Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



lunes, 24 de febrero de 2020

7-2-2020 – El Glop


Hoy Pep no puede venir. Tiene una reunión MUY IMPORTANTE y su presencia es imprescindible. Nos da carta blanca para ir donde queramos pero mientras estamos tomando el café en el Mikado, ya nos está enviando WhatsApp, preguntando dónde iremos.

Yo había pensado volver otra vez a Sellers. Al inicio del camino al Coll de Llevat de la semana pasada, tuvimos que dejar un camino intrigante que bajaba, pero también había interrogantes hacia La Qüestió y Santa Eugenia. Carles abre su teléfono para contestar a Pep pero por algún despiste, nunca llega a mandar el mensaje.

Aparcamos el coche en la carretera otra vez, cerca de la casa de Sellers. El cielo está tapado, hace frío. “Con lo bien que se está en casa”, pensamos. Y sin Pep y sus comentarios políticamente incorrectos, será una salida muy sosa.

El día empieza con un ambiente invernal

Pero al subir hacia la casa de Sellers, el cielo se empieza a despejar y encaramos el día con más optimismo. Dejamos la casa de lado y seguimos subiendo. Encima de la pista, encontramos un camino transversal, que seguimos un trozo en ambas direcciones. Hacia el sur, empieza a subir, hacia Montclús, pero se acaba perdiendo en la indefinición. Da la impresión que fue una zona para hacer carbón vegetal pero los ciervos también han hecho sus caminos que se acaban difuminando en las cuestas.

Tiramos la toalla y bajamos por un camino muy marcado que nos lleva directamente a la pista encima de la casa. Por lo menos de este camino no hay ninguna duda respecto a su categoría. Vamos siguiendo la pista hasta empalmar con la pista que va a Montclús. Giramos a la izquierda para ir a La Qüestió pero antes de llegar, tenía marcado un camino que pasaba por detrás del Glop, que es el nombre que tiene una especie de cerro delante de la casa de Santa Eugenia. Hace años que lo tengo allí y nunca lo había seguido. Hoy será el día.

Va pasando por el bosque, siguiendo un camino más o menos llano, hasta desembocar al otro lado, bajando una cresta con la gran casa de Santa Eugenia en frente. Aquí damos la vuelta porque en el trayecto, habíamos dejado dos caminos que bajaban hacia el bosque.

Carles busca un ángulo original para su foto en el Torrent de la Pallola

Solo conseguimos seguir uno de ellos porque los desprendimientos de tierra han cortado las comunicaciones entre caminos. Identificamos al menos dos carboneras y dos caminos que cruzaban el Torrent de la Pallola en diferentes puntos, pero en ambos casos acabarían llegando a la casa de Sellers por la pista.

A pesar de los desprendimientos, intuimos una red de carboneras con al menos dos niveles de caminos transversales, conectados por otros caminos en diagonal. Ya es hora de comer y cruzamos el torrente para salir de las sombras y pasar un rato al sol, cerca de la casa de Sellers.

La casa de Sellers, y detrás, con una línea de visión despejada, la gran casa de Santa Eugènia

Mirando la cuesta oscura de la que acabamos de salir, donde no toca nunca el sol, me parece conocer un poco mejor la vida de la joven esposa de la semana anterior. Porque, al salir a la galería por la mañana para regar las plantas, seguro que veía esa cuesta, en aquel entonces mucho más clareada, con unos hilos de humo que subían desde las carboneras y el ruido del hacha mientras el carbonero cortaba la leña.

Vista del Glop desde Sellers

Ya hemos acabado y dejo a mi protagonista, pensando con nostalgia en su vida anterior rodeada de vecinos y bullicio. Ahora, solo nos queda bajar a la pista que bordea el Torrent de Solls y de allí al coche. Al acercarnos a La Pobla de Lillet, por fin volvemos a tener cobertura de móvil y lo primero que entra es un WhatsApp de Pep, enviado en desesperación hacía un par de horas. “¿Que no me decís nada?”, pregunta entre enfadado y dolido. Yo, que soy mala persona, solo le envío uno de esos emoticones de una cara que ríe a carcajadas. Pero Carles, que es demasiado buena persona, cuando llega a casa le envía un mensaje informativo que pone fin a su sufrimiento.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 6,8 km; 450 metros de desnivel acumulado.

No hay comentarios: