aquel entonces.

Tras una larga subida, llegamos a una barraca, que también marqué. Mirando la web del inventario de patrimonio de Sant Julià de Cerdanyola, Carles dice que hay unas 8 o 9 barracas en estas cuestas. “Tenemos trabajo aquí para el resto del mes”, dice Pep con satisfacción. Después de tanto tiempo sin subir cuestas, noto el esfuerzo pero me consuelo pensando que la próxima vez, irá mejor. También vigilo la rodilla derecha pero no detecto signos de alarma.


Campos cerca de la barraca

Seguimos subiendo hasta el último collado. Anotamos otro canal para desviar el agua de una vaguada e interminables paredes de piedra seca. Aquí comemos. Ahora solo queda bajar por el camino hasta la carretera de Falgars y, desde allí, seguir la pista de Sobirana y El Pou hasta llegar al coche.


Sobirana


Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 7 km; 325 metros de desnivel acumulado.

 

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